Uno de los mayores adelantos de la seguridad en el automóvil después de la invención del cinturón de seguridad y el air-bag han sido los sistemas de asistencia electrónica que brindan los dispositivos como el ABS y el control de estabilidad. Sin ellos, controlar un auto en circunstancias críticas es mucho más difícil. De hecho, son estos sistemas los que evitan muchas veces el impacto.
Pero una vez que se desarrollaron suficientemente, la Inteligencia Artificial brindó un avance más, al crear modos de alertar a los conductores acerca de la presencia de otros vehículos en la cercanía y de una conducción errática del propio auto. Estos sistemas, conocidos como ADAS, son los que permiten que el auto no se desvíe del carril, o que el conductor sepa que tiene un auto en su punto ciego, y hasta permiten que el vehículo en el que están instalados, frene a cero si detecta un obstáculo adelante y su conductor no reacciona a tiempo.
Sin embargo, a partir de la crisis sanitaria del COVID-19 en 2020 y de los movimientos ambientalistas desde algunos años antes, el uso del automóvil como medio de transporte particular está empezando a tener fuerte competencia en las bicicletas.
Expertos en movilidad aseguran que el transporte personal del futuro no es ni el auto eléctrico ni el vehículo autónomo, sino la bicicleta. Y desde que existen las bicicletas eléctricas, que no evitan el trabajo de pedalear, sino que lo exigen para después usar esa energía eléctrica acumulada para momentos determinados o seleccionados por el ciclista, se ha incrementado más aún el uso de las dos ruedas de tracción a sangre en todo el mundo.
Pero las bicicletas siguen teniendo el problema de seguridad que no pueden resolver, que al igual que las motos, significa estar expuestos a sus usuarios, no solo porque deben ir en equilibrio constante sino ante caídas o impactos. Compartir las calles con los automóviles, buses, camiones o incluso con motocicletas, ponen en desventaja a los ciclistas, siempre.
La empresa StreetLogic se ha propuesto desarrollar un sistema de asistencia al ciclista, que permita darle algunas ayudas para desenvolverse en el tránsito y así mejorar la seguridad activa.
Es un sistema de cámaras que se instalan una en la parte delantera y otra en la trasera de la bicicleta y requiere de un teléfono celular que cumpla la función de pantalla en la cual visualizar las indicaciones que se generan gracias a esas cámaras.
El software corre completamente en una aplicación descargada en el teléfono, en el cual se analizan las imágenes que rastrean el entorno y calculan sus posibles movimientos. Así se consiguen dar alertas tempranas al conductor de la bicicleta, tanto auditivas como visuales en la pantalla del teléfono. Además, el sistema se conecta entre las cámaras y el teléfono inteligente, por lo que no hace falta conexión a ninguna red de internet ni tampoco es necesaria la geolocalización GPS.
Es un sistema sencillo en cuanto a su funcionamiento, aunque tiene la necesidad de ser alimentado eléctricamente, por lo que en esta primera etapa se adapta perfectamente a las bicicletas eléctricas, que ya disponen por su naturaleza de una fuente de energía, la misma que hace funcionar su motor eléctrico de asistencia al ciclista.
Sin embargo, con solo adoptar una fuente de electricidad precargada como una batería chica, el StreetLogic podría funcionar a la perfección en una bicicleta normal, e incluso si se desarrollara un sistema de dínamo que regenere energía cinética de los pedales a un acumulador, perfectamente se podría incluso mantener la carga de una batería con el solo hecho de pedalear.
En esta primera fase de desarrollo del sistema, StreetLogic solo rastrea automóviles porque son los vehículos que más frecuentemente tienen accidentes con bicicletas. Con el tiempo, y el avance del software, se espera que en poco tiempo también pueda detectar a otros ciclistas, peatones, e incluso pozos o irregularidades del pavimento, e incluso animales.
SEGUIR LEYENDO