Cada tanto, la industria y los creadores, rompen el molde con una solución que, al verla, genera en muchos una pregunta automática: “¿Cómo no se nos ocurrió?”. Muchas de esas ideas cambian paradigmas, usos, costumbres y funcionamientos en cualquier campo.
La llegada de los autos eléctricos a la movilidad del mundo, está destinada a marcar un hito, aunque finalmente después haya o se desarrollen otros modos de locomoción que sean amigables con el medio ambiente, y por qué no, incluso puedan terminar con ellos.
Porque así como un día los motores a explosión cambiaron el transporte de tracción a sangre por la de la tracción mecánica, algún día quizás se hable de los autos eléctricos como esa forma vetusta que tenía la civilización del siglo XXI para trasladarse. No hay modo de saberlo.
Como se ha explicado varias veces, el cambio de estos nuevos autos que se enchufan a la pared de los hogares, oficinas o estaciones de carga públicas, no radica solo dejar de lado los trenes motrices endotérmicos, sino en redefinir la forma de los vehículos. Ahora hay más espacio para los ocupantes, los habitáculos son más grandes y las aplicaciones entonces, generan nuevas oportunidades.
Una de las utilidades que está empezando a hacerse más popular, es la de transformar el auto en un departamento sobre ruedas al que solo le faltan una cocina y un baño, pero que es capaz de tener asientos que se hacen camas o sillones, y pantallas LED que se transforman en computadoras monitores de TV para ver películas o jugar juegos de consola. Incluso las ventanas empiezan a tener forma de pantalla para dar información o brindar entretenimiento.
Es aquí donde aparece la creatividad. Porque si al no existir el motor, la caja de cambios y la transmisión de ese motor hasta las ruedas motrices, ese espacio queda vacío, se puede tomar el camino mencionado, o bien, otro, que es hacer el auto de otra forma, que no tenga ese espacio que sobra y eso genere un beneficio.
Con esa idea nació el proyecto Aptera en 2019, como un concepto de auto solar a baterías, con una particularidad que lo hace único. Tiene tres ruedas en lugar de cuatro, dos adelante y una atrás, pero lo verdaderamente novedoso, es que los tres motores eléctricos están dentro de la cavidad de la rueda, donde naturalmente se encuentra la masa y el sistema de frenos.
El Aptera está diseñado para varias capacidades de paquetes de baterías, y aunque es solar, todas las opciones se pueden cargar a través de la red eléctrica. Las baterías pueden ir desde 25 kWh hasta 100 kWh, pasando por 40 y 60. El más más grande ofrece 1.600 kilómetros de alcance según el frabricante. Pero lo más importante es que el vehículo entra se anuncia como “el primer vehículo eléctrico ‘Never Charge’ del mundo”.
Los motores que van en cada rueda son los Elaphe de 50 kW (unos 67 CV), que permiten por su disposición, no cargar la suspensión con peso, ya que pasan a ser masa no suspendida. Se podrá usar solo con tracción delantera y tendrá la opción de adicionar la tracción de la rueda posterior, para mejorar sus prestaciones y lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 3.5 segundos.
Una parte del secreto de su eficiencia está precisamente en el peso. La carrocería, al no tener los motores colgados de la suspensión como un auto convencional, solo pesa 360 kg, a los que hay que sumar el peso de los ocupantes y las baterías, lo que permite que el consumo sea menor. El peso total, si bien no fue declarado, es inferior a los 1.000 kg con dos pasajeros.
La otra parte fundamental está en su tratamiento aerodinámico. En principio, que sean tres ruedas y no cuatro, reduce la fricción, pero además, las ruedas son angostas y están completamente carenadas, evitando el efecto de girar en contra del aire y sus remolinos. La forma de la cabina representa una gota de agua logrando un coeficiente de penetración en el aire de apenas 0,13 cx, algo que solo consiguen los prototipos solares que nunca han llegado a ser autos para la calle.
El panel solar del techo será estándar en todos los modelos y por especificaciones del fabricante, es capaz de proporcionar 32 km de autonomía solo de carga solar, algo que para un uso urbano sería suficiente para un recorrido cotidiano. Esa superficie solar se puede ampliar con el capot y la tapa trasera, llevando el área total de paneles a un 24% más, por lo tanto a una autonomía solar de 68 km. Por esta razón, salvo que el dueño de un Aptera quiera hacer un viaje fuera de las ciudades, los usuarios podrían tener un auto que nunca hay que enchufar.
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