Una de las grandes problemáticas que tiene el hidrógeno para poder usarse como combustible de la nueva movilidad sustentable, es el transporte y almacenamiento. Al ser mucho menos denso que el gas natural, el hidrógeno debe comprimirse mucho más para ser depositado en los recipientes desde los cuales se pueda extraer para generar combustión directa o para alimentar las pilas de combustible que muevan un motor eléctrico.
Toyota es una de las pocas fábricas que insiste en el uso del hidrógeno para movilidad personal en autos medianos, mientras otras manufactureras de la industria, han preferido aplicar este combustible tan abundante en el planeta, pero para movilizar vehículos de transporte, tanto mediano como pesado.
El Toyota Mirai es el vehículo que se comercializa para uso particular, con la tecnología de celdas alimentadas por pilas de hidrógeno, pero siguiendo la idea conceptual de Akio Toyoda, CEO de Toyota Motor Corporation, e impulsor constante del concepto de no acusar al motor de combustión interna de la emisión de gases de efecto invernadero, sino al dióxido de carbono, la inyección de hidrógeno gaseoso a alta presión en la cámara de combustión de los motores a explosión actuales, es un proyecto que sigue en desarrollo.
Para ello, la evolución de los materiales y diseños de los depósitos para almacenar el hidrógeno dentro de un automóvil, y para transportarlos hasta las estaciones de recarga o en medios de transporte pesado, son una preocupación constante.
El último desarrollo que han terminado se trata un módulo compuesto de varios tanques de resina de alta presión, capaces de cargar hidrógeno a una presión de 700 BAR o 70 MPa (megapascales), que se está presentando esta misma semana en FC EXPO, la exposición más grande del mundo especializada en hidrógeno y pilas de combustible, que se celebra en el Tokio Big Sight, de la capital japonesa.
Estos módulos están utilizando la tecnología aplicada a los tanques que ya están equipando al Mirai, y que han dado un excelente resultado, tanto en seguridad como en calidad del material y respuesta ante el gas y su presión de almacenamiento. Además tienen un detector de hidrógeno y un dispositivo de apagado automático. Estos depósitos de hidrógeno de resina a alta presión están recibiendo numerosas solicitudes para su uso en los sectores como el ferrocarril, la navegación y manipulación de cargas pesadas en los puertos, pero como todavía está en proceso de evaluación y test, no se pueden producir en serie para que comience a ser una nueva forma de propulsión homologada.
Paralelamente, este año continuará la participación en las competencias de Endurance como el Super Taikyu en Suzuka, donde Toyota volverá a poner en carrera un vehículo impulsado por hidrógeno inyectado directamente al motor de combustión interna, mientras comenzará a buscar nuevos socios comerciales para llevar a cabo más pruebas de verificación, ya que mantienen la premisa de expandir aún más el uso del hidrógeno.
En esta carrera, el automóvil también estará equipado con los nuevos depósitos de resina de alta presión para almacenar el hidrógeno, así como también en el camión que provea de las cargas del gas que necesita en los repostajes.
Todas estas pruebas persiguen dar mayor seguridad para el uso del hidrógeno. Una vez completada esta fase y desarrollados los elementos que faciliten su implementación, Toyota estará indudablemente un paso más delante que el resto de la industria en la explotación de este elemento completamente natural y democrático como modo de propulsión del hombre.
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