Pasa con Ferrari, pasa con Rolls-Royce, pasa ahora con Bugatti. Los autos exclusivos pueden ser más exclusivos aún si, además de pertenecer a una serie muy selecta y costosa, son únicos por su personalización.
El caso de Bugatti es quizás un poco diferente por el proceso de compras y ventas que tuvo la marca a lo largo de su historia, e incluso por esa dualidad por la que se la considera italiana por el país de nacimiento de su creador Ettore Bugatti y porque cuando fue vendida por primera vez, la nueva fábrica se instaló también en Italia. Sin embargo, la fábrica original de Bugatti se estableció en Molsheim, Alsacia, y por lo tanto, se considera que el auto es francés. Hoy se llama Bugatti-Rimac y no por eso será una marca croata, así como no fue alemana cuando el dueño era Volkswagen.
La cuestión es que su último Hypercar, el Bugatti Chirón, está llegando al final de su exitosa historia nacida en 2016 y como quedan menos de 50 unidades para producir de las 500 que originalmente se anunció que existirían, han decidido que esos últimos autos tengan algo especial.
La pregunta es ¿Qué tendrán de especial los último Chirón? La respuesta es que no hay forma de saberlo, porque salvo su motorización y tren de propulsión que se mantendrá inalterable, cada auto será distinto si su dueño así lo desea.
Para eso, Bugatti creó dentro de su departamento de diseño, un programa exclusivo llamado “Sur Mesure”. Esta es otra pauta de su origen francés, porque en la lengua gala su traducción significa “A Medida”. Se trata de dar rienda suelta a la imaginación de los propietarios para que participen activamente del diseño que tendrá su automóvil.
El primer Chiron “a medida” es el Pure Sport “Grand Prix”, que está inspirado en el primer auto de fórmula que logró vencer en el Gran Premio de Francia de 1931, cuando no existía la Fórmula 1 que conocemos desde 1950. Su piloto fue precisamente el francés Louis Chiron, y lo hizo con un Bugatti Type 51 en el circuito de Montlhéry.
Aquel auto era de color celeste y lucía un número 32 con un diseño muy especial, que incluso podía confundirse con un 39. El propietario del nuevo Hypercar que lo homenajea, pidió un tributo a ese auto de carreras. Así, en toda su carrocería hay detalles únicos, con vivos rojos y negros que se destacan sobre el celeste suave de fondo.
El motor sigue siendo el mismo 16 cilindros en arquitectura W y 8 litros de cilindrada, capaz de alcanzar 1.500 CV gracias a 4 turbocompresores. La otra cifra que interesa no es conocida. El precio. Aunque si se considera que un Chiron convencional (que de convencional no tiene nada) está en el orden de los 3,2 millones de euros, se debería esperar que por lo menos llegue a los 4 millones dependiendo el grado de personalización que se elija. Tampoco el precio es fijo sino único.
SEGUIR LEYENDO