Dicen los arquitectos que el proyecto es la parte más difícil de la construcción de una casa. Y el principal motivo es que, muchas veces, el cliente no tiene claro qué quiere, cómo lo quiere y si es posible que esa vaga idea pueda ser llevada a la práctica. Imaginemos que si eso es complejo cuando se trata de hacer una construcción de material, que es única y, salvo que alguna ley de la física lo impida, puede adoptar casi cualquier forma, hacer eso mismo con un automóvil, debe ser mucho más complicado.
Sin embargo, Rolls Royce ha apostado por la personalización de los autos a un punto al que nunca se había llegado hasta ahora. Estamos acostumbrados a conocer casos de celebridades o ciertos personajes exóticos o excéntricos que han encargado a un fabricante, un auto con algunos detalles únicos personales. Así ocurre con autos de lujo como puede ser un Bentley o uno deportivo como un Pagani, pero siempre se ha tratado de elementos que se cambian, desde pintura, tapizados, o equipamiento Premium, pero nunca de forma básica de un auto, que se diseña, se testea, se produce en serie y luego se retoca a gusto del cliente.
Rolls Royce ha creado un departamento especializado para construir las carrocerías diseñadas a mano en conjunto con cada cliente. Claro que el proceso puede ser tan largo como el de construir una gran mansión, y el costo, incluso mayor aún. Este departamento se llama Coachbuild, y ya tiene un primer producto que merece la pena mirar en detalle.
Se trata de un Rolls Royce llamado Boat Tail, debido a que su diseño está basado en el mundo de los barcos. Según el periódico inglés Daily Telegraph, los dueños son el rapero Jay-Z y su mujer, la cantante Beyoncé.
El trabajo comenzó cuatro años atrás, en 2017, cuando en el Concorso d’Eleganza Villa d’Este, se presentó un automóvil que dejó a todos con la boca abierta. Se trataba de un auto que se había encargado en 2013 a la Rolls Royce y que su dueño había pagado una cifra nunca confirmada, pero superior a los 11 millones de euros. El auto era un modelo llamado Sweptail, y su diseño debía asemejarse a un auto de lujo, combinado con un yate y un avión, tal el gusto de su propietario.
Esa fue la inspiración para varios otros magnates que quisieron tener su propio Rolls personal y único, tres de los cuales, pidieron tener uno con perfil náutico también, inspirado en los elegantes veleros Clase J que compiten en todo el mundo. Ante la coincidencia, Rolls Royce les propuso que si aceptaban compartir la forma de la carrocería, cada uno tendría libertad para el diseño interior y las cosas que pudieran cambiarse exteriormente. Aceptaron, y comenzó el reto.
“Hemos creado un trío de coches excepcionales que, aunque comparten un estilo de carrocería común, están cada uno imbuido de la impronta única y muy personal de los clientes que los han auspiciado, de manera que cada uno cuenta una historia”, señaló Alex Innes, director de Rolls Royce Coachbuild Design.
El auto de esta pareja de músicos es el único Boat Tail que se ha podido ver de los tres, aunque siempre en reserva y como parte de la especulación periodística, ya que la empresa nunca ofrece información sobre la identidad de los propietarios de sus creaciones. Tiene una longitud de casi 5,8 metros, su vista lateral recrea con gran sutileza, la elegancia de las embarcaciones clásicas. Su parabrisas redondeado evoca también el de algunos cruceros de lujo.
De todas maneras, es su sección trasera la que recrea la popa de un yate. En ella se han utilizado paneles de madera Caleidolegno, un material habitualmente utilizado en interiores, aunque aplicado ahora para el exterior, donde contrasta con la pintura del tono de azul preferido del cliente.
Esos paneles cubren un doble portón que se abre en forma de alas de mariposa para dejar al descubierto dos compartimentos con todo lo necesario para disfrutar de un pícnic. Uno de ellos está refrigerado y se ha confeccionado a la medida exacta de las botellas de Armand de Brignac, el champán favorito del propietario del coche, según la nota de Rolls Royce.
También tiene cubiertos de Christofle, dos mesas desplegables y dos banquetas de la firma italiana Promemoria para esas salidas de espacimiento. Pero lo que más llama la atención es, sin dudas, la sombrilla que sale de ese compartimento trasero.
Creado a partir de un Phantom, el modelo de más alta gama de Rolls Royce, incluye también dos relojes reversibles de la maison suiza Bovet que pueden colocarse en el tablero o lucirse en la muñeca. En total, suman 1.813 modificaciones las que se han hecho respeto a un Phantom normal, de las cuales, naturalmente sobresale a simple vista la forma de la carrocería.
Siempre dentro del terreno de las especulaciones periodísticas, se dice que el costo del auto sería de unos 20 millones de libras, es decir, cercano a los 28 millones de dólares. Aunque no sea el precio exacto, este Rolls Royce Boat Tail es de todos modos, el auto más caro del mundo recién salido de fábrica.
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