En los últimos tiempos, han nacido una cantidad de marcas nuevas que realmente sorprende. Y aunque muchas terminen en proyectos para cazar inversores que quizás no aparecen y todo se diluye, el mundo del auto evidentemente está atravesando un cambio de época luego del cual, muchas cosas no serán como las conocíamos.
Y esto se produce por dos situaciones distintas pero paralelas que están aconteciendo en la industria. Por un lado, gracias a la tecnología de autos eléctricos, que no requieren una línea de montaje y por lo tanto una gran superficie cubierta para su producción del tren motriz, por lo tanto no insumen un plantel de personal muy grande. Por el otro, la tecnología de impresiones 3D que ha crecido tanto a punto tal que se puede fabricar casi cualquier pieza para un auto, y con los materiales más variados y sofisticados.
Esa es la razón por la que han aparecido muchas compañías llamadas comúnmente “startup”, que combinando ambas tecnologías, son capaces de diseñar y construir hypercars como autos artesanales de enormes prestaciones que se producen a pedido.
Pero así como no se esperaba que desde Croacia surgiera una empresa como Rimac, que hoy es propietaria de Bugatti y proveedora de partes de las principales marcas europeas, ahora aparece una compañía griega, llamada Panopoulos Automotive, y que es propiedad de un diseñador de ese país cuyo nombre es parte de la marca. Se trata de Spyros Panopoulos, quién está desarrollando un vehículo que él mismo ha definido como un ultracar, es decir, un paso más allá de los hypercar que actualmente vemos con potencias superiores a 1.000 CV pero nunca mayores a 2.000 CV.
Y el motivo por el que Spyros Panopoulos dice que su “Project Chaos” será un ultracar es justamente ese. Su auto tendrá nada menos que 3.000 caballos de fuerza. Y para que el dato sea aún más impresionante, hay que decir que no tiene ningún motor eléctrico que lo haga posible, sino un poderoso V10 biturbo de 4 litros como única planta de propulsión. Las cuentas no dan, ¿verdad?
No será el primero ni el último auto de esa arquitectura de motor en el mundo, y sin embargo nadie ha puesto en las fichas técnicas valores de potencia similares. Debe haber una explicación.
La explicación está en la tecnología y los materiales utilizados para construir el auto, no solamente en su carrocería y chasis, sino en su motor. El Project Chaos está realizado con impresión 3D en gran parte de todos sus componentes, utilizando compuestos livianos y súper resistentes como titanio, magnesio, kevlar, fibra de carbono, cerámica y zylon, un material muy utilizado tanto en Fórmula 1 como en la industria aeroespacial.
Esto, además de permitir máximas solicitaciones de esfuerzo con excelentes resultados, ha permitido que muchos de los elementos vitales del motor, tengan en su diseño, algunas partes que frecuentemente son sólidas, ahora fragmentadas en láminas. Por ejemplo, una biela, según informa la empresa de Panopoulos, no es una sola pieza, sino una especie de “trenza” de filamentos que dan la misma forma, con menos material, por ende menos peso, pero la misma resistencia.
Eso explica al menor grado de fricción de las partes móviles, que directamente contribuyen a desarrollar más potencia, y alcanzar valores de aceleración de 0 a 100 km/h en 1,8 segundos, o una velocidad punta de 500 km/h. Prometen que habrá dos modos de conducción. El más tranquilo tendrá un tope de 2.000 CV, mientras la más poderosa y desafiante, será la que alcance los 3.000 CV.
El auto tendrá un costo igualmente estratosférico, con un precio estimado en los 12.4 millones de euros para su versión más sofisticada en materiales. Sólo se fabricarán 100 unidades a razón de 15 a 20 por año y está programada su presentación para el próximo 1 de noviembre.
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