Que la pandemia por COVID-19 ha marcado la vida de todos los habitantes del planeta, no hay ninguna duda. Más allá de la tasa de mortalidad, que fue la peor consecuencias que pudo tener para miles de personas, las secuelas de un año lleno de miedos, cuidados, restricciones y problemas laborales, económicos, educativos y sociales en general, todavía se pueden apreciar en distintos ámbitos, y la calle es uno de ellos.
En Argentina, decenas de miles de automóviles quedaron detenidos durante varios meses, y por ende, sus conductores tampoco tuvieron contacto con el tránsito. Al comienzo de la pandemia, las calles estaban desiertas, y quienes podían circular, lo hacían en un escenario que se asemejaba al de una ciudad fantasma. La imagen de desolación fue cambiando con el proceso de regreso a algunas actividades laborales y el flujo de automóviles de todo tipo se pareció al del verano, cuando muchas personas de vacaciones dejan semivacías las grandes urbes.
Hasta que todo empezó a funcionar nuevamente, y hoy, un año y medio después del inicio encierro obligatorio, la ciudad parece latir al mismo ritmo de antes que llegara el COVID-19 a arrasarlo todo.
Sin embargo, no todo parece estar como antes. Para los especialistas viales, el tránsito mostró modificaciones, presentándose costumbres que no eran habituales en el pasado. La frase “el tránsito es un reflejo de la sociedad”, podría explicar estos cambios.
El Observatorio Vial de Cecaitra, la Cámara que nuclea a las empresas productoras de software vial, quiso conocer cuál era la percepción de los conductores y realizó un sondeo telefónico en CABA y el Gran Buenos Aires para indagar sobre el tema.
La primera pregunta que se hizo fue si, ante el fin de las restricciones por la pandemia, las personas encuestadas creían que los conductores tienen conductas más, igual o menos agresivas que antes de la pandemia.
Seis de cada 10 encuestados (65%) contestó que considera que hay conductas más agresivas. El 23,6% consideró que tienen las mismas conductas, mientras el 7,9% eligió la opción de pensar que son menos agresivas. El resto dijo no tener certeza de ninguna de las tres respuestas posibles.
Segmentados por edad de los encuestados, hay diferencias notorias. El 36,6% de las personas de 29 años dijo que las conductas eran más agresivas; el porcentaje aumentó al 60,2% en los adultos de entre 50 a 64 años. Y, si la distinción es según el género de las personas consultadas, el 44,7% de los hombres sostuvo que hay un tránsito más agresivo, mientras que el 57% de las mujeres fueron las que sostuvieron que esa es la conducta que más se observa.
Este particular sondeo indagó también acerca de la autopercepción sobre el tema. Ante la pregunta sobre si cada encuestado cree que cambió algo en su estilo de manejo en relación a tener conductas agresivas, nuevamente fueron 6 de cada 10 quienes contestaron lo mismo, aunque esta vez, la respuesta fue que mantuvieron las mismas conductas de antes de la pandemia. Un 28,1% expresó poseer menos conductas agresivas al volante, mientras el 10,7% sostuvo que tenía una conducción más agresiva que antes de la Pandemia. El resto (4.9%) no eligió ninguna opción.
En esta respuesta también hubo diferencia según las edades. El 19% de las personas menores de 29 años expresó tener conductas más agresivas que antes de la pandemia, pero el porcentaje disminuyó al 8% en los conductores mayores a los 65.
En tanto, las mujeres se expresaron en torno de su cambio de conducta. Un 14,6% dijo ser más agresiva al volante, mientras el 9,3% de los hombres se autoevaluó en esa conducta.
“Esta visión negativa del otro y positiva de uno mismo, se repite en cada sondeo que se realizó. Los datos nos muestran que se es crítico con los demás conductores, que se ven los errores en el resto de los conductores, pero no se logra ser capaz de reflexionar o autocriticarse, admitiendo los errores propios al conducir, que seguramente sucedan en la mayoría de los casos y en la misma proporción que los ajenos. Es muy importante realizar este análisis propio de cómo conducimos para poder generar un cambio si es necesario”, destacó el vocero de Cecaitra, Facundo Jaime.
Pero los datos en general, “revelan que se observa un tránsito con características más agresivas en la pos Pandemia. Esto debe alertarnos y darnos el impulso para continuar concientizando a la sociedad en materia vial. Estamos convencidos que un tránsito seguro se logra con peatones y conductores atentos, responsables y respetuosos”, finalizó Jaime.
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