Hay autos que no necesitan la mística o la historia de otros para ser deseados por los más fervientes amantes de las máquinas poderosas y veloces. Es cierto que una Ferrari o un Lamborghini tienen algo que los hace únicos, pero en el paraíso de los hypercars, hay otros que logran atrapar la atención de alguien con dos y medio millones de dólares y los elige antes que los deportivos italianos. Uno de esos es el Koenigsegg Jesko, un auto que asombra desde lo estético, pero mucho más aún desde la performance.
Y así como lo hacía con algún modelo en particular el propio Enzo Ferrari, fue el propio dueño de la marca, Christian Von Koenigsegg, quién se ocupó de dar a conocer al mundo que su modelo Jesko es el vehículo con mayor aceleración en vacío del mundo, al lograr la marca de 213 milisegundos, o dicho de otro modo, apenas 2 décimas de segundo, en llegar al limitador de protección puesto en las 7.800 RPM.
Lo impresionante de la cifra es que este motor, puede trepar en el cuentavueltas a un ritmo de 31.700 RPM, nada menos, y la explicación está dada porque no tiene volante de motor que lo frene, o le ofrezca resistencia. La medición se hizo con el motor en vacío, con la transmisión en Neutro, y acelerando desde el ralenti, es decir desde la velocidad mínima a la que el impulsor puede funcionar sin accionar el acelerador.
El motor del Koenigsegg Jesko es un poderoso V8 de cinco litros y 1.600 CV, con un torque de 1.600 Nm, y no utiliza volante de motor porque en su lugar no hay un embrague sino siete embragues, integrados en la caja de cambios LST (Light-Speed Transmission).
Además, el motor tiene un sistema de sobrealimentación que suprime el lag mediante la inyección de aire a presión (hasta 20 bares) en los turbos de manera anticipada para que la respuesta sea inmediata, esto permite que el Jesko alcance una velocidad máxima de 530 km/h, por ejemplo.
El entusiasmo de Von Koenigsegg, es tal que incluso ha mencionado que llegaron a medir picos de hasta 46.000 RPM cuando aceleran el coche desde un punto de partida más alto que el ralenti.
Anteriormente, la marca de RPM en menor tiempo estaba en poder del fabuloso Lexus LFA, que había sido capaz de hacerlo en 0.6 segundos a punto tal que para registrar el movimiento de las revoluciones del motor que hace Yamaha, debieron recurrir a la aguja digital, ya que no había forma alguna de poder mover una aguja analógica en tan poco tiempo. El motor del LFA era un 4.8 litros en arquitectura V10 y tenía su corte de seguridad de aceleración en vacío a las 9000 RPM.
Cifras siderales para autos que compiten entre sí por trofeos de honor que más que utilizarse en algún momento, simplemente son desafíos de la ingeniería automotriz, que todavía sigue, a pesar de la era de la electricidad, intentando mostrar cuánto es capaz de hacer con un motor de combustible de origen fósil, para los amantes de la potencia y el olor a nafta.
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