Se trata de la gran leyenda de Maranello. La Ferrari F40 no solo llegó al mundo automotriz en 1987 como un modelo especial para conmemorar los 40 años de la compañía. Fue también el cierre brillante de la etapa que contó con el sello personal de Enzo Ferrari, fallecido un año más tarde. Y se convirtió en ícono de la deportividad por su génesis de competición, que, aun adaptada a un uso convencional, la colocó como el deportivo más veloz del planeta por aquellos tiempos.
Hasta el 21 de julio de 1987, todo lo relacionado con la F40 fue un secreto manejado exclusivamente por don Enzo y algunos pocos privilegiados, conocedores del proceso de 13 meses que duró su desarrollo. La prensa, fanáticos y el mundo entero descubrieron el mítico modelo ese mismo día durante su presentación. La F40 irrumpió entonces como el deportivo más rápido, potente y caro de Maranello, pero sobre todo con un claro destino de leyenda. A más de 30 años de aquella aparición, hoy sigue siendo una de las joyas más preciadas del planeta y cada uno de los pocos ejemplares fabricados mueve montaña de dólares ante una eventual salida al mercado.
Sólo hubo 213 F40 destinadas al mercado norteamericano. Y una de ellas, modelo 1991, saldrá a la venta entre el 13 y el 15 de agosto en un evento de la famosa firma RM Sotheby´s que la subastará a través de la web junto con ocho autos clásicos impresionantes: entre ellos, un Bugaty Type 57C Ventoux de 1937, un Jaguar XK 150 S de 1958 y un BMW M1 Procar de 1980. Por supuesto, la joya máxima del evento será la Ferrari F40, que insólitamente acarrea otro récord. En sus casi 30 años solo lleva recorridas 6.381 millas, es decir, 10.269 kilómetros.
Sus especificaciones para el mercado de los Estados Unidos la diferencian de las europeas por llevar luces intermitentes en los extremos del paragolpes delantero, un refuerzo en el paragolpes trasero, velocímetro con doble lectura (mph y km/h) y un medidor de temperatura del líquido refrigerante en grados Farenheit. En el caso de esta unidad que sale a la venta, las fotos la muestran intacta: llantas de 17 pulgadas originales y cada uno de los elementos del interior, el volante de cuero, la plancha tapizada y las butacas de fibra de carbono con cinturones y tapicería de color rojo tal cual salieron de fábrica. Por su estado y por la exquisita historia de este modelo, los organizadores de la subasta estiman que el precio de venta estará por encima del millón y medio de dólares.
En sus primeros años, la F40 fue el único auto del mundo capaz de superar los 320 km/h (200 millas por hora), producto de haber sido concebida prácticamente como un auto de carreras: se usó un chasis tubular de acero, paneles de carrocería de kevlar, capó y puertas de fibra de carbono, entre otros elementos diferenciales. La carrocería, diseñada por Pininfarina, estaba trabajada al máximo en materia aerodinámica, con un trabajo profundo en el túnel de viento. Según la marca se trataba de un “derivado extremo” de los 308 GTB y 288 GTO Evoluzione. Por eso decidieron equiparla con una evolución del motor V8 turboalimentado de éste último, y se utilizaron para su construcción materiales ligeros como el magnesio, que hasta entonces no se empelaban normalmente en un coche de producción.
De la F40 se fabricaron solamente 1.311 unidades hasta el fin de su producción en 1992. El desarrollo de su motor de 2,9 litros V8 biturbo para el proyecto había comenzado en junio de 1986, y se hicieron pruebas con potencias de hasta 650 CV, aunque finalmente se decidió producirla con un motor de 478 CV a 7.000 rpm, acompañado de una caja de cambios manual de cinco marchas. Según la marca, la F40 era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y tenía una velocidad máxima de 324 km/h.
La búsqueda de un rendimiento extremo le confirió a la F40 otra de sus características: para no superar los 1.100 kilos de peso en vacío contaba con muy poco equipamiento. No incluía, por ejemplo, equipo de audio, ni manijas convencionales en las puertas y hasta la cantidad de pintura aplicada a la carrocería se tuvo en cuenta (limitada a dos kilos). Pero le sobraban argumentos para convertirse en uno de los autos más importantes en la historia de la marca italiana.
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