Si hay algo que caracterizó al mítico Renault 4 durante sus más de 30 años de historia fue su versatilidad. Popular en todos los continentes y hasta en los rincones más impensados del planeta, mostró ductilidad para usos diversos y exóticos. Desde que apareció en 1961, no sólo fue uno de los vehículos más populares durante décadas (se dejó de fabricar en 1993), sino que desfiló por numerosas películas, fue el auto de la policía francesa, de la Guardia Civil española, corrió el Rally de Montecarlo y hasta se dio el gusto, en 1979, de participar en el raid más extremo del mundo, el París-Dakar. Además, se adaptó con distintos formatos para el uso cotidiano, con una versión de carga o furgoneta identificada como 4F. Y bien podría haber ofrecido una opción más, un mini R4, un práctico city car que llegó a exhibirse, pero no a producirse.
En La Cité de l’Automobile, el museo de autos más grande del mundo, ubicado en la ciudad francesa de Mulhouse, descansa la mayor colección de clásicos del planeta. Y entre ellos está el pequeño Renault 4 Bertin, denominación que adquirió a partir del nombre de su mentor, Jean Bertin, un famoso ingeniero e inventor francés, autor de cientos de patentes, estudioso del “efecto suelo”, el “colchón de aire”, y popular en la industria ferroviaria.
Bertin desarrolló el mini R4 como solución de movilidad para las estrechas calles parisinas y ante los escasos espacios para estacionar. Consiguió presentarlo en el Salón Internacional de París, en 1969, pero el vehículo no llegó a venderse.
Su diseño partió de un Renault 4 de 1965, cuya carrocería fue dividida en tres partes y a la que luego se le suprimió la sección media, de 74 centímetros. Bertin unió después las dos partes restantes y como resultado consiguió un R4 con alrededor de tres metros de largo, en lugar de los 3,67 metros del vehículo original.
El mini Renault 4 sólo ofrecía entonces espacio para dos ocupantes, y esa podría haber sido una de las razones por las cuales no llegó a la planta de montaje. El Fiat 500, su rival de la época entre los modelos populares (otro era el Citroën 2CV), tenía un tamaño similar y permitía acomodar a cuatro personas. El R4 mini estaba equipado con el motor de 4 cilindros de 747 cm3 y 27 caballos del R 4 tradicional.
Los diferenciales del Bertin eran su notable espacio de carga en relación a sus competidores y una comodidad superior para el conductor, que podía conseguir una posición de manejo más confortable que en otros autos chicos. Además, gracias a su distancia entre ejes, reducida de 2,44 metros en el lado derecho a 1,66 metros, ofrecía un radio de giro fantástico.
Tras la negativa de Renault de fabricarlo en serie, Bertin usó su prototipo durante años como vehículo personal. El ingeniero falleció en 1975, y el mini R4 terminó confinado en un viejo garaje. A principios de los años 90 fue donado al Museo del Automóvil de Mulhouse y finalmente en 2010 un grupo de profesores y estudiantes de la escuela superior Bugatti de esa ciudad decide restaurarlo. Hoy sigue siendo atracción entre los modelos vintage más icónicos de marcas como Bugatti, Hispano Suiza o Rolls-Royce.
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