Con la transformación del auto y su utilidad, el futuro para la industria automotriz aparece como una gran extensión de tierra fértil de la cual se podrán extraer muchas más riquezas que la original. Fabricar un auto pasará a ser solo una parte de la actividad productiva de las compañías y, probablemente, una de las que menos utilidades generen.
Por esa misma razón es que los grandes emporios de la tecnología y las comunicaciones, empiezan a entrar al mundo de la movilidad, algunos como socios de las automotrices conocidas como OEM (Original Equipment Manufacturer), y otros directamente a producir sus proyectos por separado.
Y es que los autos, incluso antes que aparezcan los autónomos para los que falta todavía bastante tiempo, serán medios de transporte conectados y equipados para brindar mucho más que traslados. El entretenimiento, la información y la cantidad de herramientas para generar productividad a bordo, serán los ámbitos en los que todas las ofertas se concentrarán en el próximo tiempo.
Esos servicios agregados serán pagos, del mismo modo con el que funcionan los sistemas On demand que cada uno dispone en su hogar o en su smartphone para distintos productos a los que desea adherirse. Y esa renta será un negocio, que podrá generar ingresos a las compañías que los suministran, es decir las fábricas de autos.
Con los autos eléctricos, una de las problemáticas que enfrentan tanto fabricantes como gobiernos de países que los impulsan, incluso con subsidios para que la gente cambie sus autos con motores de combustión interna por uno a baterías, es la cantidad de bocas de expendio de electricidad y el tiempo que esa carga demande. Pero mientras se hacen enormes inversiones para dotar al sistema de una red cada vez más completa de servicios, hay un actor que les lleva algo de ventaja: Elon Musk.
El dueño de Tesla es quién mayor cantidad de súpercargadores ha instalado en todo el mundo, unos 25.000, y por lo tanto, el dueño de la llave para evitar colapsos de espacio y tiempo para recargar baterías. Y así como lo había enunciado como una intención, ahora lo ha confirmado, al anunciar que toda la red de súpercargadores de Tesla se abrirá para los usuarios de todas las marcas de automóviles eléctricos en muy poco tiempo.
El primer paso lo han dado en Países Bajos, donde ya están habilitados los dispositivos de carga para otros vehículos, y la progresión continuará a medida que se vayan obteniendo registros de la conducta de los automovilistas y el impacto que esta apertura generará en los usuarios de Tesla, que tenían la red exclusivamente para ellos.
Quienes tengan un auto de la marca, seguirán teniendo algunos beneficios, como los de llegar, enchufar, cargar e irse, mientras que los dueños de otras marcas deberán utilizar la app para indicar el inicio y el final de la carga. Esto se debe a que los usuarios de Tesla, tienen justamente un sistema de suscripción que los habilita y va registrando sus cargas en el pack adquirido. Otro de los beneficios estará en el costo, que si bien será el mismo en relación al kW, tendrá gastos adicionales para los usuarios extramarca, que determinará un costo final algo mayor.
“Nuestra ambición siempre ha sido abrir la red de súpercargadores a los coches eléctricos que no son de Tesla para animar a más conductores a pasarse a la conducción eléctrica”, es la idea que transmiten desde Tesla. Esa es una mirada de horizonte más lejano. Por supuesto que esos beneficios serán para todos los fabricantes, pero si uno es el precursor, siempre tendrá la ventaja de estar pensando en el próximo paso cuando la competencia está intentando igualar la idea primaria.
Tesla no solo recaudará más dinero por tener más clientes cargando, sino porque al producir más con cada punto de carga, estará bajando el costo de instalación de cada boca de expendio de electricidad, y eso permitirá quizás, bajar más el costo de ese suministro, que hoy debe ser el suficiente para dar abastecimiento, pero también para que deje una utilidad razonable.
Y si los toma desprevenidos, Elon Musk estará un día generando suscripciones para Tesla a autos de otras marcas, con los beneficios para los usuarios y para su compañía en un win-win para ambas partes.
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