Como muchos inventos geniales, algunas ideas surgen azarosamente o a partir de una serie de coincidencias. Bien podría ser el caso de un escocés llamado Toby McCartney, a quién se le juntaron dos vivencias que terminaron en una creación. McCartney suele contar cuando se le pregunta por origen de su empresa, que alguna vez, trabajando en India, vio como tapaban los pozos de las calles con plásticos quemados. Poco después, ya viviendo en su país, supo que su hija había dicho a la maestra en la escuela, que una de las cosas que se pueden encontrar en el mar es “plástico”.
Así, haciendo sinapsis de ideas entre ambas situaciones, se propuso explorar si era posible utilizar tantas toneladas de plástico diseminadas como desecho en el mundo entero, para fabricar un compuesto que le permitiera reemplazar el asfalto. Fueron varios años de trabajo probando diferentes modos de tratar el plástico, ya sea de botellas como de bolsas, con la misma piedra y arena con las que se hace el pavimento a base de petróleo. Y parece haberlo conseguido con éxito.
La empresa se llama MacRebur, tiene su sede en Escocia, y ya construye rutas que son hasta un 60% más resistentes que las de asfalto convencional y duran unas 10 veces más. Se fabrican a partir de plástico reciclado en grano, el cual se procesa con un activador que es la sustancia “no fosil” que han desarrollado y de la cual no se sabe demasiado por el mismo secreto industrial, y se mezcla en tres distintos compuestos.
MR6 es el más resistente y es apropiado para usarse en cruces de calles, rotondas y terrenos para vehículos pesados de movimiento lento. El MR8 que se usa para estacionamientos de grandes dimensiones, pero también para las zonas de detención de vehículos en las veredas de las casas particulares y entradas de garage, en rutas vecinales de poco tránsito o tránsito liviano. Y finalmente el compuesto MR10, que está diseñado para rutas de alto tránsito, tanto liviano como pesado, en donde la rigidez y la resistencia al agrietamiento son críticas.
Pero el sistema no es 100% libre de emisiones contaminantes, sino reducido, ya que efectivamente, en el compuesto patentado por MacRebur, se usa una parte de combustible fósil. De todos modos, la gran ventaja de este asfalto sintético o renovable, es la reutilización de los desechos plásticos.
Según informa la empresa, con cada kilómetro de ruta con este compuesto, se utiliza el peso equivalente de 1,2 millones de bolsas de plástico de un solo uso u 80.000 botellas de plástico. Y por cada camino de dos carriles de una milla (1,6 km), hay una compensación de emisiones de carbono de aproximadamente 33 toneladas, o el equivalente a 2,3 millones de esas bolsas de plástico. Además, el asfalto MacRebur es menos costoso que producir el pavimento convencional, a razón de un ahorro de 100.000 euros por cada 100.000 toneladas de su producto.
Además de aplicarlo en Escocia e Inglaterra, la compañía ya ha construido rutas en Australia, Dubai, Sudáfrica y Estonia, y han anunciado la inminente instalación de una planta de procesamiento de plástico y elaboración del asfalto en el estado de Florida, para poner un pie en EE.UU., que según dicen, es el mayor productor de desechos plásticos del mundo. Según un informe de la Fundación australiana Minderoo, que estudia especialmente el tema en el mundo, en 2019, cada habitante de EE.UU. generó 53 Kg de residuos plásticos en el año.
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