Uno de los grandes aportes que ha hecho la saga de la película Cars, estrenada por Disney-Pixar en 2006, fue darle personalidad a los autos de carrera como nunca antes había ocurrido. Tal vez con Cupido Motorizado hubo algún atisbo, pero allí, el auto interactuaba con las personas reales, no era un mundo de autos.
Con Cars, la temática fue distinta. Las películas contaban las historias de los autos en un mundo donde sólo había autos, no habías seres humanos. Y aunque parezca mentira, le abrió los ojos a muchos actores del mundo de las carreras, mostrando cuál es la gran dificultad que tiene el automovilismo para hacer trascender a sus figuras: que van dentro de un auto, con un casco, es decir que los aficionados no los ven. Desde entonces, todas las categorías de automovilismo mundial comprendieron la necesidad de darle más visibilidad a sus deportistas.
El mejor ejemplo probablemente sea “Drive to Survive”, la serie de Netflix referida al mundo de la Fórmula 1, cuya cuarta temporada se acaba de estrenar el viernes pasado, y en la cual, más allá de los autos y las carreras, lo que se intenta mostrar y contar, es lo que ocurre con los protagonistas, sus emociones, sus victorias y sus derrotas. Y el éxito ha sido tal, que el aporte de ficción que al comienzo era muy criticado, ya es aceptado como un modo de resaltar eso que genera empatía entre el personaje y el observador.
Esa tendencia nació con Cars, aunque aquella película inicial de Disney-Pixar estaba referida al mundo de Nascar, que no son otra cosa que las carreras de Stock Car, las más populares del automovilismo norteamericano. El protagonista era el Rayo McQueen, un auto de carreras muy famoso y egocéntrico, que se perdía de regreso de una competencia al caer de su camión, y llegaba a un pueblo casi abandonado llamado Radiator Springs, donde conocía, entre otros personajes, a Sally Carrera, una bella cupé Porsche 911 Carrera de la que se enamoraba perdidamente.
Ante la invasión de Rusia a Ucrania, muchas compañías han realizado acciones benéficas o donaciones directas, para intentar colaborar con la logística de atender, cuidar y acompañar a las víctimas de este conflicto bélico que ya entró en su tercera semana de desarrollo.
Una de las ideas ha sido la de darle vida a ese personaje, Sally, construyendo un auto único, que por supuesto no tendrá vida propia, pero representará del mejor modo posible ese personaje femenino de Cars. El auto en el que se basaron en 2006 era un Porsche 911 Carrera 996 de 2002, pero ahora harán la recreación sobre la última versión del clásico modelo alemán, un Porsche 992, que pintarán con el azul Sally, le colocarán llantas similares a las del modelo de la película y los logos que tenía, y que eran parte del personaje de ficción. No podrá tener ojos en el parabrisas, pero quizás podría tenerlos en los faros, al respecto, hay algunas ideas interesantes generadas externamente como la que se ve en esta nota.
El trabajo está a cargo de Style Porsche, en Weissach y Porsche Exclusive Manufaktur, en Zuffenhausen, y cuenta con la ayuda de un pequeño equipo de Pixar Animation Studios. Será un one-off, es decir, un modelo único, por el que se espera recaudar mucho dinero en una subasta que realizará RM Sotheby’s. Además, el auto no estará solo, el lote comprende el Porsche Sally y un exclusivo reloj pulsera, también de una sola pieza, concebido por Porsche Design.
Lo recaudado con la venta del auto se donará a ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que lo destinará a contribuir con los afectados por el conflicto en Ucrania, especialmente en los niños.
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