Hace al menos dos décadas, la maquinaria agrícola ha dejado de ser rudimentaria y sacrificada para el cuerpo de los hombres que trabajan el campo durante largas jornadas al rayo del sol y con temperaturas muchas veces agobiantes, según sea el cultivo y la época del año en que se haga.
Hoy, la tecnología ha convertido las cosechadoras, tractores y todo tipo de maquinaria que se usa para la agricultura en un vehículo confortable, conectado y equipado con herramientas que contribuyen a lograr un mejor rendimiento de la tarea para la que fueron diseñados y una eficiencia mayor en su funcionamiento.
Y la electrificación iba a llegar tarde o temprano también. Así es como la marca New Holland, marca estadounidense que pertenecer al Grupo Fiat a través de la alianza que permitió en su momento crear la FCA (Fiat Chrysler Automóviles), le encargó a Pininfarina el diseño integral de una máquina vitivinícola, que por el tipo de cultivo, requiera ciertas características como altura, ancho y distancia entre las ruedas, para poder hacer la tarea sin dañar las plantas.
El tipo de maquinaria permite además adosar un motor eléctrico a cada rueda, evitando peso extra en la carrocería, dejando menos masa suspendida para mover. Pero lo que probablemente llame más la atención de este vehículo que por ahora se llama New Holland Straddle Tractor Concept, es su diseño.
Una cabina que vista de frente representa una copa de champagne, y un interior minimalista con mandos completamente electrónicos y táctiles, son símbolo de la elegancia que se asocia a la producción vitivinícola.
Por el momento este Straddle Tractor es solo un concepto de vehículo para el agro, y se ha presentado en la Exposición Internacional SITEVI 2021, desarrollada en Montepellier, en el sur de Francia, y que está dedicada exclusivamente a cultivos de vino, aceite y frutas. Pero más allá de ser un vehículo conceptual sobre el cual probablemente se desarrolle un modelo de producción en el futuro, es una demostración de lo que New Holland y Pininfarina podrían ofrecer, y de la capacidad todavía por explorar y desarrollar, que pueden tener los vehículos eléctricos para modernizar más aun el agro.
Ya se empiezan a conocer estudios que destacan ciertos beneficios que la industria del agro encuentra en el trabajo de campo para los vehículos eléctricos. Uno de ellos es que, por el tipo de tareas que tienen que efectuar, están muchas horas bajo el sol, de modo que el complemento de la energía fotovoltaica o solar sería perfecto para no consumir tanta energía de las baterías o en todo caso para que éstas se recarguen mientras esta el vehículo en funcionamiento.
El otro beneficio de un trabajo en grandes extensiones de terreno es que se podrían colocar molinos de recolección de energía eólica para generar electricidad también, evitando desplazamientos muy lentos y lejanos para simplemente recargar las baterías.
Y por último, el costo de la maquinaria agrícola es elevado normalmente, lo que permitiría insertar esta tecnología en un mercado que habitualmente invierte grandes sumas en vehículos de trabajo, a diferencia de los automóviles urbanos, donde la diferencia de precio entre un vehículo de combustible mineral y uno eléctrico, por ahora requiere subvenciones que permitan ser adquiridos por más usuarios.
La investigación no cesa en cada área. La movilidad sustentable se puede obtener más rápidamente en algunas áreas que en otras. Así como el hidrógeno puede ser una solución para el transporte pesado antes que para los automóviles medianos y pequeños, y la electricidad no es tan conveniente o efectiva para grandes y pesados vehículos. Se trata de encontrar el equilibrio. Probablemente no haya una sola solución integral para trasladarse sin contaminar el medio ambiente.
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