El Congreso norteamericano ha decidido que la tecnología actual debe ser utilizada para reducir la cantidad de accidentes de tránsito provocada por conductores alcoholizados. Según la legislación propuesta, y que espera la firma del Presidente de los EE.UU., Joe Biden, los sistemas de monitoreo para detener a los conductores intoxicados de deberían implementar en todos los vehículos nuevos a partir de 2026, una vez que el Departamento de Transporte evalúe la mejor forma de tecnología para instalar estos sistemas en millones de vehículos y los fabricantes de automóviles tengan tiempo para implementarlos.
Las estadísticas son altamente preocupantes en EE.UU. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) informó que aproximadamente 20.160 personas murieron en accidentes de tránsito en el primer semestre de 2021, y esta cifra es la más alta para ese mismo período de tiempo desde 2006. Las causas asociadas a estos siniestros viales son el exceso de velocidad, la conducción con problemas emocionales o físicos y no usar cinturones de seguridad.
Según la NHTSA, unas 10.000 personas sufren accidentes fatales por año a causa del alcohol, lo que representa aproximadamente un 30% de las muertes en siniestros viales en el país.
A raíz de esta estadística, actualmente algunos conductores con antecedentes de haber protagonizado accidentes en estados de ebriedad deben usar dispositivos de alcoholemia conectados al encendido en sus vehículos, de modo que con soplar en un tubo, si se comprueba un algo nivel de alcohol en sangre, el automóvil no arrancará.
Basándose en este tipo de prevenciones asociadas al funcionamiento de los vehículos, se elaboró el proyecto legislativo que pretende atacar el problema, aunque sin establecer ninguna especificación tecnológica.
Algunos especialistas, que han desarrollado los sistemas ADAS que hoy equipan a cada vez mayor cantidad de modelos y marcas de automóviles en todo el mundo, sostienen que el sistema más probable para prevenir la conducción en estado de ebriedad son las cámaras infrarrojas que monitorean el comportamiento del conductor.
El sistema funcionaría del mismo modo que lo hace actualmente a través de Inteligencia Artificial, para evaluar la atención de los conductores al volante, no solo cuando conducen en control total de los comandos de un automóvil, sino también cuando lo hacen contando con sistemas de asistencia al conductor, parcialmente automatizados.
Estas cámaras verifican que el conductor tenga la vista puesta en el camino y buscan signos de somnolencia, pérdida del conocimiento o discapacidad. Cuando esto ocurre, según el sistema o modelo, se emiten alertas sonoras o vibraciones en el volante o el asiento, y en algunos casos prenden las luces interiores y las intermitentes, para alertar a quién está dentro del vehículo, pero también a quienes están afuera, sea peatones u otros automovilistas.
Estos sistemas deberían adaptarse para que el auto, si ya estuviera en funcionamiento, detuviera la marcha, previo a salir del centro del camino, pero eso es algo que podría ocurrir más fácilmente cuando el auto está circulando en conducción semiautónoma o autónoma total en el futuro. Si en cambio, el auto está bajo el control del conductor, la complejidad es mayor, y quizás lo que debería ocurrir es que, primero se enciendan luces tipo balizas a modo de advertencia externa, y después se corte el contacto, para que el auto en cuestión no sea impactado por otros que circulan en la misma vía.
Pero si el sistema estuviera preparado para que el auto no arranque en caso de detectar alcohol en el aliento del conductor, la tarea sería menos compleja, porque el automóvil no alcanzaría a iniciar la marcha mientras esa persona esté al volante. A partir de los sistemas que se propongan como alternativas, seguramente habrá un largo debate referido a los derechos individuales y una natural resistencia a hacer un test previo, pero esas son cosas que ocurrirán y que deberán ser resueltas desde la sanción de una ley.
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