Periódicamente, es bueno hacer el ejercicio de plantearse si todas las cosas que se suelen dar como certezas, lo siguen siendo. Especialmente en un mundo en el que la tecnología por un lado, y la evolución de algunas conductas sociales por otro, hacen que el escenario también se modifique con mucha más frecuencia que antes.
En el mundo de los autos, existe una vieja idea que suele darse por segura e incuestionable, y es que “las carreras son el banco de pruebas de tecnología que luego se aplica a los usuarios para mejorar su vida cotidiana”. Pero la realidad es que el actual, precisamente ya no es el mismo escenario de hace 30 o 40 años, porque en busca de frenar la escalada de costos, los reglamentos técnicos de las principales categorías mundiales han limitado la inventiva y el desarrollo.
Por si eso no bastara, la llegada de los autos eléctricos y el desembarco de la Inteligencia Artificial aplicada a los vehículos autónomos, alejaron más aún al auto de carreras de un auto de calle, ya que la tendencia mundial de la movilidad personal, tiene características casi opuestas a lo que representa un automóvil de competición. El confort, la conectividad, y los dispositivos digitales, por ejemplo, son cosas que no se ven en las pistas de carreras. Así que se podría decir que cada vez hay menos soluciones que provengan de las competencias para ser luego trasladadas a los automóviles de calle.
Sin embargo, como nunca hay que subestimar a la tecnología, donde menos se espera, aparece un desarrollo que sorprende y devuelve esa esencia a las competencias automovilísticas como bancos de pruebas.
El lugar donde apareció es en Australia, la tecnología la aportó Williams Advanced Engineering (WAE), una compañía de tecnología que nació como un apéndice del equipo Williams Grand Prix de Fórmula 1, y el desarrollo se aplicará a un tren de cargas. Toda una sorpresa por el lugar, el actor y el vehículo.
En enero de este año, la compañía minera australiana Fortescue Future Industries (FFI), concretó la compra de WAE, y apenas un par de meses más tarde, acaba de anunciar el primer proyecto que ambas compañías pondrán en funcionamiento conjuntamente.
Se trata de la creación del primer tren cero emisiones del mundo llamado “Infinit train” (tren infinito), que no es otra cosa que un tren eléctrico que cargará su batería artificialmente solo una vez, porque luego podrá funcionar gracias a regeneración total de energía eléctrica con su propio desplazamiento por las vías. Esto será posible debido a que el tren utilizará la energía gravitatoria para recargar completamente su batería aprovechando los tramos de bajada de un recorrido determinado.
La compañía anunció que invertirá alrededor de 50 millones de dólares durante los próximos dos años, para hacer estudios tecnológicos y de costos de desarrollo para el “Tren Infinito”.
“Este tren no solo acelerará la carrera de FFI para alcanzar cero emisiones netas para 2030, sino que también reducirá nuestros costos operativos, creará eficiencias de mantenimiento y oportunidades de productividad”, dijo Dr. Andrew Forrest, fundador y Presidente de Fortescue Future Industries.
“El ‘Infinity Train’ tiene la capacidad de ser la locomotora eléctrica a batería más eficiente del mundo. La regeneración de electricidad en las secciones cuesta abajo eliminará la necesidad de instalar una infraestructura de recarga y generación de energía renovable, lo que la convierte en una solución eficiente de capital para eliminar el diésel y las emisiones de nuestras operaciones ferroviarias”, agregó Elizabeth Gaines, CEO de FFI.
Claro que para que esta tecnología pueda aplicarse, la topografía lo debe permitir. No en cualquier sitio podría ser útil. En este caso, el tramo sobre el que se planea implementar el “Infinity Train” tiene una longitud total de 620 km, que van desde la zona de explotación minera que tiene la corporación en las montañas australianas hasta la costa. A lo largo de ese recorrido, han una gran cantidad de prolongados desniveles que favorecerán el sistema de recarga regenerativa del tren.
Así, los trenes que transportan unas 40 toneladas de hierro, podrán utilizar el viaje de ida, cuando tienen todo ese peso en los vagones, para generar la carga de las baterías, de modo que una vez que estén en el lugar de destino, esa energía eléctrica le permita a cada formación, regresar vacía hasta la zona de explotación minera, sin tener que cargar artificialmente sus acumuladores.
La regeneración de energía es una tecnología que se ha desarrollado notablemente desde 2014 en la Fórmula 1, cuando se incorporaron los motores híbridos, en los cuales se complementa cada día con mayor proporción, la potencia del motor de combustión interna con la de un motor eléctrico que cargan sus regeneradores dinámicos.
Esa tecnología se ha volcado a los autos eléctricos actuales, en los que con las mismas bieletas detrás del volante con las que se hacen los cambios de marcha de los autos convencionales, se decide el nivel de regeneración que se desee aplicar para frenar el automóvil en el tránsito cotidiano sin presionar los frenos.
En el Audi e-tron que Infobae tuvo posibilidad de probar, con la paleta que está detrás del volante del lado izquierdo, se recarga un 25% en el primer punto o un 50% en el segundo, mientras que con la paleta del lado derecho, se baja la recarga de 50% a 25%, o de 25% a 0% si se desea.
La tecnología de los autos de carrera, pasó a los autos de calle, y de ahí ahora a los trenes de carga. Los amantes de las competencias automovilísticas están de parabienes.
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