En un mundo inundado de nuevas tecnologías y de empresas desconocidas que surgen de la noche a la mañana, sobresalir para perdurar puede ser el más grande de los desafíos. Es como diferenciarse en una multitud. Ni siquiera el aspecto se percibe a la distancia; hay que moverse distinto y generar, por alguna razón ser el centro de todas las miradas. Y para hacerlo, el camino más corto es una idea disruptiva, innovadora o una solución que sorprenda a los consumidores.
Semana tras semana, la industria del automóvil tiene novedades de una marca distinta que ingresa al mercado con una propuesta similar a otras, de autos eléctricos. Son las famosas “Startups”, nuevas compañías, que deciden sumar la inversión de varios actores para un proyecto, persiguiendo el sueño de ser Tesla.
Como es sabido, el auto eléctrico tiene la facilidad de poder construirse artesanalmente en su carrocería y luego adoptar una plataforma eléctrica externa y la tecnología genérica que se puede comprar en el mercado, para ser un nuevo modelo de auto una vez superadas las instancias de homologación naturales de la industria. Pero cuando aparecen muchas ofertas, en algún punto todas terminan pareciéndose entre sí. Hacerse visible es la cuestión, y no es por la estética precisamente que se logrará sobresalir.
Aunque no parezca ser un tema de actualidad, una de las preocupaciones de la industria del automóvil actual ya son los vehículos autónomos; pero no por el hecho mismo de no requerir conductor, porque la tecnología la están desarrollando todos ellos, sino por el cambio del bien de uso que significará el auto cuando esa tecnología llegue definitivamente para quedarse. Lo que habrá que ver es qué hará la gente una vez que se haya subido a un vehículo autónomo para unir un punto y otro, la casa con la oficina o el lugar al que deba trasladarse. Ese tiempo, que hoy es dedicado a conducir, habrá que aprovecharlo de algún modo, y por esa razón, muchas compañías ya piensan en brindar conectividad, entretenimiento, e incluso ámbitos de reuniones o de descanso para esos nuevos “tiempos muertos”.
Aquí es donde entran empresas que van un paso adelante y que se pueden destacar de la media, con una solución inteligente de productividad.
Muchos recién ahora la conocen, pero en verdad, Daymak Inc. es una empresa canadiense con casi dos décadas de existencia. Nació en Toronto, como una compañía dedicada exclusivamente a fabricar LEV (Light Electric Vehicule) o vehículos eléctricos livianos, en el año 2002. Comenzaron construyendo la primera bicicleta eléctrica totalmente inalámbrica del mundo y la primera bicicleta eléctrica todoterreno con energía solar de Canadá. Se han especializado en pequeños vehículos de movilidad personal con más 100.000 unidades vendidas solamente en su país de origen. Y ahora decidieron que es un buen momento para intervenir en el mercado de automóviles urbanos, a partir de esa misma experiencia en el producto.
El Daymak Spiritus es este nuevo lanzamiento. Se trata de un triciclo eléctrico con diseño futurista y un aspecto bastante deportivo, al menos en comparación con otros muchos proyectos similares. Su arquitectura consta de dos ruedas delanteras y una más grande como único tren posterior. Tendrá versiones, el Spiritus Deluxe, con una potencia de 100CV, una velocidad final de 136 km/h y una autonomía de 290 km. Este modelo tiene un costo de 19.995 dólares y si bien tiene un desempeño notable y un equipamiento muy completo, no se puede acercar en nada al modelo más sofisticado.
Y es que el Spiritus Ultimate, que es una verdadera máquina deportiva con performance de avanzada, ya que tendrá 200 CV de potencia en sus motores eléctricos, una aceleración de 0 a 100 km/h de 1,8 segundos, una velocidad final de 210 km/h y una autonomía de 480 km. La carrocería estará construida en fibra de carbono, tendrá conducción autónoma y tecnología de carga de sus baterías de modo inalámbrico. Eso sí, su precio es casi diez veces más alto que la versión Deluxe, porque se vende a 149.000 dólares.
Ambos modelos son de dos plazas, sus puertas se abren en forma de tijera verticalmente, y están equipadas con un panel de energía solar en su techo, únicamente para alimentar los sistemas no mecánicos, y regeneración de electricidad en frenaje.
Pero la verdadera “joya de la abuela” del concepto de los Daymak Spiritus es que son autos que podrán hacer minería de criptomonedas mientras están detenidos, al menos por ahora, cuando los sistemas autónomos de Nivel 4 están todavía prohibidos en todo el mundo para vehículos particulares. La verdadera utilidad, en la que están adelantados un paso a todos los demás, es que ponen en funcionamientos el sistema en esta época, cuando muchos todavía no conocen de qué se trata el movimiento criptográfico y cómo funciona la minería de criptomonedas, con una visión de futuro muy clara.
“Para la fecha de lanzamiento de Spiritus, en 2023, estaremos en medio de la revolución de la cadena de bloques. Todos pagarán con criptografía para entonces, y estamos construyendo estos autos con eso en mente”, dicen desde Daymak. Y agregan que “será el primer automóvil eléctrico de la historia en extraer criptomonedas mientras está estacionado, incluidos Bitcoin, Doge, Ethereum, Cardano y más. Esto se hará a través de Daymak Nebula, nuestra completa suite de criptomonedas. Desde un toque de su tablero de Spiritus, puede acceder a la interfaz de Nebula Miner, así como a Nebula Wallet, donde puede recolectar sus ganancias mineras y pagar / recibir / apostar muchas criptomonedas. Nebula Wallet también estará disponible en todos los teléfonos inteligentes”.
Eso es romper el molde. Porque ahora solo se podrá hacer mientras el auto está detenido cargando baterías, por la sencilla razón de no poder hacerlo mientras es conducido por una persona. Pero cuando el tiempo de viaje, sea un tiempo que hay que aprovechar para producir, un simple cambio de programación, habilitará al Spiritus a ser una herramienta bursátil y a generar dinero mientras transporta personas. Darle una utilidad al auto, y que no sea un bien material que está detenido más tiempo que funcionando, como un capital que se desvaloriza con el paso del tiempo.
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