Quién haga la prueba y coloque Ursula von der Leyen en su buscador de internet, encontrará cientos de enlaces a notas relacionadas con las duras sanciones que la Comisión Europea propone aplicar a Rusia, a partir de los ataques a Ucrania desatados en las últimas 48 horas, y que tienen en vilo al mundo entero.
Lo urgente arrasa sobre lo importante, y en este escenario bélico, para la Presidenta de la Comisión Europea, otros temas deberán esperar. Y es lógico. Pero cuando sea posible retomar la agenda, esta mujer de 63 años que expresa con un gesto adusto su parecer y defiende férreamente sus ideas y proyectos, tendrá que librar una batalla política que no parece sencilla.
Cuando el 14 de julio de 2021, presentó en Bruselas el plan Fit for 55 para la descarbonización del medioambiente, y entre los plazos estableció que para 2050 quieren un continente cero emisiones, y para 2035 pretenden que la industria automotriz descarte definitivamente los motores de combustión interna, las alarmas empezaron a sonar en muchas compañías.
Aunque falten todavía 13 años, para una industria que produce desde comienzos del siglo pasado bajo un sistema y un método, tirar buena parte de todo lo conocido y desarrollado a la basura puede tener más de un impacto. El económico, por supuesto, pero también el social. La reconversión a vehículos únicamente eléctricos, afectará tarde o temprano hasta la estructura de las ciudades que viven de esta actividad, y el desarraigo es un enemigo silencioso de la felicidad para la mayoría de las personas.
Los primeros en expresar que no estaban completamente seguros que fuera ese el camino, fueron los franceses y los checos, porque ambos países tienen una industria automotriz grande que ocupa muchísima mano de obra, no solo en las fábricas de autos en sí mismas, sino en industria anexas, que proveen a las grandes productoras de autos.
Desde afuera del continente, el CEO y Presidente de Toyota Motor Corporation, Akio Toyoda, probablemente haya sido quién más visible hizo su descontento con la medida, al señalar en varias oportunidades que el enemigo del medioambiente es el dióxido de carbono, y no los motores de combustión interna. Su idea, expresada con un desarrollo concreto como el motor de combustión interna alimentado por hidrógeno gaseoso que compitió con éxito en una carrera de 24 horas en Japón, es que hay que encontrar el modo de fabricar combustibles verdes que permitan mantener los motores a explosión, pero con emisiones no contaminantes que salgan de sus escapes.
En Alemania, hace algunos meses, Hubert Aiwanger, Ministro de Economía del estado de Baviera, donde están instaladas nada menos que Porsche y Audi, expresó su preocupación porque son 13 millones de habitantes los que viven en el segundo estado más grande de Alemania, que tiene una de sus grandes inversiones puestas al servicio de la industria automotriz. “Baviera no debe ser el segundo Detroit”, dijo para graficar la situación que se podría presentar.
Ahora parece que la preocupación llegó más arriba, aunque tuvo una forma extraña de ser expuesta. El nuevo Ministro Federal de Transporte alemán, Volker Wissing, había empezado el año diciendo que la electromovilidad era el único tipo alternativo de transporte para el futuro, pero fue tan duramente criticado por varios actores de la industria automotriz, que tuvo que retroceder sobre sus pasos, cambiar sus dichos y decir ahora que los combustibles sintéticos y los automóviles híbridos deben ser parte de la solución a descarbonizar el medioambiente.
“Queremos que los motores de combustión sigan siendo una opción, si funcionan exclusivamente con combustibles sintéticos”, dijo el ministro alemán en una nota reproducida por Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ).
“Además de los coches eléctricos, los híbridos enchufables también serán subvencionados con cuantiosas sumas al menos este año. Dado que los vehículos totalmente eléctricos actualmente solo están disponibles de forma limitada, tiene sentido considerar también los vehículos híbridos”, señaló. Y para completar el panorama, al referirse a los e-fuels, combustibles de laboratorio que no utilizan derivados del petróleo, dijo que “es extremadamente importante que permanezcamos abiertos a la tecnología”, confirmando que se acordó que los motores de combustión continuarían homologándose después de 2035, siempre que no provoquen emisiones de CO2.
No será sencillo resolver el tema. Si los combustible sintéticos y el hidrógeno gaseoso pueden contribuir a mantener funcionando los más de dos billones de autos de motores de combustión interna que circulan en el mundo, será una solución que no solo beneficiará a la industria, sino a todos los que viven de sus productos, los autos. Entre ellos, los nobles talleres mecánicos.
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