Los creadores ven siempre una idea donde pocos puedan verla. Desde 1880, cuando se inventó la bicicleta actual que reemplazó al biciclo, aquel de una gran rueda delantera sobre la que se hacía la fuerza del pedaleo y una pequeña rueda atrás, no hubo grandes cambios en la más básica y simple movilidad sobre ruedas del ser humano.
Probablemente la última innovación de este medio de transporte de dos ruedas haya sido la adopción del motor eléctrico en los últimos años, que no reemplaza al ciclista, sino que lo asiste en momentos de esfuerzo gracias a la energía eléctrica que consiguió por su regenerador vinculado a los mismos pedales.
Pero una bicicleta de una sola rueda no parece ser lógica. Primero por su nombre, donde “bi” es representativo de dos, y después porque si es un vehículo de usa sola rueda, es decir un monociclo, más que medio de transporte, es un vehículo para hacer acrobacias, que es para lo que se los suele utilizar comúnmente. Aquí es donde aparece el creador, el innovador. El que vio en el símbolo del infinito, una posibilidad de pensar una bicicleta completamente disruptiva.
El dueño de la idea es alemán y se llama Stephan Henrich. Lo que imaginó una bicicleta que no tenga ni una rueda circular, ni dos, sino un ocho como modo de moverse gracias al pedaleo. Y su nombre, naturalmente es Infinity.
Para Henrich, la bicicleta Infinity está situada entre la robótica y la arquitectura, sus dos especialidades. Es un vehículo que se mueve gracias a un elemento único, que al mismo tiempo, permite que tenga tracción integral. La bicicleta popular es tracción trasera. El biciclo de antes de 1880 era tracción delantera. La Infinity, al ser una sola rueda de dos puntos de contacto con el piso, es doble tracción.
El proyecto comenzó hace 12 años como una idea a desarrollar. Después de muchos cálculos y rediseños, parece que ha llegado el momento de ser exhibido en escala, a través de una maqueta construida con impresoras 3D. Lo curioso, y es parte fundamental del sistema de propulsión que ha creado Henrich, es que esa rueda no tiene rayos, y en su interior, a través de una cadena, se produce la transmisión de la fuerza motriz generada por el pedaleo, aunque bien podría ser también la de un motor eléctrico.
“Este mono-neumático es impulsado por una plato central, donde engrana con los pedales mediante una cadena, y que obtiene su fuerza ayudado por un sistema de cambios de ocho velocidades”, ha dicho el inventor alemán.
La bicicleta Infinity es ideal para superficies planas y suaves, ya que por su concepto, llevarla a terrenos irregulares podría hacer que pierda rigidez en esas zonas en las que la mono-llanta no tiene vinculación alguna con la mecánica. Además, esas zonas de las ruedas, funcionan como una amortiguación o una especie de suspensión para hacer más confortable el andar.
Lo que nadie comprende y es un poco misterioso en verdad, es cómo conseguirá Henrich, que su única rueda con forma de infinito, tenga dirección. ¿Será elástica? ¿Tendrá un pivote central? Su creador asegura que dobla perfectamente en ambas direcciones, y que ya llegará el momento de develar el misterio. A simple vista, no parece una tarea sencilla.
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