La descarbonización de la industria automotriz será probablemente el mayor cambio desde que existe el auto como medio de trasporte, hace más de 130 años. Las urgencias ambientales se chocan contra un mundo que funciona en el sentido contrario. Y detener ese funcionamiento y cambiar su dirección, puede traer graves consecuencias sociales si no se hace metódicamente y dando un paso a la vez, contemplando la ganancia y la pérdida de cada movimiento.
Desde que la Comisión Europea se propuso reducir la huella de carbono un 55% para 2030 a través del ya famoso plan “Fit for 55″, las políticas individuales de los países de la Unión Europea, la de los que no están dentro de ella y la de los fabricantes de automóviles, quienes no deberían producir más autos con motor de combustión interna desde 2035, ha mostrado muchas realidades, y todas parecen tener su argumentación.
Alemania decidió eliminar los reactores nucleares como forma de generar electricidad, mientras Francia lanza un programa de ampliación de esa tecnología para dar sustento a la demanda.
La Comisión Europea había dejado afuera de la lista a la energía nuclear, al momento de clasificar los distintos tipos de energía que se consideraban “verdes” apenas en abril de 2021, y ahora la quieren reincorporar, al menos hasta 2045.
Pero simultáneamente, Alemania también quiere incluir a los autos híbridos enchufables como parte de los vehículos sustentables, cuando hasta apenas unos meses, esos autos eran contaminantes, como efectivamente lo son. En el plan del gobierno de Angela Merkel, el objetivo era llegar a 14 millones de autos completamente eléctricos para 2030. Pero ya antes de asumir en noviembre pasado, el nuevo gobierno había planteado que planeaban tener 15 millones de autos eléctricos para para esa fecha. Sin embargo, ahora han decidido que para llegar a ese número, se computarán también los híbridos enchufables, según ha informado el Ministerio de Transporte germano.
“Queremos vehículos de propulsión eléctrica. Por supuesto, los híbridos enchufables también contribuyen a ello”, dijo el mismísimo Ministro de Transporte, Volker Wissing, durante una conferencia que divulga la agencia Reuters.
Y aquí nace una nueva controversia, ya que los híbridos son, en esencia, autos que contaminan menos por el hecho de tener un motor eléctrico asociado al motor térmico. Y aunque muchos creen que deberían tener más apoyo e impulso en beneficios fiscales o incentivos por ser parte de la transición hacia autos completamente neutros de emisiones, desde varios sectores ecologistas se los cuestiona por ser al menos tan perjudiciales como sus equivalentes de combustible fósil.
El foco se pone justamente en los híbridos enchufables, y el argumento dice que tienen baja frecuencia de recarga, es decir que se los utiliza mucho menos en modo eléctrico de lo que podría hacerse, además de ser más pesados por su concepción misma, por lo cual consumen más combustible cuando la batería no está cargada.
Algo de eso parecen haber detectado apenas a 600 km de la frontera sur de Alemania. Allí, el Cantón suizo de Valais, ha decidido que quitará todos los subsidios a los autos híbridos enchufables, por considerar que son una estafa. Los suizos encargaron un estudio comparativo entre híbridos enchufables y autos con motores térmicos, que se extendió por tres meses en los propios caminos de su provincia, y comprobaron que las emisiones de los híbridos enchufables son mayores a las declaradas por sus fabricantes, pero además, no son significativamente menores que las de los autos convencionales, por lo que no los consideran vehículos ecológicos. Esa prueba no se hizo técnicamente con especialistas, sino tomando muestras de autos que se utilizan en la vida cotidiana y con el uso que cada persona decida hacer de ellos. Entonces, es posible que esa diferencia entre los números declarados por los fabricantes y el medido por el estudio, tenga sentido, si los usuarios no aprovechan el 100% de las posibilidades medioambientales que los autos pueden brindar.
Los híbridos enchufables son fuertemente apoyados también por Francia, que ya se ha pronunciado a favor de permitir que se sigan fabricando más allá de 2035. Si se considera que Francia y Alemania son los dos países con mayor cantidad de industria automotriz europea, no sería extraño que los planes de la Comisión Europea se vean comprometidos.
Y todo eso sin considerar el hidrógeno y los combustibles sintéticos, porque ambas formas de combustión se podrían seguir generando en motores de combustión interna, pero sin emitir gases de efecto invernadero por los escapes.
Como en las mejores películas, nunca mejor dicha la famosa frase de “Esta historia, continuará…”
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