Tesla-Rivian, Rivian-Tesla. Esa será una de las grandes peleas de la industria automotriz en su flamante era eléctrica, la que marcará el ritmo de los años que vienen en todo el planeta. Aunque la firma del magnate sudafricano Elon Musk lleva varios años de desarrollo, con distintos modelos insertos en el mercado, y ya va por su quinta factoría, en Texas, Rivian se planta como un duro competidor para el modelo fetiche de Musk, su Cybertruck.
Por un lado, Tesla compite con el gigante japonés Toyota por ser la compañía automotriz más valiosa del mundo. La firma de Silicon Valley, además, sigue ostentando envidiables balances trimestrales en lo que va de este 2020. Por el otro, Rivian es una empresa joven que también fabrica vehículos eléctricos, pero que todavía no ha producido ninguno a pesar de contar con dos prototipos muy prometedores: el SUV R1S y la pick up R1T, que cuenta con la particularidad de poder girar sobre su eje con un tanque de guerra. Esta camioneta será a partir de 2021 una de las alternativas eléctricas a la Cybertruck de Tesla.
Lo cierto es que la guerra entre ambas compañías comenzó antes de que sus modelos empiecen a dirimirse el mercado. Hace días, Tesla demandó en los tribunales a su competidor Rivian, a quien acusa de robarle información confidencial sobre sus desarrollos y de quitarle empleados. Según la denuncia presentada por Tesla, “Rivian está animando de forma consciente la apropiación de los secretos comerciales de Tesla, información confidencial y registrada por parte de empleados de Tesla que Rivian contrata”.
La empresa de Elon Musk, que en otras ocasiones ya ha demandado a compañías emergentes del sector tecnológico como Zoox y Aurora, agregó además que Rivian “desarrolla un esquema alarmante para atraer a sus empleados con el fin de obtener información confidencial”. “Malversar la información confidencial competitiva y útil de Tesla cuando deja Tesla para una nueva compañía es obviamente erróneo y arriesgado”, detalla la denuncia. El texto también hace referencia a cuatro antiguos trabajadores de la firma californiana, que supuestamente llevaron información confidencial cuando se unieron a Rivian. Según la empresa de Musk, 178 antiguos empleados de Tesla pasaron a formar parte de Rivian, que emplea un total de 2.300 personas.
Las acusaciones de Tesla fueron rechazadas rotundamente por Rivian. Un portavoz de la compañía declaró en la cadena de televisión estadounidense CNBC que “las alegaciones de la demanda no tienen fundamento y son contrarias a la cultura de Rivian”. “Al llegar a Rivian exigimos a todos los empleados que confirmen que no han introducido y no lo harán la propiedad intelectual de antiguas empresas en las que hayan trabajado”, explican desde Rivian.
La joven empresa fundada en 2009 por Robert Scaringe, hábil emprendedor de la nueva industria automotriz, cuenta con el apoyo de potentes inversiones de gigantes como Amazon y Ford. Sin haber lanzado algún vehículo, hasta el momento Rivian ha recaudado unos 1.700 millones de dólares en inversiones de diversas compañías, pero tanto el SUV como la pick up están previstos que puedan presentarse recién durante 2021. Sin embargo, Scaringe supo generar expectativa en torno a su compañía a partir de sus desarrollos en tecnología -más allá de vehículos-, que puede ser clave como soporte en los procesos de electrificación de automotrices más tradicionales. Amazon, por ejemplo, ya anunció que comprará 100.000 unidades de la camioneta eléctrica de Rivian ni bien salga al mercado.
Actualmente Rivian cuenta entre sus filas con ex ejecutivos e ingenieros de Apple, Tesla, McLaren y Ford. En su planta profesional se destaca Mike Bell, el actual director de tecnología, que fue vicepresidente de Apple y ayudó a dar forma al iPhone; Graham Meeks, quien durante 17 años estuvo como jefe de ingeniería en carrocería en McLaren; y hasta seis ex Apple que trabajaron en el proyecto del coche autónomo, Project Titan. La guerra ya empezó con una primera batalla en tribunales.
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