La primera impresión, verdaderamente impresiona. Parada en la playa de estacionamiento de la planta Ford de General Pacheco, la persona que entregaba la unidad a Infobae pregunta:
“Sabes cómo se arranca desde afuera?”.
“No, a ver...”
La operación es sencilla. Un toque en un botón de la llave y dos toques en otro, y la Ford F-150 Lariat Luxury, arranca. El rumor del motor Coyote, el clásico V8 de 5.0 litros se siente ahí, latente, listo para acelerar y bajar esos 400 CV a las ruedas de 20 pulgadas.
Antes de salir, la última instrucción: “Este teclado en el parante, es para poder abrir y cerrar las puertas sin la llave. Para abrir es un código de 5 números. Para cerrarla, aprietas al mismo tiempo estas dos teclas y se traba”.
Quedamos a solas con la F-150. Y al acelerar para salir de la fábrica de Ford, se confirma la presunción. La fuerza de abajo, impacta.
La segunda sensación es de enormidad. Los casi 6 metros de largo no son tanto, pero los 2,4 metros de ancho, sí. Sin embargo, es cuestión de un rato y nada más. A los 10 minutos, no solo se toma referencia de las dimensiones de esta gran pick up, sino que las ayudas electrónicas a la conducción que tiene en su equipamiento, realmente facilitan ir en el tránsito. Corrección de carril, alerta de punto ciego, presencia de otros autos en los laterales. Todo está pensado para ir casi “blindado” por la propia camioneta.
Y enseguida la tercera sorpresa. En la base del display de instrumentos, también digital, los diez cambios disponibles. Si, no es un error. Son diez cambios, que según el modo de conducción que se elija, tienen una curva de utilización diferente, siempre a través de una caja automática de suave funcionamiento.
Y los modos de conducción son ocho, nada menos. Porque como el vehículo está preparado para todo tipo de terreno, se puede optar por la conducción Normal, o se puede optar por una conducción ecológica (Ecoselect), una deportiva (Sport), Resbaladizo, Nieve/Arena, Barro, Roca/Trepada y Remolque. Y en cada modo, habrá una respuesta adecuada a la exigencia.
El viaje hasta las Playas de Miramar, en el sur de la provincia de Buenos Aires, permitió además, comprobar que a pesar de un motor de 400 CV, en velocidad constante de 120 km/h, el consumo es sorprendentemente comparable con el de un motor 2 litros de 120 o 140 CV de cualquier auto o SUV del mercado. Y eso es mérito de las 10 marchas disponibles, porque a esa velocidad en ruta, el motor viaja a unas 1.500 RPM constantes.
A mitad de camino, llegó la noche, y fue el escenario ideal para verificar el funcionamiento de la luz alta automática. Verdaderamente, la cámara del parabrisas y el sistema de luces LED tienen un entendimiento mutuo muy efectivo. La pick up va con luces altas de gran profundidad, pero apenas detecta un auto adelante o uno que viene de frente, las luces se bajan automáticamente para no encandilar. Y una vez que el otro vehículo salió del “radar”, otra vez vuelve la máxima iluminación.
Al llegar a destino, ya tarde y en medio de un predio muy grande con poca iluminación, la F-150 Lariat Luxury permite ver el entorno con claridad con un set de luces propias, que se general hacia adelante, atrás y ambos laterales.
Bien temprano, a la mañana siguiente, vendrían las pruebas en la arena, pero hacía mucho frío, de modo que unos diez minutos antes de salir, poder poner en marcha el motor desde el interior de la cabaña, fue un detalle de gran valor. Ya estaba programada la temperatura interior, asique pulsando tres veces los botones de la llave como nos habían enseñado, la F-150 arrancó y empezó a calentarse. Pero no fue solo eso, porque al subir, el habitáculo estaba templado pero los asientos y el volante también. Ambos tienen tres niveles de temperatura para calor, pero también para frío.
