Promediando los años 30, en los que un carrocero inglés llamado Harold Radford, hijo de un empresario que tenía una compañía de envíos de cargas internacionales, pidió prestado dinero a su padre para abrir una agencia de autos, dejando el negocio familiar.
Radford decía que, por aquel tiempo, los autos tenían defectos de diseño, y dejaban un montón de espacios desaprovechados. Probablemente haya sido un adelantado a su tiempo, porque en ese tiempo, si bien ya estaban los autos de lujo como Rolls Royce y Bentley, esa distinción que los hacía inalcanzables para un ciudadano común, eran los cromados, los materiales y el tamaño, pero no era un tema de diseño como probablemente ocurre hoy.
Harold supo aprovechar las conexiones que la empresa familiar le pudo dar con una sociedad de buen poder adquisitivo y pronto consiguió sus primeros clientes, que le dieron sus Bentley para que los modifique adaptándolos, por ejemplo, como autos para ir a cazar patos o para los famosos y típicos picnic campestres de la alta sociedad inglesa. Entonces se podían verse modelos con un contenedor de escopetas, o también de cañas de pescar en un costado, o con una mesa de picnic plegable escondida en una bandeja debajo del baúl.
Pero llegó la Segunda Guerra Mundial y el Cuerpo de Transporte Mecánico del ejército inglés le encargó una gran modificación de autos, para adaptarlos a sus necesidades. Le dieron 250 autos que debía transformar para ser capaces de montar un campamento en cualquier lugar, y funcionar como talleres que pudieran reparar vehículos de la flota e incluso aviones que tuvieran daños y era necesario poner al servicio de la real fuerza aérea en el menor tiempo posible. Así, Radford tomó unos Buick americanos por su longitud, los cortó detrás de las puertas delanteras, y les agregó una caja con mostradores de trabajo, con bauleras que guardaban las carpas y las estructuras que se montaban al mismo auto, y hasta las hamacas para poder dormir. Le encargaron que hiciera 10 por semana, lo que le insumió todo el personal y tiempo, por lo que las modificaciones de autos particulares quedaron por esos años, sin evolucionar.
Pero sus ideas trascendieron a nivel tal que hoy, muchos de esos inventos se pueden ver como diseño de origen en vehículos multiusos británicos como los Land Rover. Además, fue el creador y lo patentó como de su propiedad, del asiento trasero plegable y dividido con acceso al baúl. Y también fue el primero en colocar una luz externa en el techo de los autos reformados para caza, y que se podía mover según la necesidad desde el interior del auto.
Después de la guerra, su empresa continuó creciendo a punto tal que tanto Rolls Royce como Bentley empezaron a encargarle autos personalizados directamente a Harold Radford & Co, creando un mercado mayor aún para la prosperidad de su negocio.
Entonces con la década del 60 apareció un auto que cambiaría la historia, llamado Mini Cooper. Y Radford, que ya conocía a su clientela, asoció el deseo de tener un automóvil de lujo con la de tener un auto pequeño de esas mismas cualidades y calidad. Así nació algo así como un Mini Rolls, que se distinguía por su pintura, molduras, ventanas eléctricas, estéreo, y todo lo que los clientes querían tener de un Rolls en un Mini. La idea fue un éxito, el auto se puso de moda, y pronto estaban fabricando cuatro o cinco por semana. Así nació el Radford Mini, que luego adoptaría el nombre de Mini De Ville.
Los Mini de Radford tenían todo tipo de combinación de formas y materiales, externos e internos. En la parte superior de la gama estaba el Grand Luxe, con un interior completamente nuevo que incluía un tablero de instrumentos de nogal personalizado, un techo corredizo opcional, tapicería de cuero e insonorización adicional a la de serie. Además, se le instaló un sistema de levantavidrios eléctrico. Los paneles de las puertas eran completamente nuevos con luz en el zócalo, nuevo diseño de manijas y detalles en madera.
La carrocería generalmente se reformaba incorporando elementos que pudieran colocarse, como los bordes de los faros delanteros, las tiras cromadas y una parrilla con luces antiniebla incorporadas. En algunos modelos, las luces traseras se cambiaban por unas de Aston Martin o VW Beetle y tanto el capot como el baúl incluían luces que se prendían al abrirse.
La empresa de Radford tuvo que recibir socios cuando al morir su padre, él debió ocuparse del negocio familiar que no pasaba un buen momento económico. Y los socios de la empresa de autos fueron adquiriendo más porcentajes, hasta tomar el control. La compañía cambio de nombre e incluso de sede en varias oportunidades, hasta que Harold dejó su participación.
Sin embargo, su marca se mantuvo como un símbolo, y su nombre siempre fue parte de las distintas denominaciones que tuvo la empresa. De hecho, cuando los Beatles “descubrieron” los Mini De Ville y se quisieron sumar a la lista de usuarios, Harold Radford ya no estaba al frente del negocio.
Brian Epstein, el famoso manager de la banda, compró un Mini original y lo mandó a convertir. El auto, además de la personalización de su pintura, tenía un baúl perfectamente preparado para llevar las baterías de Ringo Starr, quién fue el depositario de ese modelo.
John Lennon tuvo un Mini construido por Radford poco después, a mediados de 1966. Era negro completamente, sin otro color, ni tampoco cromados.
Paul McCartney tuvo uno de color verde. Era un Radford Mini Cooper S de 1965. Tenía las luces traseras de Aston Martin, interior de cuero negro, iluminación de mapas en el interior, techo corredizo, faros halógenos de una forma diferente a la de los Mini y dos faros antiniebla empotrados en la parrilla.
George Harrison tenía un Mini que apareció en la película Magical Mystery Tour. Era un Austin Cooper S, fue construido para él por Radford a finales de 1965 y pintado de negro metálico. Pero a principios de 1967, el auto fue repintado de rojo con imágenes psicodélicas tomadas de un libro, Tantrum Art.
El éxito de Radford fue tal que fue contratado por Ford para hacer los asientos y tapizados del GT40 de calle que permitiera homologar el auto de carrera. Además, hizo cambios de imagen de lujo para autos como un Citroen DS Safari, Alfa Romeo GTV y Vauxhall Cresta. En un momento tenía un plantel de casi 100 artesanos trabajando en convertir autos. Pero los costos se fueron de las manos, los gastos también, y Radford fue a la quiebra en 1966. La intentaron salvar durante varios años, pero terminó cerrando en 1975.
Hoy, la marca parece que podría revivir. El diseñador Mark Stubbs, el especialista en automovilismo Ant Anstead y el campeón mundial de Fórmula 1 de 2009, Jenson Button, se han asociado parar construir un auto con ese nombre: el Radford Type 62-2. Inspirado en un Lotus Type 62 de la década del sesenta, utiliza el chasis del Lotus Evora y su mismo motor V6 de 3.5 litros sobrealimentado.
Radford ofrecerá su Type 62-2 en tres versiones. El modelo básico 62-2 Classic con el motor de 430 CV, seguido por el modelo Gold Leaf, con el mismo motor pero una calibración que le permite llegar a 500 CV, y el tope de la gama, llamado JPS, en el que el V6 está equipado con un nuevo turbo y un software de ajuste mejorado para llevar la potencia total a 600 CV.
Quizás incluso aparezca una cuarta versión 100% eléctrica en poco tiempo, pero eso sólo dependerá del éxito que puedan lograr con el renacimiento de un nombre que se asocia con autos ingleses completamente fuera de lo común.
SEGUIR LEYENDO