Una de las primeras compañías automotrices en decidir su cambio total hacia vehículos eléctricos para los próximos años, ha sido Volvo. La automotriz sueca, propiedad del Grupo Geely chino, anunció que a partir de 2030, la totalidad de los modelos que produzca serán 100% eléctricos, adelantándose a muchos de sus competidores, que establecieron las mismas metas pero pensando en la franja que comprende el período 2035 a 2040.
Volvo ya está fabricando dos modelos eléctricos. El primero de ellos fue el XC40 Recharge, un híbrido enchufable, y el segundo el C40 Recharge, que es el primer producto que se produce únicamente en especificación eléctrica, ya que el XC40 tiene su versión de motor de combustión interna. Justamente, gracias a compartir una misma plataforma para ambos tipos de propulsión, es que han decidido elaborar un informe en el que se compara la huella de carbono que produce cada uno.
El objetivo de ese estudio es hacer un llamamiento a los líderes mundiales y a los proveedores de energía para que aumenten significativamente las inversiones en energía limpia, ya que según piensan en Volvo, mientras se siga contaminando para producir electricidad, los esfuerzos de la industria automotriz para contribuir a mantener el crecimiento de la temperatura del planeta dentro del 1,5°C para 2050 como se ha propuesto en la Cumbre climática de Glasgow, serán poco efectivos.
El estudio se hizo con el Volvo C40 Recharge, el XC40 recharge, ambos cargados con mezcla eléctrica EU-28, y el Volvo XC40 con motor de combustión interna alimentado con gasolina que contiene 5% de etanol, conocida como E5. La medición considera la huella de carbono que genera cada modelo desde la fabricación hasta los 200.000 km de uso, pero además mide la contaminación que generan las propias fuentes de energía, que es el punto en cuestión, tanto la eléctrica como la fósil, desde el inicio del proceso para obtenerla.
Los resultados son verdaderamente llamativos desde el comienzo del estudio. La primera cifra que arroja el informe dice que fabricar un auto 100% eléctrico genera casi un 70% más de emisiones de CO2 que fabricar el mismo auto propulsado por motor de combustión interna. Y si se deja afuera de la ecuación la producción de materias primas y fabricación de las baterías, aun así el C40 contamina un casi un 30% más que un XC40. Esto es debido al uso de ciertos materiales como el aluminio en mayor proporción en los autos eléctricos que los de motor de combustión interna.
Una vez fabricados los tres autos, la cuenta comienza a equilibrarse, porque naturalmente que el eléctrico dejará menos huella de carbono, el híbrido enchufable un poco más, y el de combustión interna, será considerablemente más contaminador. Pero es aquí donde hace hincapié Volvo, porque dependiendo de los recursos utilizados para generar la energía eléctrica, la huella es notablemente distinta.
Volvo ha publicado tres parámetros para tener en cuenta. La mezcla energética a nivel mundial en el que el combustible de origen fósil es preponderante, la mezcla de UE-28 que combina los valores de la Unión Europea sumando al Reino Unido, y el recurso de energía totalmente renovable.
Con el primer factor de medición, luego de 200.000 km, la huella del C40 se equipara con la del XC40 a partir de los 110.000 km. Esto significa que entre los 110.000 y los 200.000 km, el auto con motor de combustión interna deja de ser menos contaminante y pasa a ser más perjudicial para el medio ambiente.
Con los parámetros de UE-28, la recuperación de los valores que perjudican el calentamiento global que emite el auto eléctrico es mucho más rápida, y ya en los 77.000 km, el motor de combustible fósil supera la huella dejada desde la fabricación del C40.
Pero cuando se trata de cargar electricidad en este último vehículo a partir de fuentes 100% renovables como la energía producida por molinos de viento, el punto en el que la huella pasa a ser menor que la del auto con motor de gasolina, es a los 49.000 km.
Esto significa que, al final del ciclo de vida del automóvil, establecido para el estudio en los 200.000 km, el automóvil con motor a gasolina emitirá 59 toneladas de CO2 a la atmósfera, el Híbrido Enchufable emitirá 44 toneladas y el automóvil 100% eléctrico habrá generado 42 toneladas de dióxido de carbono. La diferencia a favor del eléctrico C40 respecto al Híbrido XC40 es exclusivamente debido a una mejor aerodinámica de su carrocería, que le permite, en esa cantidad de kilómetros, una reducción de un 5% en la emisión de gases de efecto invernadero.
Este estudio es lo que Volvo cree que es necesario evaluar por parte de los gobiernos, al menos de la Unión Europea, y las compañías productoras de energía. Mientras la electricidad se produzca quemando carbón o gasoil, y no a través de parques eólicos o fotovoltaicos, los autos 100% eléctricos seguirán dejando huella de carbono en la atmósfera, y el problema más grande no está en el uso de los autos en sí, sino en su fabricación.
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