Se habían unido para recuperar terreno en la pelea por los vehículos autónomos. Desde Silicon Valley, Tesla lleva una delantera que a esta altura requiere de colaboraciones y asociaciones más allá de la industria para competirle en desarrollo y, sobre todo, en tiempos. Por eso dos gigantes automotrices, como Mercedes-Benz y BMW, clásicos rivales entre los autos premium, formalizaron en 2019 una alianza para avanzar con tecnología autónoma. Aquel acuerdo estruendoso, sellado hace menos de un año, acaba de quedar trunco.
Ambos gigantes alemanes acaban de anunciar que su cooperación para desarrollar tecnología de vehículos autónomos llegó a su fin, y que cada uno seguirá por su propio camino de investigación. Aunque los directivos de ambas firmas no descartaron retomar en un futuro el sendero de la cooperación, lo concreto es que tanto BMW Group como Mercedes-Benz AG siguen trabajando de manera independiente en proyectos para una conducción altamente automatizada y ambos han logrado importantes avances.
“Junto con nuestros socios, Intel, Mobileye, FCA o Ansys, hemos desarrollado constantemente nuestra tecnología y nuestra plataforma escalable. Nuestra generación actual de tecnología tiene un potencial enorme y sostenible: con sensores extremadamente potentes y potencia informática, tenemos un sistema modular muy robusto. Hemos estado en una excelente posición durante muchos años para ofrecer la oferta adecuada a nuestros clientes”, detalló Klaus Fröhlich, miembro del Consejo de Administración de BMW AG.
Por su parte, desde Mercedes-Benz AG, Markus Schäfer, miembro del Consejo de Administración, explicó la posición de la compañía: “Nuestras habilidades se complementan muy bien con las del BMW Group, como lo demuestran los exitosos temas de cooperación. Además de la descarbonización, la digitalización es un pilar estratégico central para Mercedes-Benz. Con el fin de prepararnos para el futuro en un entorno que cambia rápidamente, actualmente estamos explorando más opciones con socios fuera del sector automotriz”.
En esta decisión influye, en parte, la crisis global desatada a partir de la pandemia por el COVID-19, que obliga a rever gastos e inversiones. Ambas automotrices, de excelente relación, en sus comunicaciones dieron a entender que no habían podido mantener discusiones detalladas para concretar avances en el proyecto común. Entonces, en función del gasto que implica la creación de una plataforma tecnológica compartida, más aún en la situación económica actual, el momento no era el adecuado para continuar con la alianza.
El horizonte del trabajo entre BMW y Mercedes no estaba lejano. Por los desarrollos que cada uno venía realizando en forma individual, los primeros resultados empezarían a verse a partir de 2021. BMW planeaba lanzar al mercado un SUV eléctrico de alta gama basado en el concept iNext, con un sistema de asistencia capaz de conducir en autopistas por sí mismo. Ese dispositivo iba a estar presente también en el nuevo Mercedes Clase S.
Para 2024, el acuerdo de los consorcios alemanes avizoraba una conducción completamente autónoma. Tesla, en Estados Unidos, los comercializa pero con resultados no del todo prometedores, dado que ya se contabilizan al menos cuatro personas muertas en accidentes que tuvieron involucrados vehículos que tenían activada la autonomía completa. Y la Unión Europea aún no habilita su comercialización.
Aunque ambas automotrices no descartaron que la interrupción de la cooperación sea sólo temporal, acaba de sumarse otro capítulo a la historia de las alianzas que nos prosperan.
SEGUÍ LEYENDO: