Parece una contradicción, aunque tal vez sea sólo la necesidad de rescatar el espíritu que generó tanta pasión por los autos. En un momento del planeta en el que todo parece ir en dirección a consumir poco y hacerlo ecológicamente, y en el que la pandemia le mostró al mundo entero que las ciudades bajaron su nube de smog y las aguas volvieron a ser cristalinas ante la falta de circulación motorizada, las grandes marcas de autos deportivos parecen luchar para abrirse camino a los codazos, para poder avanzar en medio de una multitud de modelos que las asfixia circulando en dirección opuesta.
Claro que nada de esto sería posible si estas grandes casas que fabrican autos con motores que superan los 1.000 caballos de fuerza, no lo hicieran también con una transformación de sus productos hacia la necesidad ambiental.
Así aparecen desde todos los rincones de la industria, hypercars y superautos que ya no ofrecen pura potencia a base de motores de combustión interna, sino incorporando la propulsión eléctrica como parte de esa gran potencia. Aunque en proporciones muy bajas en algunos casos, es el modo de decir “acá estamos, cuidando el medio ambiente”, aunque sigan acelerando motores ultraveloces.
Aston Martin presentó este jueves en el Concours d’Elegance de Pebble Beach, en la Monterrey Car Week que termina este domingo, su versión Spider del famoso hypercar, Valkyrie, una creación del diseñador del equipo de Red Bull de Fórmula Uno, Adrian Newey, que asomó al mundo en 2017, cuando el equipo se llamaba precisamente Aston Martin Red Bull Racing Team, porque eran socios en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. El auto tardó tres años en pisar las calles, y lo hizo recién en marzo de 2020 para sus primeras pruebas antes de entregar las primeras unidades a sus ansiosos propietarios.
Y si el Valkyrie original tenía un diseño tan extremo como para asemejarse a un Fórmula 1 con techo y ruedas cubiertas, imagínense el Spider, que por su condición, mantiene la cabeza de sus eventuales dos ocupantes destapadas.
Como su modelo de cabina cerrada, la potencia es la combinación del motor de combustión interna V12 de 6,5 litros, capaz de entregar 1.014 CV y llegar a las 11.000 RPM, mezclado con un sistema híbrido que proporciona los restantes 62 CV, realmente muy poco en proporción, pero que cumple la función de entregar más torque. El motor de gasolina tiene 740 Nm, mientras que la combinación de ambos trenes de propulsión, le permiten llegar a 1.176 CV con un torque fabuloso de 900 Nm.
En términos de performance final, el Valkyrie Spider puede alcanzar velocidades máximas distintas según el modo en que se circule. Sin techo llega a 330 km/h y con la capota rígida alcanza los 350 km/h, claramente por razones aerodinámicas. Ese techo es un diseño liviano compuesto principalmente por fibra de carbono, que se desprende del arco trasero de las butacas, donde se guarda cuando se quieren usar como un auténtico Spider.
La aerodinámica ha sido el punto en el que más se ha trabajado para mantener las características del Valkyrie original, conservando los enormes túneles venturi de longitud completa que recorren a lo largo toda la carrocería. Estos túneles conducen el aire al difusor trasero y son claves para generar los más de 1.400 kg a 240 km/h de carga aerodinámica. Y es también lo que permite prescindir de alerones en el coche.
La producción se limitará a 85 unidades y las entregas están programadas para comenzar en la segunda mitad de 2022.
Los amantes de la potencia y el ruido de los motores grandes, seguirán teniendo por un tiempo estos pequeños placeres, aunque sea para ver pasar y escuchar. Pero los próximos hypercar ya no podrán tener este derroche de cilindrada y emisiones. El futuro es otro, habrá que empezar a disfrutar la velocidad silenciosa.
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