Y nos fuimos a la playa, hacia el sur. Al llegar al final del camino, después de hacer las fotos de esta cobertura, empezó la aventura entrando en arena, que al comienzo era muy floja, después, cerca del mar, mucho más firme, y al final, mucho más profunda que en la primera parte. Solo fue cuestión de colocar el modo correcto y llevar el acelerador casi con la menor presión posible, y la F-150 se desenvolvió con toda comodidad. Parar en la mitad de la arena blanda y salir en retroceso sin siquiera hundirse, fue todo un desafío, pero no para la camioneta, sino para el conductor. Porque en realidad, aunque se conozcan las cualidades técnicas de un vehículo, una cosa es la teoría y otra es la práctica.
Son cuatro los modos de tracción de la pick up: 4x2, que envía toda la tracción a las ruedas traseras, 4x4 Baja para hacer más fuerza en terrenos difíciles, 4x4 Alta para uso de doble tracción más liviano y constante, y 4x4 Automática, que regula el reparto de la tracción leyendo la necesidad del uso y del camino.
Salimos de la arena sintiendo que con esta camioneta, verdaderamente se puede llegar a cualquier parte, mientras no haya que volar o navegar, todo es posible, y si además es con el confort de marcha y equipamiento Premium que ofrece, mejor aún.
Era la tarde. Con el mar delante y un sol tibio que invitaba a relajarse, solo hubo que presionar el botón que está junto a la selectora de cambios, para que la palanca se repliegue y permita extender la mesa que solo el ancho de una cabina como ésta permite tener. Sobre ella, el termo, los mates y unas medialunas, cerraron un día perfecto.
Había que regresar a Buenos Aires y nos quedaba todavía probar el Control de Velocidad Crucero Adaptativo con Stop & Go, que si se combina con el Centrado y Mantenimiento de Carril, permite disfrutar de una conducción semiautónoma total.
Establecimos la velocidad en 110 km/h, y desde entonces fue cuestión de observar como los sistemas interconectados, permiten soltar el volante y el acelerador, siempre atentos a tener que actuar inmediatamente, y la F-150 Lariat Luxury simplemente maneja sola. Pero como no es esa la utilidad que tiene, sino asistir al conductor, a los pocos segundos de detectar que las manos no están en el volante, una leyenda en el display alerta que hay que tomar el control, y el conductor, por supuesto, hace caso.
Como la prueba intentaba verificar la sensibilidad del sistema Co-Pilot 360 de Ford, al llegar a algunas leves curvas, aliviamos la fuerza de ambas manos en el volante, como para probar cuánto doblaría autónomamente y en qué momento deberíamos ayudar al volante. No hizo falta ayudar, mientras la cámara del parabrisas leyera las líneas blancas de la ruta, la dirección las acompañaría y la pick up doblaría sola. Una maravilla de la tecnología desarrollada a través de Inteligencia Artificial.
La última prueba fue establecer una velocidad de 90 km/h en el carril central de una autopista de cinco manos y ver cómo el mismo sistema mantenía la distancia programada con los autos que estuvieran adelante. Y la distancia se mantiene inalterable, acelerando y desacelerando cada vez que el tránsito también lo hace. Y al querer cambiar de carril, una vez que se activa la luz de giro, esa misma cámara empieza a medir la distancia con los automóviles del carril al que se está accediendo, y el control de la distancia y la velocidad, se adapta a ellos.
Al llegar a casa, un pequeño lujo final. Había que bajar el equipaje de la caja, entonces, con la misma llave que se pone en marcha el motor a distancia, se abre eléctricamente el portón trasero, y con solo abrir una tapa en el borde superior, se extiende una escalera de un solo escalón intermedio entre el piso y la caja, y una baranda telescópica sirve para poder subir más cómodamente.
Una experiencia completamente distinta a las habituales. Un vehículo fuerte, robusto, potente, confortable y equipado, que además de ofrecer todos los sistemas de seguridad activa y pasiva, ofrece una seguridad que se siente, y que es la de ir sobre una máquina que nos permitiría llegar hasta el fin del mundo.
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