Dicen que Hollywood encandila tanto a quien entra en el mundo del cine, que los cambia para siempre. Las luces de la fama son tan intensas que todo queda eclipsado y muchas veces las grandes estrellas simplemente se transforman en semidioses inalcanzables.
Sin embargo siempre hay una excepción que confirma la regla, y aunque debe haber muchos otros casos, el de Paul Newman parece ser uno de ellos. Y por solo jugar con las mismas palabras, podría decirse que lo que lo encandilaron fueron las luces de un auto en su espejo retrovisor, en plena noche, corriendo las 24 horas de Le Mans.
Claro que para que llegar a correr la mítica carrera francesa que cada año se disputó (al menos hasta la llegada de la Pandemia) en el segundo fin de semana de junio porque es la noche más corta del año, hay que pasar primero por unas cuantas pruebas menores que le den a un piloto la jerarquía necesaria para correr Le Mans.
Paul Newman conoció el mundo de las carreras en 1967, cuando Mario Andretti lo llevó a dar una vuelta en un Pace Car durante una carrera en la pista de Bridgehampton, Long Island. Newman tenía 42 años, edad a la que muchos pilotos se retiran, pero a pesar de haber filmado más de 50 películas, dirigido unas cuantas y ganado para ese entonces ya 4 premios Oscar, nada lo había impactado más que esa sensación de ir sobre un auto tan cerca de los límites. Fue amor a primera vista.
Por esa razón, apenas un año después, aceptó sin dudar un instante, participar del rodaje de la película Winning, que se estrenaría en 1969, y que contaba la historia de un piloto que se dedica con tal fervor a las carreras que pierde a su mujer. Como en la película se colocaban cámaras sobre los autos, Newman tuvo que hacer un curso de piloto que le permitiera controlar con destreza el auto de carreras de la filmación. Así, tomó clases de conducción deportiva con el instructor Bob Bodurant, y desde ese momento, descubrió que había una pasión escondida dentro suyo, que eclipsaba completamente a la actuación.
Como si el destino lo tuviera escrito, fue durante la filmación de Butch Cassidy and the Sundance Kid, un año más tarde, que Newman se quedó con el Porsche de Robert Redford, con quién protagonizaba el film, y fue así que empezó a entrenarse de manera particular con el auto alemán.
Entonces sí, Newman sintió que podía correr, y ese deseo era algo que le sacaba el sueño. Quería largar una carrera, estar solo con un auto, sin extras, sin directores que detuvieran las escenas si algo salía mal. La ficción no tenía la misma adrenalina de la vida real. De modo que alquiló un Lotus Elan con el que ganó su primera carrera de SCCA (Sports Car Club of America) en Thompson International Speedway en 1972, a los 48 años.
Ya ganaba carreras nacionales. Era tiempo de comprar su primer auto de carreras e iniciar una etapa decididamente profesional. Ese primer auto fue un Datsun 510, blanco con los colores azul y rojo que caracterizaban a los autos de la marca japonesa que después sería Nissan. Tenía el número 75, el favorito de Newman, y en sus laterales tenía un discreto “PLN”, que no era otra cosa que las iniciales de Paul Leonard Newman. Al comienzo decidió identificarse de ese modo, para evitar que su participación en las carreras fuera tomada como un acto promocional para su carrera actoral.
Según Bob Sharp, propietario del equipo para el que corría, su primer año fue una lucha. Rara vez era el más rápido, pero tenía progresos constantes. Newman era disciplinado y limpio.
En 1973 subió al podio en cinco de las seis carreras de la SCCA a las que intervino, incluyendo una victoria. Y para los siguientes años subió de categoría corriendo en dos clases de SCCA alternadamente. Ganó 14 de las 16 carreras en las que intervino, seis con un Datsun 280ZX y ocho en la categoría de sedanes Clase B con un 200SX. Pero como quería progresar, empezó a correr esporádicamente también en la serie de endurance de IMSA.
Así llegó la oportunidad de correr en las 24hs de Le Mans de 1979 con un Porsche 935 de más de 750 caballos de fuerza. Junto a Dick Barbour y el alemán Rolf Stommelen, llegaron en el segundo lugar absoluto y el primero de la categoría de autos IMSA. Fue su gran regalo, el que justificó aquello del encandilamiento en el espejo retrovisor, porque en la noche, Newman hizo turnos a un excelente ritmo y contribuyó a ese podio que obtuvieron al final de un día de carreras.
Pero la experiencia no se repetiría. Sobre el auto había sido rápido y se sentía feliz. Abajo, no. Desafortunadamente, la experiencia de Paul en quizás el evento de automovilismo más grande del mundo se vio empañada por su celebridad. Estuvo todo el tiempo acosado por multitudes, pero no de las carreras, sino del mundo de Hollywood. Ese mundo del que creía estar a salvo en los boxes de un autódromo.
Siguió corriendo en EE.UU. en la serie Trans-Am, siempre con Nissan y cada tanto participaba de alguna carrera de IMSA como parte de la tripulación de tres pilotos de algún auto. Mientras tanto, su pasión lo llevó a asociarse con Carl Haas (actual propietario del equipo homónimo en el Campeonato Mundial de Fórmula 1), en 1983. Newman/Haas Racing se convirtió en uno de los equipos más perdurables y exitosos de Indy. Mario Andretti ganó el campeonato de 1984, su hijo, Michael Andretti, lo alcanzó en 1991, Nigel Mansell en 1993, Cristiano da Matta en 2002 y Sebastien Bourdais entre 2004 y 2007. Newman/Haas han logrado 107 victorias en carreras de autos Indy desde 1983.
Pero Paul Newman cada tanto despuntaba el vicio. En 1995, a la edad de 70 años y ocho días, se convirtió en el piloto de mayor edad en formar parte de una tripulación ganadora, al obtener la victoria en su clase en las 24 Horas de Daytona.
Condujo hasta pasados sus 80 años de edad. De hecho, hizo la Pole Position en su última carrera, en Watkins Glen en 2007, en la que lució el número 81, la edad que tenía. Intervino en la producción de algunos documentales relacionados con el automovilismo como Dale (2005), sobre el corredor de Nascar, Dale Earnhardt.
Su última intervención en el cine, paradójicamente fue en la película animada de Disney Pixar, Cars, en 2006. Allí le puso voz Doc Hudson, el personaje que representaba al Hodson Hornet, un automóvil famoso en la historia de Nascar.
Poco después, Paul Newman falleció víctima del cáncer. Su vida en las carreras y fuera de ellas quedó registrada en el documental de 2015, Winning: The Racing Life of Paul Newman.
Newman fue incluido póstumamente en el Salón de la Fama de SCCA en la convención nacional en Las Vegas, Nevada, el 21 de febrero de 2009.
SEGUIR LEYENDO