Cuando el domingo 1 de julio de 2018, los aficionados que estaban preparándose para ver el Gran Premio de Austria de Fórmula 1, vieron despegar una persona desde la parte delantera de la grilla, donde estaban esperando para la largada el poleman, Valtteri Bottas y el campeón del mundo, Lewis Hamilton, todos se llevaron las manos a los ojos con el puño cerrado y se refregaron, azorados, como si hubieran visto algo increíble, imposible, que sólo la ciencia ficción y las películas habían mostrado.
Se trataba de David Mayman, inventor y piloto del Jetpack, una mochila con miniturbinas que le permitieron salir volando como Ironman, sin una nave, sólo con propulsores adosados a su cuerpo a través de un traje. El JB 9 fue el primer equipo, que luego tuvo dos evoluciones. Básicamente consta de un sistema de pequeñas turbinas que generan propulsión vertical y permiten que su portador, viaje por el aire con el cuerpo en posición de parado. Aquel equipo alcanzó los 3.000 metros de altitud y pudo desplazarse a 160 km/h.
Pero era la punta del iceberg, porque si bien el producto fue un éxito y así como se vio en un Gran Premio de Fórmula 1, se ha rentado para eventos privados de distinta índole, lo que quería hacer Mayman era desarrollar la tecnología para usos mucho más ambiciosos que el entretenimiento.
La idea era desarrollar una moto que vuele, aunque más que una moto terminó siendo una especie de moto de agua o moto de nieve por su diseño. Se llama The Speeder y acaban de anunciar que su primera prueba completa de vuelo se ha completado con total éxito.
The Speeder, por su forma, permite que el tripulante pueda ir en la misma posición que habitualmente toman los corredores de carreras de motos, es decir semiacostado y con las piernas levemente estiradas hacia atrás.
Igual que las motos de carrera también tiene una cúpula que proteger del viento a su conductor y, a la vez, reduce el drag, o resistencia al avance, aunque esto también tiene una misión fundamental, que es la de estabilizar el vuelo. De hecho, una de las mayores dificultades que Jetpack Aviation encontró fue precisamente la de estabilizar la moto, puesto que las leyes de la aerodinámica marcan que cualquier cuerpo, para poder ser efectivo, debe tener una forma constante y un modo de cambio de dirección muy preciso, que permita variar el rumbo o altitud, sin generar un desequilibrio que ponga en riesgo el vuelo.
Para eso tuvieron que empezar de cero con el software que comanda la intensidad y ángulo de la propulsión, y desarrollaron un chasis de aluminio de mayores dimensiones de las necesarias como para poder poner las turbinas en distintos lugares, de modo que les permitiera girar en cualquier ángulo para poder compensar un movimiento y la acción de las otras turbinas. El trabajo demandó unos 18 meses desde que empezaron con el primer prototipo, llamado P1, hasta conseguir que funcione a la perfección.
The Speeder es liviana, pesa solamente 104 Kg, y puede llevar a un piloto que pese hasta 108 Kg. Gracias a su aerodinámica, puede alcanzar los 240 km/h y llegar a una altitud de 4.500 metros. A diferencia de lo que todos imaginan, no es eléctrico sino que tiene dos opciones de motor, un motor diésel y uno de querosene, que alcanzan una autonomía por ahora algo baja, entre 10 y 30 minutos, dependiendo de la velocidad y el peso que lleven arriba.
Si bien esta moto de aire de JetPack Aviation se puede comprar por 380.000 dólares, solo habrá unos pocos que podrán tener ese privilegio, ya que en una primera etapa se fabricarán 20 unidades. El resto de la producción ya tiene dueño, y son el Gobierno y el Ejército de EE.UU., ya que han encontrado en The Speeder, un vehículo perfecto para misiones de apoyo e intervención rápida. La versión militar además, tiene un complemento autónomo, que se puede vincular a uno que se esté conduciendo por un ser humano, y que al prescindir del peso de un piloto, adopta la forma de vehículo de carga y almacenamiento de equipo para una misión militar.
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