Hace unos cinco años, la App Waze fue una de las precursoras entre los navegadores satelitales, en ofrecer el monitoreo permanente de la velocidad del vehículo y la velocidad permitida en la calle, avenida o ruta en que estaba transitando. Hoy, prácticamente todas las opciones de navegador para descargar en el teléfono celular lo tienen, y eso también tiene que ver con la cantidad de satélites disponibles y la precisión de centímetros que tiene todo el sistema. Vale recordar que no hace tanto, unos diez años atrás, la precisión de un GPS era de casi 50 metros y hoy, se puede compartir la ubicación en tiempo real y sin sacar los ojos de la pantalla, encontrarse con otra persona que tiene activada esa misma función en Whatsapp.
Esa misma tecnología ha contribuido a un mejor ordenamiento del tránsito en todo el mundo. Hoy, excederse de velocidad o ser sorprendido por un radar de control con un GPS activado es casi una torpeza. Pero el problema es precisamente que hay que abrir la aplicación en el celular si no se la tiene disponible en el auto, o abrir el navegador del auto en el que circulamos para poder utilizarlo.
Pues en Europa han tomado el tema como una prioridad, y así como se ha instaurado una nueva velocidad máxima en zonas urbanas de 30 km/h en lugar de los 40 anteriores, y se está debatiendo fuertemente si no es tiempo de terminar con la velocidad libre en las Autobahn alemanas, se ha decidido ahora que desde julio de 2022, todos los autos de nueva homologación, es decir, los autos que se desarrollen como nuevos modelos, deberán tener un sistema de control de velocidad máxima automático como equipo de serie.
El Parlamento Europeo puso la fecha del 6 de julio de 2022, y la norma regirá para autos y camiones, los cuales deberán tener el sistema AIV (Adaptación Inteligente de la Velocidad) sin excepción. Y la medida se extenderá a 2024, para que en cada auto 0 km que se venda, también deberá tenerlo en su equipo de serie.
El debate no será menor, y habrá muchas quejas, incluso de los propios fabricantes, que deberán rediseñar su electrónica, incorporar sensores y cámaras, y probablemente deban modificar los tableros de sus modelos ya existentes para adaptarse a la norma. En cambio, será mucho más sencillo hacerlo en autos que ya tienen los conocidos sistemas ADAS de ayudas a la conducción, porque prácticamente es cuestión de adaptar algo que ya existe. En los autos económicos será todo un problema y probablemente eso impacte también en su precio de venta.
Pero entre la transformación de los autos con motores de combustión interna a eléctricos y el recambio natural de modelos, quizás esta medida complique más a las marcas menos poderosas, que podrían discontinuar modelos en los que la reforma implique altos costos, o empezar a exportarlos a mercados donde no sea obligatorio el control automático de velocidad.
¿Cómo funcionará?
La nueva reglamentación europea permite dos sistemas alternativos. Se podrá limitar la velocidad mediante cámaras en los vehículos o por localización GPS en sus navegadores de a bordo. Y por supuesto, se podrán utilizar ambas herramientas combinadas, de modo de detectar las señales con las cámaras pero asegurándose que la información también esté disponible por geolocalización.
También, una vez que esté en funcionamiento, hay dos modos de uso. En el más básico, el sistema alertará al conductor si se sobrepasa de la velocidad, a través de señales luminosas o sonoras, y será responsabilidad suya disminuir la velocidad, así como actualmente lo hacen los GPS que se conocen. Pero el sistema verdaderamente eficiente será el que actúa sobre el motor, ralentizándolo para que no sobrepase el límite permitido.
Pero si bien será obligatoria su incorporación a los autos de nuevo desarrollo, y parte de esa obligación es que el sistema se active cada vez que el motor se enciende, la norma permitirá que el conductor lo desactive si así lo desea. Así es que seguirá siendo una responsabilidad del ser humano cumplir las reglas, pero si por error u omisión, no lo desactiva, habrá una protección para sí mismo y para los terceros gracias a la tecnología.
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