La cuenta regresiva ya comenzó. Cuando se estén aproximando las fiestas de fin de año del 2022, en Francia y quizás en otros países de Europa ya habrá regulaciones para permitir que los vehículos autónomos circulen por la vía pública, algo que no está autorizado aún y que solo se permite para taxis y en determinados circuitos o recorridos, en ciertas ciudades de China, de los Emiratos Árabes Unidos y en algunos estados de EE.UU.
El pasado 21 de junio, el Ministerio de Transporte y el Ministerio de Transición Ecológica de Francia, autorizaron a la empresa EasyMile, a comenzar a operar como un servicio público en el Campus del Instituto Universitario de Cáncer de Oncopole, en Toulouse.
Para que esto se diera, EasyMile tuvo que pasar rigurosas pruebas que demostraran la seguridad y fiabilidad de la tecnología de conducción autónoma de sus vehículos. Esta compañía ha experimentado un rápido crecimiento en los últimos 18 meses. Empezó siendo el primer proveedor de transporte sin conductor en Francia, en un espacio privado, y luego de tener testeada y verificada la calidad de su servicio, se ha extendido a varias partes del mundo.
Algunos de los clientes de EasyMile son un banco de alimentos en EE.UU., dos empresas en países nórdicos, el ya conocido autobús BusBot del Jardín Botánico de Coffs Harbour en Australia, y ahora el servicio en Oncopole, Toulouse.
Los vehículos de pasajeros compartidos de EasyMile están equipados con niveles adecuados de seguridad y redundancias del sistema para operar de manera segura y eficiente en una amplia gama de entornos, y han alcanzado el nivel suficiente como para retirar incluso a los supervisores que iban a bordo y pasar a hacer una supervisión remota.
Así, en cada espacio privado, y en el futuro en las ciudades mismas, un centro de control puede supervisar los vehículos desde cualquier lugar. Además, el sistema es completamente flexible, ya que los vehículos se pueden desplegar según demanda, sin tener que esperar a que haya operadores adicionales disponibles.
En el caso del servicio en Toulouse, desde marzo de este año se ha estado realizando un ensayo controlado en un trayecto de 600 metros, entre el estacionamiento y el edificio principal, a través del cual, el EasyMile debía compartir el camino por el que circulaba, con peatones y ciclistas en algunos tramos, y con autos y buses en otros.
El servicio de transporte autónomo de Oncopole es parte del proyecto SAM (Seguridad y Aceptabilidad de la Conducción y la Movilidad Autónomas), y lo conforman distintos actores, entre ellos empresas de conectividad y tecnología que aportan el soporte para que los vehículos autónomos tengan interacción con el sistema de semáforos.
SAM es un proyecto francés de escala nacional de conducción y experimentos de movilidad autónoma que tiene el doble desafío de desarrollar los usos y el conocimiento de estos sistemas por parte de los ciudadanos y las partes interesadas locales, y construir el futuro marco regulatorio, particularmente en términos de validación de la seguridad.
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