El origen de Opel es bastante particular. En 1862, Adam Opel comenzó a fabricar máquinas de coser en Rüsselsheim (Alemania), pero unos años después decidió incursionar en la industria de la movilidad y comenzó con el desarrollo de bicicletas que en ese momento se habían puesto de moda en Europa. La historia cuenta que Opel no era una gran admirador de los automóviles y al morir en 1895, sus hijos fueron los que se plantearon la posibilidad de entrar en el nuevo negocio debido a la caída de ventas de las bicis.
De esta manera, Opel Automobile GMBH abrió sus puertas en 1899 y en su primer año de producción, se fabricaron 11 automóviles. En los únicos tres años de su fabricación, se desarrollaron solo 65 unidades y comercialmente fue un fracaso, lo que derivó en disolver las sociedad que había realizado con Lutzmann.
Para continuar en la industria, la marca decidió ese mismo año firmar un contrato con el francés Alexandre Darracq para comenzar a importar sus vehículos y también los Renault. Finalmente, se logró acordar la producción de los Darracq bajo licencia en Alemania.
El primer gran salto en su historia lo hizo en 1924 cuando invirtió un millón de marcos en la modernización de su fábrica para adoptar la producción en serie con métodos de línea. De este modo estrenó el 4/12 CV, más conocido como Laubfrosch.
A fines de esa década, General Motors inició la compra de la totalidad de las acciones de la firma que terminó de realizarlo en 1931. Desde es momento comenzó a producirse el camión Blitz y unos años más tarde apareció la primera generación del Kadett, con un conjunto integral de bastidor y carrocería.
Corría el año 1940 cuando la planta de Opel en Rüsselsheim fabricaba su ejemplar un millón desde el inicio de la producción en 1899. Ese Kapitan, como se llamaba el vehículo, inauguró una especie de tradición por la cual la mayoría de las unidades con las que se alcanzaron registros significativos para la marca correspondieron a modelos de alta gama.
El Opel Kapitan era uno de los vehículos con los que la marca desafiaba a las más firmas “premium”, ofreciendo un nivel de calidad y de acabados elevado por un precio económico. Además de su carrocería autoportante, equipaba una suspensión delantera independiente, amortiguadores hidráulicos, refrigeración líquida con ventilador eléctrico y un sistema de desempañado del parabrisas, todos ellos elementos que causaban sensación en aquella época.
El 9 de noviembre de 1956, otro Kapitan fue el Opel 2 millones producido. Tenía una carrocería que recordaba las líneas de los automóviles estadounidenses de la época, nuevas suspensiones, paragolpes remodelados, perfiles decorativos, embellecedores de ruedas cromados y un original frontal de “boca de tiburón”.
La década del 80 en manos del lujoso Opel Senator
En 1983, un Senator CD fue el Opel 20 millones producido. Desarrollado sobre la plataforma del Rekord, con el que tenía un notable parecido tanto estético como mecánico, este modelo era más largo y espacioso y presentaba un frontal más ancho y algunos detalles específicos como el abundante uso de cromados, un frontal diferente, un montante trasero más perfilado y la presencia de una tercera ventanilla lateral que le otorgaban un aspecto propio. La gama incluía motores de seis cilindros en línea; un 2.8 de 140 CV y un 3 litros de carburadores de 150 CV cuya potencia aumentó a 180 CV con la adopción de la inyección.
El Opel Omega se dirigió a un nuevo segmento del mercado
Exactamente, el 23 de febrero de 1989, un Omega A 3.0 Caravan fue el Opel número 25 millones producido. Con la presentación de la primera generación, la marca alemana no solo cambió el nombre de su modelo tope de gama, sino que renovó por completo su imagen, con una connotación más dinámica.
Su estética era un ejemplo evidente del cambio de tendencia en los diseños. Según la marca, el frontal inclinado, los laterales lisos y las ventanillas enrasadas generaban una forma esbelta que se traducía en un óptimo coeficiente aerodinámico (Cx) de entre 0,28 y 0,30. La aerodinámica y el especial cuidado puesto en el desarrollo de la técnica de motores, en el consumo, en el respeto al medio ambiente y en la seguridad permitió a la marca ganar por segunda vez en tres años el premio al “Auto del Año en Europa”.
