Cuando a las personas en general se les habla de un auto híbrido, se les está hablando de autos ecológicos, ya que, además de un motor de combustión interna tienen un motor eléctrico y una batería, gracias a lo cual reducen las emisiones contaminantes que emitirían si solo tuviera el impulsor de combustible derivado del petróleo.
Los híbridos se diferencian en enchufables y no enchufables. Los enchufables, como lo dice su nombre, cargan su batería conectando el auto a la red eléctrica. Los no enchufables, producen energía eléctrica a través de un regenerador que funciona a partir de la fricción de las ruedas y el sistema de frenos.
Pero el concepto de auto ecológico de los híbridos, si bien es real porque al alternar consumo de combustible fósil con electricidad se emiten menos gases de efecto invernadero a la atmósfera, su verdadero beneficio no es tan alto como el que se creía.
Hace apenas unas semanas, el cantón suizo de Valais decidió quitar todos los subsidios estatales para la compra de autos híbridos enchufables, por considerar una estafa la información que se publica respecto a su consumo. La decisión se basó en el resultado arrojado por un estudio que ellos mismos encargaron a una consultora en su propio territorio, y en el que quedó plasmado en números, que ese consumo declarado no contemplaba el uso que los propietarios de los autos hacen del motor eléctrico de sus híbridos enchufables, ya que al verificar que muchos no recargaban las baterías durante la noche, al día siguiente solo se trasladaban a través del motor térmico, y en ese caso, las emisiones son mayores, porque un auto dotado de dos motores y una batería, pesa más que uno convencional, y por lo tanto, consume más combustible derivado del petróleo para moverse.
Esa alerta lanzada desde Suiza, ha generado tanto revuelo, que ahora la Comisión Europea está decidiendo que los autos híbridos enchufables no deberán clasificarse como “verdes” por el solo hecho de tener un motor eléctrico, sino que se debería pasar por una nueva clasificación según la cantidad de kilómetros que sean capaces de recorrer únicamente con electricidad.
Actualmente, si se hiciera una clasificación de ese tipo, se encontrarían en el mercado distintos niveles de autonomía eléctrica, aunque en general, la mayoría de los autos pueden recorrer entre 50 y 70 kilómetros sin emisiones contaminantes. Es cierto que el promedio de uso urbano de un auto para una familia tipo no supera los 50 kilómetros por día entre salir de casa para ir a trabajar o a llevar a los hijos al colegio y hacer el mismo trayecto de regreso, pero también es cierto que una vez agotada esa carga, el consumo de combustible es mayor por lo explicado anteriormente.
La cuestión se comenzará a tratar este próximo 9 de febrero, cuando se reúna el Motor Vehicle Working Group de la Comisión Europea, y se espera que quizás desde 2025 se produzca esta reclasificación de los híbridos enchufables, y no los híbridos en general, ya que los no enchufables se cargan solos y no dependen del usuario y su voluntad de hacerlo. Pero si se determina que los enchufables no tienen las características adecuadas para ser declarados autos ecológicos, perderían los beneficios que tienen tanto fabricantes como usuarios a nivel impositivo, Si esto ocurre, se podría producir un rápido éxodo de esa tecnología por parte de los fabricantes, que pasarían a producir autos únicamente eléctricos.
Pero por otro lado, este cambio de clasificación podría tener consecuencias jurídicas porque los usuarios podrían sentirse estafados en su buena fe, lo que podría convertirse en un “tsumani” de demandas judiciales contra los fabricantes, pero contra los gobiernos también.
Los cambios de paradigma tienen estas cosas y muchas veces los pasos intermedios son traumáticos también. Quizás la solución podría estar en adecuar los híbridos a eléctricos, y eso, aunque técnicamente sería posible, podría ser también sumamente costoso. El problema es quién debería pagarlo…
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