Enzo Ferrari tuvo a Laura Domenica Garello como única esposa, a Lina Lardi como secretaria, amante y madre de un hijo extramatrimonial, y a Fiamma Breschi como el amor imposible que persiguió desde fines de los 50, cuando seguía casado y ya había formado una familia paralela. Ejemplo dentro del paradigma machista que dominó la sociedad durante siglos, este italiano no perdía el tiempo con las mujeres, tanto que se mantuvo como un Casanova aun en medio de la depresión que significó en su vida la muerte de Dino, el hijo que tuvo con Garello, a muy temprana edad. De todos modos, no se identifica con Il Commendatore la autoría de la sugerente denominación en tres autos surgidos de Maranello entre los años 70 y los 80: el nombre Berlinetta Boxer es, en verdad, la máscara que ocultaba un homenaje a Brigitte Bardot, uno de los íconos de la belleza femenina en el siglo 20.
A Bardot se le atribuyeron al menos cien amantes, entre hombres y mujeres, en una vida sentimental y sexual muy activa que incluyó cuatro matrimonios. No hay registros históricos, sin embargo, de contacto alguno con Don Enzo, pese a que la francesa supo pulular por el mundo de los autos bajo las luces del jet set. De hecho, entre los romances que se le cuentan, hubo uno fugaz pero ardiente de dos semanas con un argentino, Charly De Menditeguy, cuando este prolífico deportista (10 de hándicap en polo y eximio piloto de carreras) pudo haber tenido la oportunidad de suceder a Juan Manuel Fangio en la Fórmula Uno cuando el Quíntuple le puso punto final a su periplo europeo, en 1957.
Bardot, nacida en 1934, se mostró en toda su dimensión ante el mundo con la película Y Dios creó a la mujer, de 1956 (mismo año que se la relacionó con De Menditeguy, casualmente), tanto que se posicionó como la competencia francesa de un dominio por la belleza femenina que tenían por entonces las italianas Sofia Loren y Gina Lollobrigida. Protagonizó casi medio centenar de películas, fue durante años el rostro de Marianne (una figura alegórica y personificación de los valores de la República Francesa) cuyo retrato es un símbolo presente en edificios públicos y hasta en sellos postales y monedas, y en los últimos tiempos se la pudo reconocer como una figura relacionada con el activismo en favor de la protección animal. De hecho, sus escasas apariciones públicas más recientes se vinculan con ello.
A finales de los 50, Ferrari empieza también con la etapa más prolífica de su creatividad, con la aparición de autos que lo ungieron como la máxima referencia de la deportividad: las 250 y las 275, entre otras gemas.
Ya en los 70, y con formas no tan redondeadas pero igualmente armónicas, en Maranello aparece otro de los grandes referentes históricos: la Ferrari 365 GT4 Berlinetta Boxer es uno de los autos más bellos que la firma italiana haya producido. Y el mismo camino siguieron sus sucesoras, porque las BB512 y BB512i (de 1976 a 1984) son evoluciones que mantuvieron el concepto estético. Lo llamativo de estos autos es por qué les pusieron un nombre que, en rigor de verdad, no tenía sentido alguno con sus características.
Los trazos de la 365 GT4 BB original salieron de la usina creativa de Pininfarina pero con la firma del diseñador Leonardo Fioravanti, quien hizo sus primeros trabajos en la empresa de Giorgetto Giugiaro antes de lanzarse en soledad, y también se le acreditan otras Ferrari, como la versión de calle de la 250 LM y una intervención en el diseño de la Dino 206 GT.
Ferrari le había encargado a Pininfarina el diseño del heredero para la Daytona. Y lo hizo con las siguientes instrucciones: “Tienen que hacer un auto que no tuviera motor delantero, sino un 12 cilindros montado en posición central, y tan atractivo como la Daytona”.
Pininfarina cumplió su cometido creando un prototipo que dividía la carrocería en dos partes diferenciadas, una superior y otra inferior (por eso, la primera BB era bicolor: la parte negra servía para subrayar precisamente ese concepto), un frente muy plano y aplastado, un parabrisas envolvente y un capot en el que, por primera vez, las tomas de aire y las parrillas de refrigeración se transformaban en elementos de diseño.
El auto fue presentado en el Salón de Turín de 1971 y con un nombre que merece una explicación detallada: como era costumbre en Maranello, el “365” indicaba la cilindrada unitaria que, multiplicada por 12, daba como resultado 4,4 litros; “GT” eran las iniciales de Gran Turismo y el “4″ indicaba el número de árboles de levas en cabeza (dos por bancada). Hasta entonces, jamás se había visto una Ferrari con nombre de mujer. Por tanto, la sigla BB se tradujo oficialmente como Berlinetta Boxer, una buena solución para esconder una historia de amor, o de enamoramiento.
Fue Fioravanti quien rompió el secreto que estaba guardado detrás del nombre BB. Contó que tanto él como su equipo, en el momento de hacer los trazos del auto, sabían que estaban creando un modelo con formas exacerbadas. “Por supuesto, todos pensábamos en Brigitte Bardot. La imagen surgía de una película con ella muy joven y en la que apenas iba vestida. Todos habíamos visto la película recientemente. Desde el primer momento nos referíamos al coche como BB”, expuso el diseñador.
Tal como explica el propio Fioravanti, es un nombre sin sentido. Para los italianos, una berlinetta tiene motor delantero. Y el 12 cilindros de la 356 GT4 BB tampoco es un boxer, sino un V12 a 180º. La diferencia radica en que cada par de pistones comparten muñequilla en el cigüeñal, mientras que en el boxer cada pistón va unido a una muñequilla. Se trataba de la misma geometría de motor utilizada en los Fórmula Uno de la época, aquellos que llevó a Niki Lauda a ser campeón del mundo. En este caso, desarrollaba 385 caballos.
La primera BB, aparecida finalmente en 1973 para competir con los Lamborghini Miura y Countach, se construyeron 387 unidades, de las cuales 88 fueron con volante a la derecha (58 de ellos para el mercado del Reino Unido). En 1976 se actualizó bajo la denominación BB 512. El número que acompañaba a la sigla BB se refería al motor de cinco litros y 12 cilindros, que tuvo una reducción en la potencia a 365 CV. Se produjeron 929 autos. Finalmente, en 1981 apareció la BB 512i, que tuvo un facelifting pero mantuvo prestaciones. Con 1007 unidades fabricadas hasta 1984, le puso punto final a esta familia cuando apareció la sucesora: la mundialmente reconocida Testarossa.
Hasta esta revelación, a Brigitte Bardot se la había vinculado con Ferrari de manera indirecta, ya que el cineasta Roger Vadim, su primer marido, había manejado una 250 GT Spider California de 1959 por la que en una subasta de 2012 se pagó seis millones de dólares. Un detalle que ahora, con el diario del lunes, tiene más sentido: las dos B de la sigla aplicada en las Ferrari tienen una sugerente deformación, que además de la letra, se asemeja a una boca dando un beso.
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