La industria automotriz está encaminada a una de las conversiones más grandes de la historia de la movilidad. Los motores de combustión interna están dejando paso a los impulsores 100% eléctricos y eso hace que todos los desarrollos e investigaciones sean apuntadas para este nuevo concepto que tendrá una gran parte del mercado en los próximos años.
Así como Volvo anunció que en 2030 todos sus vehículos serán con esta nueva motorización, otras marcas están dejando algunos indicios de que sus autos también tendrán cero emisiones de carbono en un futuro. Por ejemplo, Mercedes-Benz ya comenzó a dotar a varios de sus modelos de la gama mundial con opciones híbridas como muestra de un primer paso en lo que será la movilidad del futuro.
Aunque los autos eléctricos de producción en serie aparecieron hace solo unos años, los estudios de este tipo de tecnología vienen desde hace mucho tiempo. En el caso de la marca alemana, se puede decir que el pionero de esta tendencia fue el Mercedes-Benz 190 (W 201), que mostró en mayo de 1990 en el Salón de Hannover, Alemania. Esta unidad transformada en vehículo eléctrico se presentó en la sección de innovación y dio el puntapié inicial de esta rica historia sin emisiones de carbono.
“El Mercedes 190, que en términos de longitud y peso se acerca más a los requisitos de un vehículo eléctrico es ideal para un prototipo de pruebas de baterías. El objetivo principal es evaluar la idoneidad funcional de todos los componentes en situaciones reales con todas las vibraciones, aceleraciones y fluctuaciones de temperatura experimentadas en el funcionamiento diario”, explicaba un comunicado publicado el día de su presentación.
Los 190 eléctricos se usaron para experimentar diferentes configuraciones y sistemas de baterías. Los dispositivos de almacenamiento de energía probados fueron principalmente baterías de cloruro de sodio-níquel o de sodio-azufre que tenían una densidad de energía significativamente mayor que las baterías de plomo clásicas. Sin embargo, la temperatura de trabajo de ambos sistemas fue de alrededor de 300 grados centígrados.
Hubo un cambio considerable en poco menos de un año. En marzo de 1991, Mercedes-Benz mostró un vehículo más avanzado en el Salón del Automóvil de Ginebra. El comunicado de prensa explicaba que el nuevo 190 de propulsión eléctrica contaba con varios beneficios. Cada rueda trasera contaba con su propio motor de CC alimentado por imanes permanentes con una potencia máxima de 16 kW (22 CV) cada uno, por lo que la potencia total era de 32 kW (44 CV). La energía se suministraba por una batería de cloruro de sodio y níquel y el frenado regenerativo devolvía energía a la batería. Una ventaja particular del concepto fue la eliminación de componentes mecánicos pesados, por lo que el peso adicional en comparación con un vehículo de producción en serie con motor de combustión era sólo de 200 kilogramos.
El interés en vehículos eléctricos experimentó un repunte en ese momento como resultado de las leyes aprobadas en California (Estados Unidos), por ejemplo, para introducir autos de cero emisiones. Mercedes-Benz no fue el único fabricante en tomar medidas esta dirección. A partir de 1992, se observaron algunos resultados en la costa alemana del mar Báltico, dado que se habilitó una gran zona de pruebas en la isla de Rügen que continuó su actividad hasta 1996. Gran parte de esto fue empujado por el gobierno alemán que financió el proyecto con 60 millones de marcos. El objetivo era probar vehículos eléctricos y sistemas de energía incluyendo sus baterías en el uso diario.
Mercedes-Benz envió a Rügen diez unidades del modelo W 201 que previamente habían sido equipados a mano en Sindelfingen con varias configuraciones de motor eléctrico y batería. Se utilizaron estaciones de recarga especiales con paneles solares fueron con la idea de probar un concepto consecuente desde el punto de vista medioambiental, ya que solo la electricidad de fuentes renovables puede considerarse completamente neutra en emisiones de CO2.
100.000 kilómetros en un año con un vehículo de prueba eléctrico
Los pioneros Mercedes-Benz 190 fueron conducidos en la isla de Rügen por participantes diversos entre los que se incluían, por ejemplo, taxistas que los usaban en la vida cotidiana. Uno de los ejemplares fue utilizado de forma especialmente intensa, llegando a recorrer alrededor de 100.000 kilómetros en un año. “Los resultados proporcionan nuevos conocimientos sobre la vida útil de la batería, el número de ciclos de descarga y carga posibles, la autonomía, el consumo de energía y la fiabilidad “, resumía el comunicado de Mercedes-Benz.
La pregunta sigue siendo por qué los vehículos eléctricos empiezan a establecerse ahora y por qué no continuar sobre la base de los proyectos de esa época. Vida útil de la batería, autonomía, reciclaje, infraestructura de carga y precio del vehículo se citan en un comunicado de prensa de Mercedes-Benz de 1991 como desafíos que enfrenta la movilidad eléctrica en el camino hacia la producción en serie.
Muchas de las respuestas a estas las preguntas se pueden responder hoy en día, después de más de 30 años de investigación. Una muestra de que (casi) todo está resuelto es la nueva gama de vehículos híbridos ofrecidos por Mercedes-Benz en el mundo y, por supuesto, la creación de la división eléctrica, que la automotriz alemana denominó EQ.
Proyectos como el 190 con motor eléctrico ayudaron a conseguir estas respuestas. Toda la experiencia acumulada por los expertos en la década de 1990 contribuyeron a la base del conocimiento integral del desarrollo de vehículos a la que los ingenieros recurren para el desarrollo de los modelos de hoy.
El último de la gama eléctrica: así será el Mercedes-Benz EQA
El Mercedes-Benz EQA será el vehículo de acceso al mundo de la movilidad eléctrica para la marca alemana. La llegada de este SUV a los mercados más importantes del mundo será recién a mediados de este año, pero la automotriz ya informó que el EQA 250 ofrecerá una potencia de 140 kW y tendrá una autonomía de 426 kilómetros. La batería de iones de litio de doble piso se integra como elemento estructural en los bajos del vehículo, y tiene un contenido energético de 66,5 kWh.
Según la marca, el diseño y el manejo intuitivo serán dos de los aspectos destacados del EQA. Los clientes dispondrán así por primera vez de un pequeño Mercedes con propulsión eléctrica, idóneo para el uso diario y con una elevada autonomía.
En cuanto su equipamiento, incluirá todo el nivel de seguridad que tiene su similar de combustión interna y en el confort contará con el sistema MBUX (Mercedes-Benz User Experience) que podrá configurarse individualmente con ayuda de distintas opciones.
El nuevo Mercedes-Benz EQA ya comenzó a fabricarse en Rastatt (Alemania) y en Pekín (China).
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