El paso del tiempo definitivamente cambia algunos paradigmas de nuestra vida. Y la tecnología es probablemente una de las responsables de esos cambios, porque interviene en generar nuevas costumbres. Solo por citar un ejemplo, podríamos mencionar la telefonía como una herramienta que cambió la forma de comunicarnos, pero si profundizamos, quizás encontremos que la llegada de Whatsapp ha sido más revolucionario aún, porque ha dejado a un lado las conversaciones como forma de comunicación.
En la historia del automóvil también ha habido grandes cambios a lo largo de la historia, y hoy podría decirse que tal vez estemos en presencia de la más grande de las transformaciones con los autos eléctricos por un lado y los autónomos por otro. El auto nació como medio de transporte mecánico que prescindiera de la tracción a sangre, pero luego se transformó en un modo múltiple de movilidad, tanto para placer o necesidad, como para transportar personas o mercaderías. Más adelante se transformó en un artículo de lujo y suntuosidad y también en un promotor de aventuras relacionadas con la recreación. Por otro lado, el auto permitió al ser humano moverse a altas velocidades, cosa inimaginada cuando nació esta máquina que reemplazaba a los caballos, y por eso se relacionó siempre la potencia con los caballos de fuerza.
En el último tiempo, el automóvil ha tenido otro cambio, que parece acelerarse cada día más, por el cual se están dejando de fabricar los autos convencionales, esos que llamamos sedanes, y reemplazar por un nuevo concepto que se ha denominado SUV, y que mezcla el confort de un auto con ciertas habilidades de una camioneta.
La historia que vamos a contar hoy es la de una marca que acaba de anunciar su entrada al mundo de los SUV a pesar de ser, en esencia, todo lo contrario. Se trata nada menos que de Ferrari, que presentará en 2022 un vehículo llamado Purosangue, pero al que no quieren encasillar dentro de los SUV por puro orgullo. Resulta que será el primer Crossover oficial de Maranello, pero podría no serlo si en 1969 se daba vía libre a un proyecto que solo quedó en un par de ejemplares de colección. Empecemos con una referencia personal de los dos protagonistas de la historia que dio vida a aquel automóvil que bien pudo haber sido el primer Ferrari SUV.
Enzo Anselmo Giuseppe María Ferrari no fue otro que el mismísimo Commendatore. Nació en Modena, Italia, en febrero de 1898. Y fue el creador del imperio que lleva su nombre, la marca automovilística más emblemática de todos los tiempos: Ferrari. Murió en agosto de 1988.
William Fisk Harrah, conocido como Bill Harrah, nació en South Pasadena, California, en septiembre de 1911. Fue el creador de otro verdadero imperio, pero de salas de juego. Todo empezó con un bingo, siguió con casinos y terminó siendo la famosa cadena Harrah’s, Hoteles y Casinos que se vendió a Holiday Inn luego de su muerte, en 1978. Bill también era amante de los autos, y tenía una colección gigante, que se comenzó a subastar luego de su fallecimiento, obteniendo más de 100 millones de dólares, y aun así dejar un remanente de 175 autos, que pasaron a formar parte del Museo del Automóvil William F. Harrah, en Reno, Nevada.
Según cuentan las crónicas, a fines de los años 60, Harrah tenía varios Ferrari en su colección pero quería tener un Ferrari 4x4, entonces no tuvo mejor idea que pedirle al Commendatore que le realizara un auto especial, a pedido, cosa que en aquellos tiempos se solía hacer, especialmente de marcas como Ferrari o Rolls Royce. Un millonario quería un auto único y lo encargaba.
Para dar contexto a la época, recordemos que fue entre 1966 y 1969, cuando Ferrari, tras rechazar la oferta de compra de Henry Ford, sufrió cuatro años consecutivos una más aplastante derrota en las 24hs de Le Mans a manos de los americanos Ford GT 40. Acaso esa situación haya intervenido también, solo él lo sabrá, pero el pedido de este californiano de hacer un Ferrari 4x4 fue rechazado enérgicamente por Don Enzo, y Harrah se quedó sin su Ferrari especial.
Pero como todo hombre decidido a lograr lo que se propone, Harrah siguió con la idea, hasta que un día, uno de los mecánicos que atendía su gran colección de autos, se estrelló con una Ferrari 365 GT 2+2 de 1967. Entonces, para Bill, apareció la oportunidad. Compró un Jeep Wagoneer 1969, y con su propio equipo de mecánicos, combinó el frente del Ferrari, incluyendo su motor V12 delantero de 4,4 litros y 320 HP, con la carrocería del Jeep, incluyendo la tracción integral. La caja de cambios de cinco marchas de la Ferrari fue reemplazada por una Borg-Warner T-10 de cuatro velocidades. Y como había que adaptar la doble tracción del Jeep, al motor V12 italiano se le modificó el carter para poder alojar el diferencial delantero.
El auto funcionaba bien, alcanzando 210 km/h de velocidad punta, con una aceleración de 9 segundos de 0 a 100km/h (60 mph en realidad es el modo en se midió en EE.UU.) Entonces parece que Harrah fue de nuevo al ataque para convencer al Commendatore con el prototipo ya terminado. Pero una segunda negativa de Ferrari, lo llevó a hacer una última modificación. El auto no se llamaría Ferrari sino Jerrari, adaptando la J de Jeep, y reemplazando el Cavallino Rampante por la caricatura de Eugene the Jeep, que era un animal imaginario surgido de la historieta de Popeye, con aspecto que mezclaba un perro con un oso y tenía habilidades para teletransportarse y moverse en cualquier terreno.
Tiempo después, Bill Harrah se volvió a entusiasmar con el proyecto Jerrari y construyó una segunda unidad, aunque esta fue menos compleja, porque en realidad no modificó la carrocería de la camioneta, que desde afuera parecía ser un Wagoneer normal. El secreto esta vez estaba debajo del capot, donde se alojaba el motor V12 del primer ejemplar, dejándole a aquel un motor V8 de Jeep.
Así, el Jerrari original quedó con motor V8 y la Wagoneer con el V12. Ni uno ni el otro se podría considerar el auto original construido por Harrah.
Lo curioso de la historia es que Sergio Marchionne, el desaparecido CEO de Fiat que logró la fusión que salvó a Chrysler de la quiebra en 2009, creando el nombre de FCA, había sido consultado oportunamente por la posible llegada de un SUV que fuera consecuencia de la unión de ambas compañías, bajo el nombre Ferrari. Marchionne había sido contundente al decir que eso no ocurriría por ninguna razón y deberían pasar sobre su cadáver antes que ver un SUV Ferrari, replicando el concepto de Don Enzo Ferrari.
Sin embargo, Louis Camillieri, CEO actual de Ferrari que cesará sus funciones este año, se ha mostrado muy entusiasmado con el proyecto Purosangue y los avances, aunque siempre se ha mostrado reacio a llamarlo SUV. Será una berlina de cuatro plazas, crossover o lo como quieran llamarla, todo por respetar la tradición. Como sea, si no puedes vencerlos, únete a ellos, y Ferrari tendrá su Purosangue en 2022.
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