Solo cinco años más tarde, un Omega B MV6, la versión de altas prestaciones, fue la unidad 30 millones, mientras que el 2 de diciembre de 1999, la marca festejó un siglo de producción con la llegada del ejemplar 50 millones que, una vez más, era un Opel Omega B.
A diferencia de la primera serie, que se dirigía a la misma clientela que el Rekord , la segunda se posicionó como un rival más racional para los modelos de las marcas premium. Para ello, mientras que la primera generación se ofrecía con económicos motores nafteros, esta se distinguía por sus líneas redondeadas y por sus sofisticadas mecánicas de 2 y 3 litros nafteras y Diésel. Entre todas ellas destacaban un Diésel de 6 cilindros en línea de 130 CV y un V6 naftero de 3 litros y 210 CV de potencia.
La última joya de Opel ofrece la electrificación al alcance de todos
En 2020, 121 años después del primer Opel fabricado en Rüsselsheim, la marca lanzó el nuevo Corsa-e. Con sus 337 km de autonomía en ciclo WLTP, se puede utilizar a diario gracias a su batería de 50 kWh que se puede recargar hasta el 80% de su capacidad en solo 30 minutos.
En el nuevo Opel Corsa-e debutan tecnologías y sistemas de asistencia a la conducción que hasta ahora estaban presentes únicamente en segmentos superiores. Además, incorpora la alerta de posible choque con frenada automática de emergencia, el reconocimiento de señales, el control de velocidad de crucero basado en el radar y el sistema de protección lateral Flank guard basado en sensores, ambos opcionales. Pero todavía hay más con la disponibilidad del sistema de mantenimiento de carril y el de centrado en el carril, el control del ángulo muerto, la cámara de marcha atrás con visión de 180 grados y diferentes sistemas de asistencia de estacionamiento.
Por su parte, la motorización es de una potencia de 100 kW (136 CV) y un torque máximo de 260 Nm que se caracteriza por tener una buena agilidad en el tránsito citadino y una gran dinámica para el uso fuera de la ciudad.
El extraño paso de Opel por la región
Su alianza en la década del 90 con General Motors hizo que la marca empiece a ofrecer algunos de sus modelos en el mercado de la región. En México, se comercializó la segunda generación del Corsa bajo el nombre Chevy, a partir de 1994. Desde entonces, se mantuvo en el mercado con pequeñas modificaciones hasta el 2012 donde fue sustituido por los Chevrolet Aveo y Chevrolet Sonic.
También tuvo producción nacional en Colombia. En la planta de General Motors Colmotores, se ensambló el Monza entre 1985 y 1992 y luego el Corsa entre 1996 y 2005. También llegó el Astra de origen alemán, pero llevaba en su frente el logotipo de Chevrolet.
Por su parte, Brasil contó con un modelo derivado del Opel Rëkord en 1969, bajo el nombre de Chevrolet Opala. Este se mantuvo en el mercado de manera ininterrumpida hasta el año 1992, cuando fue reemplazado por el Omega, similar a su homónimo alemán, pero motorizado con unidades importadas desde los Estados Unidos. La marca continuó a cuenta gotas y, hoy, se siguen viendo por las calles brasileñas varios modelos de origen Opel.
Chile es el único país de Latinoamérica donde comercializa su gama conformada por los modelos Adam, Corsa, Astra, Cascada, Antara, Meriva, Mokka e Insignia. La marca alemana volvió al mercado de ese país en 2011, luego de haber cesado sus ventas en 1998.
Después de producir en las décadas anteriores en Argentina, el Opel K 180 de 1974 se transformó en uno de los emblemas de la marca en este país. Ícono de esa época, este modelo contaba con un motor de cuatro cilindros de 86 caballos de potencia que era producido de manera local. En los 90, los ejemplares de la firma alemana regresaron al mercado, pero (casi) todos eran ofrecidos con el logo de Chevrolet.
SEGUÍ LEYENDO: