Mientras la industria automotriz transita los 15 años que quedan para que en 2035 se dejen de fabricar autos con motores de combustión interna tal como está planteado tanto en la Unión Europea, como en EE.UU. e incluso en China, el planeta sigue expresando de las más diversas formas, su padecimiento por el calentamiento global.
La referencia reciente de haber paralizado por algunos meses la contaminación de los medios de transporte que emiten dióxido de carbono, a causa de las restricciones a la circulación que a nivel global se impusieron para combatir la propagación del covid-19, arrojó resultados alentadores. En ese breve lapso de tiempo, la atmósfera mostró limpia como nunca en décadas, y entonces la reacción de los grupos ambientalistas, que ya eran sumamente activos, se potenció aún más, y ahora reclaman que 2035 es muy lejos para hacer el cambio.
Pero cómo acelerar la conversión de autos de combustibles fósiles a eléctricos no parece posible, porque más allá del desarrollo de cada parte involucrada, hay miles de industrias que necesitan hacer esa transformación paulatinamente para no desaparecer, la ciencia debe encontrar un modo de reducir la huella de carbono que la movilidad motorizada está dejando
Una respuesta de la tecnología es la producción de combustibles sintéticos, también llamados combustibles verdes, o e-fuels.
El proceso de obtención de un combustible sintético no es simple, porque si así fuera, hubiera sido el modo de descarbonizar el medio ambiente hace ya un buen tiempo, pero tecnológicamente es capaz de reducir las emisiones de CO2 hasta en un 85% comparada con los combustibles fósiles. Y lo más importante es que el ciclo completo es beneficioso, desde su extracción, pasando por su producción, y terminando en la salida del escape de un motor.
Los cuatro pasos que producen “e-fuel”
#1 Electricidad limpia
Es por donde todo comienza, y se obtiene a través de molinos de viento y placas solares, de forma sostenible. El emplazamiento de una planta no es simple dado que debe estar en una zona con alta radiación solar y vientos frecuentes. La Patagonia es un claro ejemplo de un lugar ideal.
#2 Hidrógeno
Una vez que se ha generado la electricidad verde o limpia, ésta se utiliza para extraer hidrógeno del agua por medio de electrolisis. Como resultado se obtendrá hidrógeno verde. El agua, por su parte, proviene de un estanque de tormentas.
#3 Captar CO2 del aire
El dióxido de carbono (CO2) capturado de la atmósfera, se combina con el hidrógeno para producir metanol. Se crea la base del carburante sintético y se mejora al mismo tiempo la calidad del aire.
# 4. Gasolina sintética
Y finalmente, una vez producido el metanol, se elabora el combustible sostenible, que tiene base alcohólica y resulta mucho más limpio, tanto en su producción como en el uso final en los vehículos. Y además, no pierde rendimiento comparado con los combustibles convencionales de hoy día.
Hace pocos días se ha inaugurado la primera planta del mundo, llamada Haru Oni, que está en el sur de Chile, en Punta Arenas. Es un proyecto que han iniciado hace más de dos años, un conjunto de empresas como Porsche, Siemens Energy, AME, ENAP de Chile y la italiana Enel, especializada en energía eléctrica para la movilidad. La planta inaugurada producirá 130.000 litros en 2022, 55 millones en 2024 y hasta 550 millones en 2026.
Por supuesto que este es apenas un primer paso. Si bien no hay un precio de referencia que se haya dado a conocer, se sabe que el sistema de producción es considerablemente más complejo y por lo tanto, a valores de la actualidad, probablemente sea bastante más costoso que la gasolina convencional, aunque todos los especialistas aseguran que a medida que se vaya explorando, desarrollando y aplicando a los vehículos en todo el mundo, su costo bajará indefectiblemente. Además, el e-fuel puede funcionar en cualquier tipo de motor de combustión interna, sea nafta o diésel, con solo modificar su fórmula en el paso 3, al convertir el metanol.
Qué las principales compañías automotrices hayan decidido invertir en esta tecnología es un respaldo notable para que adquiera mayor notoriedad y apoyo. Que la Federación Internacional del Automóvil haya iniciado el camino de producir estos mismos combustibles sintéticos para que sean los propulsores del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 desde 2026, es más importante aún.
Para 2035 falta mucho tiempo, y si la huella de carbono se puede bajar en ese lapso de tiempo y además se da una respuesta a los millones de usuarios que, aunque quisieran, no pueden pasar a un auto eléctrico o de hidrógeno, o requieren una subvención de los estados, que lo hagan posible, con el costo que eso significa para las economías de todas las naciones, quizás estamos ante un escenario posible, real y aun así sustentable como alternativa.
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