Si bien existen proyectos de aviones eléctricos que están dando sus primeros pasos para aeronaves de bajo y mediano porte y para distancias relativamente cortas, uno de los ítems más señalados de los ambientalistas de todo el mundo siempre es el avión a reacción, que quema toneladas de combustible fósil en los cielos de todo el planeta, y parece no poder reemplazar tan fácilmente ese combustible que genera gases de efecto invernadero.
De hecho, un proyecto ambientalista del gobierno francés conocido a mitad de 2021, apunta a que en los lugares o distancias intracontinentales en los que haya un tren eléctrico que haga la misma ruta, se prohibiría el tramo aéreo equivalente, como un modo de reducir al mínimo posible el tránsito de aviones de pasajeros.
Claro que esta medida puede ser replicada por muchos países, con lo que la industria aeronáutica se vería en grande aprietos, porque muchas veces son esas rutas cortas, las que más frecuencias tienen, y que de algún modo sostienen otras rutas más costosas y con menores viajantes.
Si es un problema para las líneas aéreas, terminará siéndolo también para los fabricantes de aviones, por lo tanto todos ellos están empeñados en buscar soluciones amigables para el medioambiente a mediano plazo.
Airbus, una de las principales compañías del mundo, acaba de presentar su proyecto ZEROe, para impulsar los aviones con hidrógeno, aunque no con pilas de combustible de hidrógeno como ya es aplicado en proyectos de transporte pesado, como camiones, trenes, barcos.
Recientemente han mostrado tres distintos tipos de avión propulsados con hidrógeno, sin dar detalles acerca de si se quedarán finalmente con uno de los conceptos o desarrollarán todos ellos:
Hay un avión a turbina, destinado a transportar de 120 a 200 pasajeros en distancias de unos 3.700 kilómetros. Este es un tipo de avión es apto para todos los destinos continentales, y no para vuelos trasatlánticos. La aeronave es un poco más reducido en su tamaño respecto al actual A320neo, pero desarrolla unos 800 km/h.
Otro de los aviones tiene propulsión de turbohélice pero para transportar hasta 100 pasajeros en rutas cortas, con una velocidad aproximada de 600 km/h. Ambos diseños son impulsados por turbinas de gas modificadas, complementadas por un motor eléctrico híbrido alimentado por celdas de combustible. Su aspecto es el de un avión convencional.
Finalmente, hay también un modelo completamente disruptivo, distinto a lo conocido en la industria. Se trata de un avión con una sola ala compacta fusionada con el fuselaje. Lo llaman “Cuerpo de Ala Fusionada” o Blended Wing Body. En este proyecto, las alas y el cuerpo del avión forman una unidad aerodinámica continua. Esta configuración, presentada recientemente por KLM y la Universidad Técnica de Delft con su concepto de Flying V, tiene un futuro prometedor.
Pero la gran novedad es, sin dudas, que Airbus no usará la tecnología de células de hidrógeno o pilas de combustible. En cambio, afirman que trabajarán con una compañía llamada CFM International — una alianza al cincuenta por ciento entre General Electric y Safran Aircraft Engines — para modificar “el quemador, el sistema de combustible y el sistema de control de un turbohélice GE Passport para funcionar con hidrógeno”.
La multinacional europea informó que el motor se está ensamblando en los Estados Unidos y fue seleccionado para este programa debido a su tamaño físico, maquinaria turbo avanzada y capacidad de flujo de combustible. Según anuncian, los vuelos con aeronaves propulsadas por hidrógeno, podrían comenzar ya en 2026.
SEGUIR LEYENDO