Cuánto pueda afectar el colapso de la empresa de Real State más grande del mundo en la economía global, es algo que sólo los especialistas podrían evaluar. La situación financiera de Evergrande, que ha reconocido esta semana tener problemas de liquidez que le impiden afrontar compromisos por 300.000 millones de dólares, no solo afectaría al mercado inmobiliario mundial, sino a muchas otras actividades. La industria automotriz es una de ellas, ya que desde 2019, el groupo tiene su empresa dedicada a la fabricación de autos eléctricos llamada Evergrande New Energy Vehicle Group, en la que lleva inyectados 7.700 millones de dólares.
La marca de esta línea de automóviles eléctricos es Hengchi, y la primera muestra de sus productos fue en el pasado Salón de Shanghai, donde exhibieron un prototipo de cada uno de sus nueve modelos, generando una expectativa gigante, ya sea por la envergadura de la compañía madre, como por sus planes. Hengchi anunció en ese momento que producirían un millón de autos para 2025, cinco millones para 2035 y 500 GWh de baterías por año en China.
Los autos no son económicos ni mucho menos. Cada uno de los nueve modelos presentados por Hengchi es de nivel Premium, con lo que mostraron sus planes de competir con Tesla y Mercedes Benz desde el comienzo. Aunque si lo que quieren es “convertirse en el grupo de vehículos de nueva energía más grande y poderoso del mundo”, como pregonan en su propio sitio web, probablemente tengan varias líneas de vehículos más asequibles.
Las inversiones fueron de tal magnitud, que en abril de este mismo año, después de mostrar sus productos en Shanghai, Hengchi estaba valorada en 87.000 millones de dólares, y en ese momento, su valor esa superior a Ford y General Motors cuando todavía no había vendido ni siquiera un automóvil.
Desde entonces a hoy, la valoración de la compañía ha caído un 90% según publica Bloomberg News, y el colapso de todo el grupo que debía dar respaldo al proyecto, ha generado que Hengchi haya dejado de pagar a su personal y proveedores de fábrica, dice el mismo informe.
El problema para la industria por fuera de Evergrande, es que sus inversiones no se limitan sólo su propia marca. En los últimos dos años, el grupo chino ha invertido en compañías como Guanghui Industry Investment Group, que posee la mayor red y canal de venta de vehículos del mundo, compró NEVS, la antigua marca sueca Saab, adquirió el 20% de Koenigsegg, el 32% de Faraday Future, otra start up de vehículos eléctricos, la participación mayoritaria de CENAT, una productora de baterías fundada por empresas chinas y japonesas, compró la holandesa e-Traction, que produce motores para vehículos comerciales, y la inglesa Protean Electric, que se especializa en motores eléctricos, y finalmente se asociaron con la compañía State Grid, para crear una empresa de servicios de carga inteligente en los estacionamientos de las ciudades en China para facilitar la carga de vehículos eléctricos.
Esto lo que deja expuesto, es que al estar implicados en tantos proyectos relacionados al mundo del auto, una caída como la de Evergrande podría afectar a mucha economías anexas. Si una empresa china de magnitud deja de pagar a sus proveedores, el impacto podría sentirse en todo el mundo, como en República Democrática del Congo, de donde extraen el cobalto de los cátodos de las baterías, hasta Argentina, Chile y Bolivia, por tener uno de los más grandes yacimientos de litio del mundo.
Mientras tanto, Elon Musk puede tomar esto como una leve ventaja a favor de Tesla, que hace poco recibió la aprobación como empresa de fabricación local en China, y sus autos producidos en su planta de ese país, no deben pagar aranceles de importación, con lo que competir con Evergrande era una posibilidad real.
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