El gran desafío que tiene la movilidad no contaminante es la autonomía y el tiempo de recarga. Por esa razón es que para vehículos pesados, la opción más elegida es el hidrógeno a través del sistema de celdas de combustible, mientras que para autos livianos es la electricidad directa a las baterías. Sin embargo, comparando uno y otro método para generar electricidad, el hidrógeno tiene cada vez más adeptos, mientras que la electricidad empieza a toparse con algunos escollos como la crisis energética actual en Europa a causa de los cambios climáticos que han dejado a buena parte de las represas escandinavas sin suficiente agua para generarla.
En el pasado Salón de Múnich que se conoció como el IAA Mobility 2021, el Centro Aeroespacial Alemán presentó el desarrollo de una idea que cumple con varias pautas para los vehículos urbanos. El concepto bajo el cual se desarrolló es el SLRV (Safe Light Regional Vehicle), que busca hacer automóviles livianos y seguros, que permitan la movilidad de no más de dos personas. El segmento es el denominado L7e, en el que se encuadran vehículos de cuatro ruedas que pesen menos de 400 Kg sin contar el peso de las baterías. Son vehículos pensados fundamentalmente para movilidad urbana cotidiana, con recorridos habituales “punto a punto”, que incluso puedan adaptarse a un sistema de autos compartidos.
Este concepto busca evitar que haya millones de autos en el mundo, que están parados el 80% del día y que sólo se utilizan una vez para ir y una para regresar a casa luego de un día de trabajo, y que, si se pudieran incluir en plataformas diseñadas a tal fin, podrían aprovecharse para varios viajes en el tiempo que normalmente están inactivos. Para eso, es fundamental que el tiempo de recarga y la autonomía estén acordes a la necesidad. Entonces, así como Renault está diseñando su propio sistema llamado Mobilize EZ1, que busca lograr esa rotación de usuarios gracias a un auto eléctrico enchufable con un pack de baterías intercambiables, para la Agencia Espacial Alemana, el camino es el hidrógeno como forma de alimentar el motor eléctrico con la tecnología de pila de combustible.
La ventaja de este sistema es la rapidez con la que se carga el hidrógeno en un tanque, las desventajas son el volumen de espacio que ocupa el tanque, la red de carga de hidrógeno necesaria y la eficiencia. Por esa razón, idearon el concepto de auto muy liviano, lo que inmediatamente redunda en mayor autonomía. Y para que ese bajo peso no implique riesgos de seguridad ante posibles accidentes, se aplicó una técnica conocida como construcción tipo sándwich, que es metálica por sus capas superiores de aluminio o acero, con una espuma plástica en el interior.
El habitáculo está rodeado por una estructura anular que absorbe las fuerzas que actúan sobre el automóvil durante la conducción y protege a los ocupantes en caso de impacto. La carrocería, también construida con el concepto sándwich, pesa unos 90 kg y todo el vehículo incluyendo las dos baterías, pesa apenas 500 kg.
El uso de un sistema de dirección drive-by-wire simplifica también el diseño, ya que una columna de dirección con las estructuras de fijación no es necesaria. Las suspensiones del SLRV están pensadas para deformarse ante un golpe frontal, con varios puntos de ruptura predeterminados que eviten una intrusión de la rueda en la carrocería del automóvil.
En la parte delantera se aloja una celda de combustible con una potencia de 8,5 kW, y en la parte trasera hay una batería adicional con 25 kW. En el túnel del habitáculo, se encuentra el tanque de 1,6 kilogramos de hidrógeno almacenado a una presión de 700 atmósferas. Esto le permite generar 45 CV de potencia con una velocidad máxima de 120 km/h. Sus diseñadores aseguran una autonomía por carga de 400 kilómetros a una velocidad promedio de 80 km/h.
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