Para los fanáticos de la Fórmula 1, nombrar a Gordon Murray es hablar de palabras mayores. Para los fanáticos argentinos, tiene además una connotación especial, pero ambivalente a la vez. Gordon Murray fue el creador del concepto “Lowline” (línea baja) con el que se desarrolló el McLaren MP4/4, aquel que ganó 15 de las 16 carreras de 1988, y que coronó por primera vez campeón a Ayrton Senna.
Pero 15 años antes, apenas en su segunda creación como proyectista integral de Fórmula 1 para el equipo Brabham, había concebido un auto que marcó a fuego la historia de Carlos Alberto Reutemann. El Brabham BT44, aquel que se quedó con el Gran Premio de Argentina de 1974, y después ganó tres carreras ese mismo año, y cuya evolución, el BT44B, le permitió a Lole terminar tercero en el Campeonato Mundial de conductores de 1975 con la recordada victoria en Nürburgring, nada menos.
Pero Murray, así como le dio ilusión a los argentinos, se las quitó poco después, y por eso la ambivalencia. En 1981, creador de la suspensión hidroneumática del Brabham BT49, permitió que Nelson Piquet le gane el campeonato a Reutemann, en buena ley, porque ese invento no fue otra cosa que una genialidad suya que luego todos copiaron hasta que la FIA la prohibió para 1982.
Murray nació en Durban, esa ciudad de playa sudafricana donde la creatividad y el crisol de razas es una constante. En Durban se hablan unos 20 dialectos, además de inglés, africaáns y el idioma nativo de los Zulú. Su padre fue corredor de motos, devenido luego en preparador. Estudió Ingeniería mecánica en la Universidad Tecnológica de Durban y creó su primer auto de carreras en 1967, con el que corrió en el South African National Class por dos años también como piloto. Lo llamó IGM T1 Ford, sigla que significa Ian Gordon Murray, su nombre completo.
Desde su llegada a Inglaterra para entrar como ingeniero en Lotus, pero rápidamente aceptar un lugar en Brabham, la vida de Gordon Murray estuvo signada por las ideas innovadoras. Fue él quien creó el famoso Brabham ventilador en 1978, que corrió solo una carrera en Suecia antes de ser prohibido; y la ganó con Niki Lauda al volante.
Pero una vez terminado su ciclo en las pistas, hizo los McLaren de calle también, hasta retirarse y crear su propia empresa: Gordon Murray Automotive.
En agosto de 2020 presentó su primer superauto, el GMA T.50, heredero natural de los McLaren no solo por su línea, sino por concepto, con el sello inconfundible del sudafricano. Un auto dotado de un motor V12 de 4 litros y 672 CV, capaz de llegar a las 12.100 RPM para lograr esa potencia, y puesto sobre un auto con aerodinámica activa y un peso total inferior a los 1.000 Kg, gracias a ser un monocasco de fibra de carbono con carrocería de ese mismo compuesto.
Se vendieron todos los vehículos de edición limitada que proyectó construir, y que aún están en producción, así que este 27 de enero, apenas un año y medio después, Murray presentó su segundo súper auto llamado GMA T.33. Un vehículo con el que pretende entregar un producto menos extremo, aunque igualmente especial.
El motor del GMA T.33 es también el Cosworth V12 de 3.9 litros, aunque su potencia está limitada a 615 CV y su régimen máximo a 11.000 RPM. Pero tiene una particularidad técnica que lo hace especial para su creador, y por lo tanto, distintivo de otros superautos.
El T.33 tiene la toma de aire unida directamente al motor e independiente de la carrocería, a pesar de tener que atravesar la misma para salir como un periscopio por el techo. Esto permite que las mariposas de admisión se encuentren dentro de esa caja de aire, alimentando de forma separada cada tapa de los cilindros, y es la responsable de la impresionante curva de torque del motor, nada menos que 451 Nm a 9.000 RPM, pero con entrega del 75% a partir de 2.500 rpm y al menos el 90% de 4.500 a 10.500 vueltas.
La transmisión es otra de las joyas del auto. Tiene una caja de 6 velocidades con cambio de marchas manual o la opción de un sistema secuencial instantáneo llamado IGS (Instant Gear Shift), con levas en el volante. Según Murray, es el cambio de marchas más rápido del mundo ya que el IGS es un sistema con un preselector, que tiene siempre la siguiente marcha ya en posición antes de ser seleccionada.
Dos nuevas diferencias respecto al T.50, son su posición de manejo y su aerodinámica. Mientras el hermano mayor tiene la posición del conductor en el centro del habitáculo, el T.33 tiene una cabina convencional de dos butacas. En ese interior, no hay pantallas táctiles sino botones, y un tablero de mandos bastante convencional, completamente hecho en fibra de carbono. En cuanto al tratamiento del aire, mientras el T.50 tenía alas y spoilers móviles y un ventilador que emulaba aquel concepto del BT46B de Fórmula 1, el T.33 no muestra esa hélice trasera sino un enorme difusor que desnuda un efecto suelo de gran protagonismo. Su ala trasera también sale desde dentro de su carrocería, especialmente para contribuir a un mejor frenado extremo.
El auto tendrá una edición limitada de 100 unidades y un precio de 1.6 millones de euros. Se comenzará a entregar a sus propietarios en 2024.
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