Las 24 horas de Le Mans de 1970 quedarán en el recuerdo de todos los amantes del automovilismo por tres razones fundamentales. La primera es que ese año, las cámaras de Hollywood entraron por primera vez para rodar la película que llevó el nombre de la carrera, que se estrenó en 1971, y que tuvo como protagonista a Steve McQueen, dándole una visualización universal a esta tradicional carrera, que no podría haber tenido nunca como evento deportivo, y la segunda, porque fue la primera vez que aparecía en este clásico, el Porsche 917, uno de los más grandes autos sport de todos los tiempos. Y la tercera era que, después de 20 años de una práctica característica y única, la largada se haría con los autos estacionados a 45 grados en la recta principal, pero los pilotos ya no correrían desde el borde externo de la pista para subir y arrancar los motores, sino que tomarían la salida ya sentados y sujetados con los cinturones de seguridad.
Las cuatro ediciones anteriores de la carrera habían sido dominadas por el legendario Ford GT40, pero el cambio de reglamentación, permitía que corrieran Sport Prototipos a partir de 1970, por lo que los autos de producción como ese, habían quedado sin posibilidades de ganar. Fue entonces que JW Automotive, el equipo de John Wyer, que había ganado en 1968 y 1969 con el Ford, precisamente venciendo el último año a Porsche, fue reculado como equipo principal de la casa de Stuttgart para poner en pista tres 917, dos con motor 4,9 litros y uno con motor 4,5 litros.
El número 20 sería para Pedro Rodríguez y Leo Kinnunen, el número 21 para Jo Siffert y Brian Redman, y el tercero, número 22 con motor chico, para David Hobbs y el múltiple Campeón del Mundo de Motociclismo Mike Hailwood.
Para distinguirlos a lo lejos, Porsche los decoró de distinto modo, aunque con los mismos colores. El 917 número 20 tenía la trompa naranja en todo su ancho, que se transformaba en una línea central que subía por el frente hasta el techo. El auto número 21 tenía desde el inicio de la trompa, solamente esa franja central naranja, que continuaba en el techo, mientras que el 22 tenía la trompa completamente celeste y el techo completamente naranja.
La carrera se presentaba con un clima inestable y amenaza de lluvia para la noche, que aunque es la más corta del año y por eso Le Mans se corre siempre el segundo domingo de junio, es de todos modos el más duro reto para autos y pilotos. Ninguno de los tres autos de Porsche Gulf ganó la clasificación, que quedó en manos de otro de los 917, el número 25 de Vic Elford y Kurt Ahrens Jr. con un modelo de un equipo austríaco y un 917 LH en versión de cola larga (Langheck), lo que le daba mayor carga aerodinámica en la larga recta de Hunaudieres, que alcanzaba a superar los seis kilómetros de extensión.
Siffert y Redman habían quedado terceros con la Ferrari 512S de Nino Vaccarella e Ignazio Giunti, delante suyo, Rodriguez y Kinnunen quintos, también con otra Ferrari oficial delante, la de Arturo Merzario y Clay Regazzoni, mientras que el otro Gulf clasificaba apenas en décimo lugar.
Tras la primera hora de carrera, el auto número 21 se para por problemas técnicos dejando al equipo con dos autos. Media hora más tarde, empieza el diluvio cuando los autos de Wyre estaban en segundo y tercer lugar. Mike Hailwood maneja el 22 e inexplicablemente no para por gomas de lluvia a pesar de la señalización que le hace el equipo. Poco después de pasar los boxes, pierde el control del auto y choca con un Alfa Romeo, dejando solo un Porsche Gulf en carrera, aunque la buena noticia es que es el líder cuando empieza a caer la noche.
Y nuevamente es en las sombras de una pista apenas iluminada artificialmente en la recta principal y nada más, que las luces del número 20 no aparecen cuando debían. Es plena madrugada y el puntero ha roto la caja de cambios. No podrá terminar tampoco, aunque finalmente será otro 917K, el número 23 que conducen Hans Herrmann y Richard Attwood, el que se llevará las 24 horas de Le Mans.
Ese año también corrió un Porsche 908 con unas protuberancias extrañas en la carrocería. Era el auto que había sido segundo en las 12 horas de Sebring al comando de Peter Revson y Steve McQueen, quién era tan amante de los autos de carrera como Paul Newman, y quería correr en Le Mans, pero no fue autorizado por un tema de seguros. El actor quería protagonizar la película como corredor en la realidad, no solamente en la ficción. En ese 908, se habían montado tres cámaras para grabar escenas de la carrera verdadera, que se utilizarían en el film.
Pero para la filmación de “Le Mans”, McQueen sí se subió a uno de los 917 celeste y naranja. Fue al número 21, mientras que el actor Christopher Waite tripuló el número 22 con el que en la ficción, obtuvo la victoria. McQueen encarnaba al personaje llamado Michael Delaney, quién por pedido del propio actor, no debía ganar la carrera sino terminar segundo de su compañero de equipo. Entonces en la ficción, aquellas 24hs de Le Mans fueron ganadas por el auto número 22, que en la realidad había chocado.
Ese auto no volvió a correr nunca más en Le Mans, y de hecho, corrió muy pocas carreras del Mundial de Marcas, ya que fue comprado por un alemán para competir en Interserie, un torneo nacional que utilizaba los mismos autos del campeonato del mundo. Luego de pasar por una reforma a una carrocería Spider y seguir así el resto de su vida útil como auto de carreras en 1973, fue vendido tres veces a distintos coleccionistas, hasta que el último de ellos gastó una verdadera fortuna en restaurarlo a su forma original, un 917 Kurz (que significa cola corta), tal como corrió en Le Mans 1970.
En la restauración se utilizaron piezas originales, y lo único que no quedó exactamente igual fue el motor, que había sido reemplazado por otro 12 cilindros plano pero de 5 litros, el cual luego se llevó a 5,4 litros, capaz de entregar 628 CV. El auto se denomina Porsche 917 K, chasis 917-031/026, ya que el original era el 026 pero por practicidad para pasar las fronteras con todos los papeles y no tener que cambiarlos cada vez que se modificaba un chasis por un accidente, se le cambió el número a 031. Tras ser restaurado, se lo denominó con ambos números para poder certificar todas sus participaciones en competencias. El Motor es el 917-031 ya que ese es el que tiene desde que se cambió el número de chasis y corresponde a la modificación inicial.
El lote que salió a subasta comprende el auto original, todo el lote de repuestos, incluídas las herramientas que se utilizaban cuando competía, e incluso la carrocería Spider de Interseries, por si el nuevo dueño tiene la pésima idea de volverlo a poner en condición de auto sin techo.
Este sábado 14 de agosto, la casa RM Shoteby’s lo puso en subasta en la Monterey Motor Week, y a las 23hs de Argentina, después de 15 minutos de ofertas, se vendió en 15.000.000 de dólares.
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