Como es sabido desde julio pasado, cuando la Comisión Europea expuso el Plan Fot for 55 con la idea de evitar que se fabriquen automóviles con motores de combustible fósil en el continente a partir de 2035, la mayoría de la compañías automotrices han comenzado a acelerar sus procesos de conversión, trabajando simultáneamente en los nuevos prototipos que se presentan constantemente, de versiones eléctricas de autos ya comercializados con la motorización de combustibles derivados del petróleo, pero también en gigafábricas de baterías y nuevos desarrollos de acumuladores de energía eléctrica.
Sin embargo, en medio de tanto movimiento, parece que no todos están tan convencidos de aceptar el Pacto Verde cuando sea finalmente aprobado por la Unión Europea, y empiezan a hacer movimientos estratégicos individuales, tendientes a salvar algunas industrias, para que eviten tener que desembolsar tantos millones en la transformación de sus productos, pero a su vez, desechar muchísimo material y tecnología que ya no se utilizará.
¿Y quién es el que más vería afectada su ecuación económica ante el descarte futuro de los poderosos motores de gasolina? Todos los fabricantes de superautos o hyperautos, cuyos modelos viven esencialmente de la potencia de sus impulsores.
En esas compañías se pueden encontrar a las grandes marcas alemanas, francesas y principalmente italianas, muchas de las cuales, solo producen estos autos deportivos y no una amplia gama de autos de todos los segmentos y tipos.
Italia está buscando que la prohibición propuesta no se aplique a sus fabricantes de superdeportivos, y ante esa situación el Director Ejecutivo de Porsche, Oliver Blume, le dijo a Bloomberg que cree que sería un error que la Unión Europea lo permitiera.
“Los eléctricos en la próxima década serán inmejorables. Los vehículos eléctricos están demostrando, una y otra vez, su superioridad en rendimiento, y ese camino solo continuará a medida que los fabricantes de automóviles desarrollen aún más la tecnología. Todos deben contribuir”, dijo Blume en una entrevista publicada en las últimas horas.
Y la politización del tema queda más expuesta que nunca con solo ver que los beneficiarios de esa eventual exención serían Ferrari y Lamborghini, aunque también marcas como la del argentino Horacio Pagani, y sin embargo todos ellos están trabajando fuertemente en desarrollar la tecnología de autos eléctricos. En el caso de Ferrari por ahora solo en autos híbridos y no completamente electrificados, pero Lamborghini ya ha mostrado su plan de autos eléctricos, y hasta el propio Pagani ya ha reiterado en varias oportunidades que aunque no sea lo que más le atraiga, habrá un Pagani eléctrico en algún tiempo.
“El eléctrico es una elección forzada y no natural. Todos somos conscientes de que debemos mejorar el planeta, pero la decisión de cómo hacerlo viene impuesta de lo alto, de la política. Y todos sabemos que los políticos no siempre toman las decisiones idóneas”, ha dicho Pagani en el transcurso del Motor Valley Fest de julio pasado, tal como ha reflejado el sitio Soymotor.com español.
Según ha dicho Pagani, el C-10, nombre de código del proyecto, tendrá disponible el motor de combustión V12 actual, pero también habrá una versión eléctrica para aquellos que lo deseen.
El desafío que enfrenta Pagani es desarrollar su hyperdeportivo con la idea de hacer un auto muy liviano, porque el peso la potencia, son la característica de sus modelos. Y agrega que “posiblemente hagamos un auto que sea una referencia para los eléctrico del futuro”.
¿Entonces? ¿De quién es el interés que defiende la posición italiana de eximir de la prohibición de fabricar motores de combustible fósil más allá de 2035?
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