Además de ser un auto argentino, tener el diseño de Pininfarina y el padrinazgo de Juan Manuel Fangio, una de las grandes virtudes que tuvo el Torino, para romper los estándares de automóviles de la década del 60, fue su aspecto más europeo, pero especialmente, por tener su modelo más emblemático en formato coupé o sedán de dos puertas. Ese fue el Torino 380W, que se empezó a vender en los concesionarios IKA (Industrias Kaiser Argentina) de todo el país en 1967.
Los directivos de IKA habían detectado que el clásico auto americano empezaba a tener rivales conceptuales. El auto grande ya no sería el único como hasta ese momento. La competencia la tendrían en vehículos con carrocerías menos voluminosas, pero también con motores de menor cilindrada. Para responder a esa nueva tendencia, esta coupé permitía combinar ambas cosas. Seguir con un motor grande, pero mostrar un aspecto más estilizado y menos cuadrado.
General Motors, que había lanzado el Chevrolet 400 en 1966, percibió que ese era un camino acertado y para 1969 puso en la calle la coupé Chevy. Pero este auto iba un paso más allá, porque tenía forma de fastback, distinguiéndose del Torino, que seguía con forma de auto de tres volúmenes bien diferenciados. Chrysler reaccionó casi en la misma época y trajo para 1970 el Dodge GTX, incluso con una opción de motor V8 que mostraba su carácter de auto de gran potencia, pero con la silueta de una coupé dos puertas. Como el Torino, también tenía 3 volúmenes, incluso con un baúl mucho más grande que todos los demás de su tipo.
En cambio, Ford no reaccionó y siguió con el Falcon, al cual dotó recién en 1973 de un motor 3.6 y caja de cambios con palanca al piso de 4 marchas en el famoso modelo Falcon Sprint. Esa era la respuesta deportiva a las tres marcas que ofrecían una coupé. Para Ford el cambio vendría después, y sería con un modelo más moderno, con forma fastback como la del Chevy coupé, pero de segmento mediano y motor 2.3. Así, para 1975, un año después de lanzar el sedán llamado Ford Taunus, apareció la coupé Taunus, que casi sin querer, sirvió de nexo en la transición de los autos grandes a los medianos en Argentina.
El Chevy coupé desapareció en 1978 cuando General Motors cerró sus operaciones en el país. Ese mismo año, Chrysler dejó de fabricar los modelos grandes y el Dodge GTX fue el primero en salir de producción porque era el de menor venta. IKA ya era IKA-Renault. La tendencia a comercializar autos europeos era cada vez más marcada, y el Torino, por ser el auto argentino por excelencia, vivió hasta 1982, pero en sus dos últimos años de vida, tenía que luchar contra los importados que entraban libremente, con tecnología más moderna y motores más económicos, pero tan eficientes como el Tornado. En 1981, Renault ya había empezado a cambiar la historia, con el Renault 18, que cambiaría la concepción de los autos medianos de dos litros por tener tracción delantera como característica distintiva.
Sin embargo, aunque no tuviera competencia de fabricación nacional, el Taunus quedó solo frente a la ofensiva de importados, especialmente japoneses, como Toyota Célica 2000, que era el rival perfecto. Fue entonces cuando Renault, que ya había empezado a dominar el segmento de los medianos potentes, lanzó a finales de 1981 un modelo que causó una revolución en el mercado: la coupé Fuego.
Nacida de la base del Renault 18, la coupé Fuego fue dibujada por un exdiseñador de Citroën llamado Robert Opron. Sus líneas rompían con lo conocido, con formas redondeadas, tipo “huevo”, cuatro plazas como si fuera una berlina, pero solo dos puertas en su carácter de coupé. Lo que más llamaba la atención era su luneta, completamente curva no solo longitudinal, sino también transversalmente, que a su vez cumplía las funciones de tapa de acceso al baúl. Por primera vez se escuchaba hablar en Argentina del coeficiente de aerodinámica. La Fuego tenía un cx de 0,34.
