Después de la creación de varios modelos exclusivamente deportivos, BMW decidió experimentar con una nueva línea: la serie M. Tras varios meses de mucha expectativa, después de haberse hecho públicas las primeras informaciones en los medios de comunicación relativas al trabajo que la marca alemana podría estar haciendo para crear la variante del Serie 3 más rápida de la historia, en el Salón del Automóvil de Frankfurt (Alemania) de 1985, se dio a conocer el modelo que quedaría marcado como el precursor de las versiones deportivas de la automotriz germana: el M3 E30.
Para los ingenieros de la división M de BMW (conocida por esas épocas como BMW Motorsport), no resultó nada fácil darle forma al que estaba llamado a ser un modelo crucial para la marca: para su desarrollo hubo de adaptarse a unos plazos realmente cortos y, además, debería cargar sobre sus hombros con la responsabilidad de servir como base para la homologación de las variantes Grupo A dentro del universo de la competición.
En poco tiempo pudieron convertir al BMW M3 Grupo A como el modelo con mayor éxito en el automovilismo con, nada menos, que 17.970 unidades de producción. Esa cifra fue totalmente sorprendente teniendo en cuenta que el objetivo, para cumplir con la normativa de la FIA, era ensamblar al menos 5.000.
Una evolución constante a lo largo de seis generaciones
A lo largo de los 35 años de historia, iniciados aquel 12 de septiembre de 1985 con la aparición del primer E30, el M3 no dejó de evolucionar para demostrar la capacidad del brazo M de BMW para desarrollar vehículos que combinan a la perfección la mecánica y estética deportiva con el uso diario.
La llegada de este modelo se hizo desear. Los potenciales clientes tuvieron que esperar unos seis meses para conocer los vehículos definitivos. Fue a mediados de 1986 cuando la marca mostró los primeros BMW M3 de preproducción que fueron presentados a la prensa y a los usuarios en el circuito italiano de Mugello.
Para hacer honor a su condición de deportivo, la versión con motor equipado con catalizador alcanzaba los 230 km/h de velocidad máxima, mientras que la variante sin catalizador llegaba a los 235 km/h. Sin embargo, esas elevadas prestaciones no implicaban un consumo de combustible excesivo, ya que, en las pruebas de medición de la época en ciclo mixto, el BMW M3 consumía menos de 9,0l/100km.
Hasta fines de 1991, BMW vendió un total de 17.970 unidades del BMW M3 de primera generación; entre ellas, 786 unidades con carrocería descapotable, 501 ejemplares de la versión Evolution y otras 600 del M3 Sport Evolution, el más radical de la época.
Cambios estéticos y más deportividad para la segunda generación
El siguiente capítulo en la historia del M3 se escribió en 1992, cuando salió a la venta el E36 desarrollado sobre la base del Serie 3 Coupé. La fórmula empleada por los ingenieros de la marca para este modelo cambió con respecto a la de su antecesor, ya que optaron por un diseño exterior que, aunque lucía toques deportivos específicos, se alejaba del espíritu de carreras del M3 E30. Se optó por presentar un coupé de elegante imagen, sin estridencias, dotado con un motor potente.
Fue la primera vez que un M3 equipaba un motor de seis cilindros en línea. Su propulsor de 2.990 cc suponía un incremento de casi un tercio en la cilindrada en comparación con el motor de cuatro cilindros en línea y 2.302 cc del anterior M3.
Pero no fue más potente únicamente por su mayor cilindrada, sino también por la incorporación del sistema VANOS de regulación variable del ángulo de los árboles de levas, con el que era posible adaptar los tiempos de apertura de las válvulas de admisión en función de las revoluciones y de la carga de trabajo. De esta forma, no solo consiguieron aumentar el par motor y la potencia; también optimizaron el consumo.
Las prestaciones de este coupé eran realmente brillantes, con una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 6 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h. Esta última cifra no era más elevada porque la marca se comprometió voluntariamente a introducir esa limitación gracias a la incorporación de un dispositivo de control electrónico.
Nuevas versiones y aportes de la tecnología de la Fórmula 1
Hubo que esperar al año 2000 para ver una nueva generación del BMW M3. El E46 apostó por una imagen marcadamente deportiva al tiempo que redoblaba el esfuerzo invertido en su corazón con un nuevo seis cilindros en línea de 343 CV a 7.900 revoluciones por minuto.
Con el nuevo motor, BMW trasladó al M3 el concepto de altas revoluciones empleado en la Fórmula 1, aunque eso sí, debidamente adaptado para un modelo de fabricación en serie apto para el día a día. A 8.000 rpm, los seis pistones de este propulsor alcanzaban una velocidad de más de 20 metros por segundo, es decir, prácticamente igualaba el ritmo de un F1.
La tercera generación dio por finalizada su producción a mediados de 2006. Su comercialización alcanzó un total de 85.139 unidades, incluidos los 29.633 ejemplares de la variante Cabrio.
Ampliando las variantes y un salto marcado en su motorización
Por primera vez, esta serie fue anticipada con un prototipo mostrado en el Salón de Ginebra de 2007. Desarrollado sobre la base E92, este prototipo sorprendió al público no solo por su diseño exterior específico sino también por su motor V8, en lugar del seis cilindros que equipaban los M3 anteriores.
Pocos meses después de la presentación del concept, BMW presentó la cuarta entrega en la saga, un vehículo totalmente nuevo que estrenaba el V8 de 4.000 cc capaz de producir 420 CV a 8.300 rpm y un torque máximo de 400 Nm a 3.900 vueltas. Con tanta potencia disponible, podía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente a 250 km/h.
Cambio de nombre para una de sus versiones
La quinta generación, denominado F80, fue presentada en 2013, aunque no comenzó a venderse hasta principios de 2014. Era la primera vez que se presentaba simultáneamente la variante con carrocería de cuatro puertas y el coupé, si bien este último, siguiendo la lógica de denominación de modelos de BMW, pasó a llamarse BMW M4 Coupé.
El nuevo motor turbo, que representaba el regreso de los propulsores de seis cilindros en línea y que era capaz de alcanzar las 7.600 rpm, logró combinar lo mejor de dos mundos; al tratarse de un motor de altas revoluciones que reaccionaba de forma instantánea al acelerador. Gracias a la tecnología M TwinPower Turbo, la entrega de la potencia resultaba lineal dentro de una amplia gama de revoluciones, al igual que el par motor, que alcanzaba su cifra máxima desde tan solo 1.850 vueltas y permanecía constante hasta llegar a las 5.500 rpm.
Esta unidad desarrollaba una potencia máxima de 431 CV entre 5.500 y 7.300 rpm; es decir, 11 CV más de potencia que el motor V8 que empleaba el M3 de cuarta generación. Equipado con la caja de cambios opcional M DKG, este ejemplar era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos. La velocidad máxima estaba limitada electrónicamente a 280 km/h.
El último de la saga que mantiene la herencia de los 35 años de vida
El sexto capítulo de la historia del M3 ya comenzó con la llegada al mercado de la nueva generación. Al igual que la quinta generación, este Competition estará disponible exclusivamente con carrocería sedán, mientras que la versión coupé volverá a estar encarnada en su hermano, el nuevo M4 Competition.
Ambos modelos cuentan con el mismo corazón de seis cilindros en línea con tecnología M Twin Power Turbo capaz de erogar 510 CV a 6.250 rpm y alcanzar un par máximo de 650 Nm. Esta combinación, logra que el modelo demore sólo 3,9 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h y logre una velocidad máxima de 290 km/h con el sistema M Driver´s Package.
SEGUIR LEYENDO: