Para tener un auto no solo hay que comprarlo, ponerle combustible, hacerle el mantenimiento y los correspondientes pagos de tributos y seguro. Para tener un auto, hay que tener muchas otras cosas, y una de las principales entre ellas, es tener mucha conciencia. Saber las señales de tránsito es parte del examen para obtener la licencia. Aplicarlas correctamente es lo que probablemente nos lleve más tiempo desde que adquirimos un auto. Se trata de entender que una cosa es manejar bien y otra es conducir bien.
Llevar ese aro que tenemos entre las manos, llamado volante, saber cuándo y cómo apretar esas tres palancas que están en los pies conocidas como pedales, y eventualmente saber administrar el uso de esa otra palanca, la palanca de cambios, no es saber conducir. Para saber conducir es necesarios saber circular correctamente en el entorno en que estamos, considerar a los otros, sean automovilistas, peatones, ciclistas, pero también es adquirir cierta empatía con el otro en cuanto a medir dónde estacionamos, y si entran dos autos no ocupar todo el espacio disponible, es mirar los espejos, hacer las indicaciones correspondientes a una maniobra usando la luz de giro, usar la baliza si vamos despacio a punto de detenernos para que quién viene detrás esté alerta, etc.
Pero aun haciendo todo eso correctamente, si creemos que ya sabemos todo, seguimos en un error. “Las cosas, del piso, no se caen”, fue una de las primeras cosas que a muchos nos enseñaron nuestros padres o abuelos cuando empezábamos a manejar al cumplir los 18 años. Y tenían tanta razón.
Objetos sueltos, peligro potencial
Es cierto que hace 40 años ni siquiera era obligatorio el cinturón de seguridad, o los apoya cabeza. Ni hablar de espejo retrovisor del lado derecho. Gracias que teníamos el izquierdo y el central. Los niños no se ataban en las plazas traseras ni de casualidad. Y era muy frecuente, en zonas rurales o en las sierras y montañas, llevar pasajeros propios o extraños en la caja de una pick up por muchos kilómetros. La conciencia del peligro potencial de estar sueltos arriba de un auto ante un accidente, era mínima o nula.
Quizás por esa razón, un reciente estudio del Observatorio Vial de la CECAITRA (Cámara de Empresas de Control y Administración de Infracciones de Tránsito de la República Argentina), organismo que nuclea a las empresas productoras de software vial, puede llamarnos a la reflexión.
En una encuesta telefónica realizada en población de la Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, se intentó verificar el nivel de conciencia de los automovilistas, respecto al peligro o no, que representa tener objetos sueltos dentro de un automóvil en caso de una violenta desaceleración, ya sea por una frenada fuerte o por un impacto vial.
En un auto podemos encontrar todo tipo de objetos como un teléfono celular, llaves y una mochila o cartera entre los más frecuentes, pero también un alcohol en gel, una botella de agua mineral o un paraguas, un paquete de pañuelos descartables un cuaderno o libro, una tableta, juguetes y por supuesto, las compras del supermercado, que muchas veces, por el solo hecho de evitar que se desparramen, no las guardamos en el baúl.
Sobre este punto fue la primera pregunta de la encuesta de CECAITRA
“¿Cómo evaluaría usted, entre muy alto y muy bajo, el nivel de peligrosidad de trasportar las compras de supermercado u otro tipo de objetos sueltos en el habitáculo de un auto?”
Allí, sólo el 15,7% indicó que lo considera peligroso: un 7,2% en nivel alto y un 8.5% muy alto. Además, para 4 de cada 10 (41.8%), el nivel de peligrosidad es muy bajo y para el 30.5% es bajo. El resto no eligió ninguna opción.
Y aquí viene el dato que mejor podría explicar la evolución de la seguridad vial en las nuevas generaciones, que probablemente jamás pensarían en llevar a una persona en la caja de una camioneta.
Si se considera la edad de encuestados, se pueden ver diferencias. La respuesta “no sabe/no contesta” fue elegida por el 9.2% de los adultos de 50 a 64 años, pero el porcentaje ascendió a 18.5% en los mayores de 65 años. Según el sexo, no hubo diferencias significativas en los encuestados.
“Que 7 de cada 10 conductores no consideren peligroso llevar cualquier tipo de objetos sueltos en el auto es para tener en cuenta. Generar conciencia vial, consiste en visualizar estas acciones que realizamos a diario y que pueden generar un siniestro vial o una lesión de los ocupantes del vehículo”, destacó Facundo Jaime, vocero de CECAITRA.
La ley nacional de tránsito que expresa la prohibición de “transportar cualquier carga o elemento que perturbe la visibilidad, afecte peligrosamente las condiciones aerodinámicas del vehículo, oculte luces o indicadores o sobresalga de los límites permitidos”. Pero el problema de los objetos sueltos, que pueden tapar los espejos o algún indicador del tablero de instrumentos, no es tanto el visual, como el objeto en sí mismo que, proyectado a velocidad dentro de un auto, puede lesionar a los ocupantes. Por poner un ejemplo, si un teléfono celular pesa unos 300 gramos, ante un impacto de 40 km/h a cero, pesará unas 4 veces más, por lo tanto, si nos golpeara la cabeza, recibiríamos un impacto de 1,2 kilos a 40 km/h. Solo con imaginarlo, duele un poco más.
“Cuando se produce una desaceleración brusca o detención total de un vehículo, las personas y objetos que viajan dentro continúan con la velocidad que llevaba el mismo hasta ese momento. Así, se produce el riesgo de que golpeen contra la carrocería o ser despedidos por el parabrisas. Pero a su vez, también las personas pueden ser golpeadas por los objetos sueltos dentro del habitáculo. Por lo tanto, se recomienda que todos siempre vayan sujetados con los correspondientes cinturones de seguridad, y los objetos sean guardados dentro de las guanteras o portaobjetos que hay para tal fin en los autos”, explicó Jaime.
Estos datos confirman que todavía existe un desarrollo muy grande por lograr en materia de concientización de seguridad vial. Otro de los casos es el de las mascotas a bordo. Es frecuente ver perros y gatos sueltos dentro de un automóvil, y más frecuente aún, es verlos tapando los espejos retrovisores, lo que encierra un peligro para quienes conducen, pero también para el entorno.
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