Posiblemente impulsados por el mismísimo envión que ha catapultado a Tesla al más alto nivel de la industria automotriz, otras compañías nacidas como proyectos exclusivamente pensados para fabricar automóviles eléctricos, parecen estar avanzando en sus plazos de puesta en marcha. Y la razón está en que, por el diseño del negocio, estas startups requieren inversores para plasmar los prototipos en vehículos de producción. Ante el auge de Tesla y de la movilidad eléctrica, aparecen muchos interesados en ser parte a través de acciones, de estas empresas, apostando a generar muchas ganancias en el futuro cercano.
El primero en despegar fue Rivian, que incluso ya ha comenzado con la entrega de las primeras pick-up R1T, con las que ha conseguido adelantarse a la compañía de Elon Musk y su prometedora Cybertruck. Esta misma semana Lucid Motors también aseguró que en 2022 entregará más de 20.000 unidades de su postergado modelo Air Dream Edition.
Y ahora renace de un silencio de varios meses, la compañía estadounidense Fisker, que había prometido en mayo de este mismo año, que su modelo SUV Ocean, sería el primer auto asequible para consumidores masivos, frente a los precios desmesurados de la competencia en ese nivel de vehículos. Pero Fisker, además, había causado un gran revuelo cuando le presentó en esa misma fecha al papa Francisco, el Papamóvil que piensan fabricarle al sumo pontífice, para que en sus traslados tenga un vehículo sustentable también.
La ocasión para el anuncio de la puesta en producción y la exhibición de la versión final del Fisker Ocean ha sido el Salón de Los Ángeles, y allí Henrik Fisker, CEO y fundador de la marca, ha dicho otra vez, algo que fue su let motiv desde el comienzo: “Nuestra misión es crear los vehículos más innovadores y sostenibles del mundo que también sean asequibles, y todo comienza con el Fisker Ocean, ya que adoptamos plenamente un futuro limpio para todos”.
A diferencia de otros fabricantes, Fisker tiene parte de su secreto en no producir completamente el auto en origen, sino comprar servicios y partes a compañías que aseguran calidad y menor costo por haber sido los realizadores de esas partes claves. Por ejemplo, el paquete de baterías tendrá celdas fabricadas por CATL, y la plataforma sobre la que montará el auto es fabricada en Austria por el especialista Magna Steyr, donde además se producirán los Fisker. Es decir que los SUV de esta marca se fabricarán en Europa, desde donde piensan abastecer el mercado de EE.UU. y China.
Y como uno de sus fuertes es el precio, Fisker ya ha confirmado que la versión Sport del Ocean tendrá un valor de unos 37.500 dólares, un valor considerablemente inferior a los SUV de otras marcas, mientras que después existirán otras versiones más equipadas y costosas, como la Fisker Ocean Ultra (50.000 dólares) y la Ocean Extreme (69.000 dólares).
El Fisker promete ser sustentable no solo por su concepción de vehículo eléctrico, sino también por su interior, ya que utilizará plástico reciclado de los desechos del océano, cuero vegano y desechos de neumáticos y botellas reciclados para el interior y el baúl.
Más allá del equipamiento interior, la gran diferencia entre la versión más accesible y las dos siguientes está en la batería. En todos los casos, las celdas serán de CATL, pero la versión Sport tendrá celdas de fosfato de iones de litio, y en las Ultra y Extreme serán celdas de níquel, manganeso y cobalto.
Para adquirir una Fisker Ocean se debe hacer una reserva a través de un depósito de 100 dólares, aunque los pagos deberán hacerse antes del comienzo de la producción, prevista para mediados de 2022. También estará disponible a través de un modelo de leasing llamado Flex Lease, por el cual se hace un pago inicial de 2.999 dólares y pagos mensuales de 279 dólares.
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