El Méhari nació de una intuición bastante particular. En 1947, en Francia, se fundó la SEAB (Société d’études et d’applications des brevets) comandada por el empresario Roland de la Poype que trabajaba con materiales innovadores para la época, particularmente plásticos y resinas coloreados en la masa.
En la flota de vehículos de la SEAB figuraban una serie de utilitarios AZU y AK, desarrolladas por Citroën sobre la base del 2CV. Un día, uno de estos modelos sufrió un accidente de importancia y la carrocería quedó seriamente dañada, no así la mecánica.
Con tantos daños que tenía, De la Poype decidió no repararlo porque tenía una idea en mente: quería realizar una carrocería de plástico para instalarla sobre una base Citroën creando un vehículo completamente nuevo orientado al mercado de los comerciales, capaz de cargar elementos voluminosos pero que ofreciera además la posibilidad de cerrarse como una pequeña camioneta o abrirse completamente, como un descapotable de dos plazas.
Para esta idea totalmente descabellada para la época, se realizaron diferentes propuestas y unos cuantos prototipos con la ayuda del diseñador Jean-Louis Barrault, que había trabajado en otra colaboración para la firma de perfumería L’Oréal.
Una más conformado el proyecto se inició el proceso de fabricación. Para la carrocería se eligió el ABS: un material fácilmente termoformable, flexible y que se podía colorear en la masa. El resultado fue un pequeño todoterreno de plástico que utilizaba el chasis del bicilíndrico AZU.
Este desarrollo fue presentado a la dirección general de Citroën en un encuentro en el sótano de la fábrica del Quai de Javel, junto al Sena, en el centro de París, allá por 1967. Por parte de la automotriz francesa, estaban presentes Pierre Bercot, Director General y responsable de vehículos comerciales mientras que por la SEAB acudieron Barrault y el propio De la Poype.
No era la primera vez que se encontraban: la SEAB estaba entre los proveedores de Citroën, para la que producía paneles de puertas y otros elementos de plástico, todos ellos bien realizados, pero sin respetar, en muchas ocasiones, los plazos acordados. Por este motivo, cuando De la Poype propuso “ustedes nos envían los chasis y nosotros construimos la carrocería y montamos los autos”, Bercot dibujó una sonrisa y contestó “de ninguna manera: ustedes se encargan de la producción de las piezas, pero el auto los fabricamos nosotros”.
Según cuenta la historia, a Bercot le bastaron solo diez minutos para darse cuenta de las posibilidades que ofrecía el Méhari, un vehículo interesante como variante de trabajo, pero, sobre todo, como automóvil de ocio. Era liviano, hasta el punto de poder enfrentarse a firmes irregulares sin excesivos problemas ya que no se encajaba en el barro ni en la arena o en la nieve.
Después del prototipo inicial de color ocre (elegido para adecuarse al tono de los vehículos del servicio de mantenimiento de las rutas francesas) en la SEAB se fabricaron una veintena de unidades en los colores más dispares: amarillo, rojo, azul, verde e incluso un improbable color plata. Todos estos colores se utilizaron para la presentación oficial.
Mientras que una joven generación salía a las calles parisinas en busca de más libertades, Citroën develaba el 11 de mayo de 1968 en el campo de golf de Deauville (Francia), un modelo adelantado a su tiempo, símbolo del espíritu de la independencia.
La producción se inició de inmediato en dos versiones de dos y cuatro plazas. La primera tenía, en Francia, algunos beneficios fiscales y la segunda estaba dotada de una fila trasera plegable que quedaba enrasada en el piso del espacio de carga y que, al plegarse en una única maniobra, convertía al Méhari en un pickup en menos de diez segundos.
Inspirado en las personas, el Mehari adelantado a su tiempo sedujo a todos, agricultores, amantes del aire libre, tanto de la playa como la montaña. Veloz gracias a su ligereza y capaz de llegar a los lugares más insospechados, su nombre se eligió derivado de una raza de camellos de carreras, particularmente robustos y resistentes.
Del Méhari se fabricaron unas 150.000 unidades durante casi 20 años: entre 1968 y 1987, incluyendo las versiones 4x4 que sirvieron en el ejército francés y se utilizaron como “ambulancia rápida” en el París-Dakar de 1980, donde demostraron su increíble eficacia para meterse en las dunas sin atascarse en ningún momento.
Del innovador modelo de la década del 60 hasta la llegada del revolucionario E-Mehari
Aprovechando la rica historia del modelo que marcó una época dorada para Citroën y el público francés, en 2016, la automotriz lanzó el E-Mehari, un cabriolet de 4 plazas que lleva algunas líneas de su antecesor y tiene una motorización 100% eléctrica.
Este modelo, que llegó al mercado europeo en cuatro colores: azul, naranja, amarillo y beige, dispone de una carrocería elevada, marcada por piezas negras como los protectores de los pasos de rueda, los bajos de la carrocería y de los paragolpes.
El E-Mehari definitivamente retoma el espíritu del antiguo modelo. Es “cabrio” con una capota móvil que cuenta con un cierre lateral y anchas ventanas transparentes. Según las necesidades, se puede decidir descapotar la parte delantera, la trasera, el lateral o todo el conjunto. Además, está dotado de cuatro plazas reales y en la parte trasera tiene un banqueta rebatible. También para seguir la línea de su precursor, esta construido sobre una carrocería termoformada: un material plástico que no sufre la corrosión, no necesita mantenimiento de pintura y resiste a los pequeños golpes gracias a su elasticidad.
Otra características innovadora es su tecnología. Tiene una motorización 100% eléctrica con una batería LMP (Lithium Métal Polymère). Esta última está catalogada como una batería seca (es decir “todo sólido”), lo que les confiere numerosas ventajas, entre las que destaca una insensibilidad a las variaciones climáticas. El E-Mehari alcanza una velocidad máxima de 110 km/h y ofrece una autonomía de 200 kilómetros en ciclo urbano.
Estas baterías se recargan completamente en 8 horas con una toma de 16A en las instalaciones que lo permiten (enchufes domésticos o públicos) o en 13 horas en los tomas hogareños con 10A de intensidad.
Producido en la fábrica de PSA Peugeot Citroën de Rennes, el E-Mehari comenzó a comercializarse a mediados de 2016 en el mercado europeo.
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