En el primer año el auto era importado, venía de Francia con motorización 2 litros. Apenas un año después, la Fuego comenzó a fabricarse en Santa Isabel, Córdoba. Pero sin dudas, por sobre su forma de avanzada y esa mecánica confiable y potente del R18 GTX, se destacaba por sus detalles tecnológicos, ya que en su equipamiento de serie venía con cierre centralizado de puertas, levanta cristales eléctricos, dirección hidráulica, aire acondicionado y encendido electrónico.
El avance de la coupé de Renault arrasó con el mercado rápidamente. Ford intentó competir dotando de una caja de 5 velocidades a su coupé Taunus con su última versión, la SP5 en 1983, que tenía a favor un motor SP de 2.3 litros, que erogaba 130 CV mientras que el Renault 2 litros tenía apenas 100 CV.
Pero el Taunus estaba dando sus últimos manotazos. Y Ford, dispuesta a mantenerse liderando en ese segmento de deportivos medianos, decidió apostar todo a la nueva línea Sierra, que se preparaba para salir a la calle en Europa en 1983, con un diseño de vanguardia derivado del Ford Probe III, con el que el mundo se había sorprendido en el Salón de Paris de 1981, mientras nacía la Fuego.
En junio de 1984, en los salones del hotel Llao Llao de San Carlos de Bariloche, el público argentino conoció la línea Sierra, que entraba al mercado con dos sedanes de formas aerodinámicas ultramodernas en las que casi no se distinguían los tres volúmenes, y que tenían remate Fastback como una coupé. El Sierra L tenía motor 1.6 litros y el Ghia era propulsado por el potente 2.3 litros. En ese mismo evento se mostró una coupé XR4 con el motor más potente, aunque todavía había que esperar a septiembre para que estuviera disponible en la red de concesionarios. El auto superaba también a la Fuego en aerodinámica, con un cx de 0,32, en gran parte gracias a un doble spoiler trasero que era su gran sello de identidad.
Con la coupé XR4 se produjo una verdadera explosión en el mercado. La rivalidad de marcas ya no era Ford vs Chevrolet, que venía desde las cupecitas de los años 40, y de las pickups, hasta el Falcon y el Chevy. Ahora se trataba de una puja entre Ford vs Renault. Y más precisamente era Sierra XR4 vs Fuego.
Renault mejoró la Fuego dos veces. La GTA de 1987 ya traía el motor 2.2 litros que le permitía llegar a 116 CV, y en 1990, la GTA Max que alcanzaba 123 CV. Ambas tenían también cambios estéticos que le daban una imagen más moderna. Se cubrían las bandas plásticas negras de cintura con plástico liso del mismo color carrocería. Se reemplazaba la parrilla acanalada, también negra, por otra con una sola boca y que tenía también el mismo color del auto, y se cambiaron las óptimas traseras por unas de un solo tono. En el interior, nuevas butacas y tablero, actualizaron un auto que necesitaba acercarse al equipamiento y diseño interior de su rival.
En las pistas compartieron seis años corriendo en el Campeonato Argentino de TC2000. Ford ganó el primer campeonato, en 1985 con Rubén Daray. Mientras que Juan María Traverso, Miguel Angel Guerra y Silvio Oltra, ganaron los campeonatos de 1986 a 1991 ininterrumpidamente, cuando Ford dejó de correr con la XR4 para pasar al Ghia de 4 puertas. Pero en esa diferencia de resultados tuvo mucho que ver el hecho de ser un auto de tracción delantera y el otro de tracción posterior, y un reglamento técnico que no estaba equilibrado ante esa distinta condición.
En octubre de 1991, hoy hace 30 años, la coupé Ford Sierra XR4 se despedía del mercado argentino tras siete años, dejando una marca indeleble en el tiempo. En cuestión de meses, ya en 1992, la coupé Renault Fuego también cesó su producción en Argentina, el último país del mundo en el que aún se producía.
Fuera de las pistas, en las calles, fueron rivales amistosos, compañeros de pasiones y de la misma época.
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