“¿Habrá vida en Marte?”.
Esa pregunta, de respuesta todavía intangible, se la hacía David Bowie en 1971 para darle nombre a una de las canciones del disco Hunky Dory, su cuarto long play. Fue elegida por el cineasta Jonathan Nolan para musicalizar un clip de 112 segundos que compendia el lanzamiento al espacio del Falcon Heavy, el cohete enviado en febrero de 2018 por SpaceX, una de las empresas del magnate Elon Musk, quien en ese viaje fue capaz de unir sus dos compañías pero, sobre todo, sus grandes pasiones: desde entonces, uno de sus autos personales, un modelo del Tesla Roadster, está en órbita conducido por Starman, un maniquí vestido de astronauta que viaja cómodamente al volante del vehículo, con su brazo izquierdo sobre el parante de la puerta.
Musk es en estos momentos una celebridad en el mundo y más allá también, a partir del exitoso viaje de la nave Crew Dragon hacia la estación espacial, que fue además la primera expedición lanzada desde Estados Unidos en nueve años. Pero antes de este suceso logrado en el trabajo asociado de SpaceX con la NASA, el magnate ya había tenido sus propias incursiones privadas. Y en una de ellas mandó a uno de sus autos.
El viaje emprendido por Starman tenía el planeta Marte como destino final. El Tesla Roadster que “conduce” el muñeco, y que se solía ver estacionado en el parking del complejo de oficinas en California, ya hizo una órbita y media alrededor del sol, desde que comenzó su travesía, el 6 de febrero de 2018. La primera vuelta completa se completó el 17 de agosto de 2019, 557 días después del despegue. Y se espera que para febrero de 2021 concrete su segundo giro en torno al astro rey.
En ese mes, además, se prevé que se encuentre en la distancia más cercana al sol, medido en 0,986 unidades astronómicas, por lo que de ese modo el Roadster estará más próximo que la Tierra. La fecha exacta en la que el descapotable estará tan cerca del sol se estima para el 22 de febrero del año próximo. Y con Starman de testigo privilegiado.
La aventura del maniquí con traje de astronauta fue apenas una muestra más de los planes de Musk. El Tesla Roadster fue el primer auto que comercializó con la marca que hoy domina las ventas mundiales de vehículos eléctricos, y fue el primero en ser puesto en órbita. Por eso no es casual que el gobierno de los Estados Unidos lo haya elegido como socio para retomar la carrera espacial, y que los trajes de los dos astronautas enviados al espacio, Bob Behnken y Doug Hurley, tuvieran los logos de la NASA y de SpaceX.
Es más: el presidente Donald Trump, a mediados de mayo, salió en defensa de la decisión de Musk de violar la cuarentena en el condado californiano de Alameda, adonde está situada la planta de Tesla, para reabrir la fábrica y reiniciar la producción, por lo que se enfrentó con las autoridades locales e incluso generó tensión con el gobernador de California.
Como si Musk estuviera destinado a romper las reglas sanitarias, el lanzamiento de la nave espacial Crew Dragon de SpaceX se realizó en medio de la pandemia por el coronavirus, lo que incluso llegó en algún momento a poner en duda la misión. Pero la NASA avanzó con el proyecto de enviar al espacio a los estadounidenses Behnken y Hurley, quienes viajaron para sumarse a la Estación Espacial Internacional, un gigantesco laboratorio de órbita en el que trabajan astronautas e investigadores de distintos países.
El magnate sudafricano aprovechó el momento de enorme expectativa generado alrededor de este lanzamiento para mostrarse junto con las autoridades aeroespaciales del gobierno estadounidense y para exhibir uno de sus autos, el Model X: en dos unidades de este SUV especialmente reformadas (las puertas traseras se abrían en forma vertical) fueron llevados los astronautas hasta el pie del cohete en la plataforma de despegue de Cabo Cañaveral.
Una aventura sobre ruedas en el espacio
Space Exploration Technologies Corp. fue fundada en 2002, después de que Musk y sus socios le vendieran a eBay la plataforma de comercio electrónico PayPal en 1.500 millones de dólares. Un año más tarde, el sudafricano le daba vida a Tesla, aunque recién en 2009 salió a la venta su primer modelo, el Roadster, un descapotable eléctrico con motor de 248 caballos y del que se vendieron cerca de 2.500 unidades.
SpaceX había dado su primer gran paso el año anterior, cuando el Falcon 1, el 28 de septiembre de 2008, se convirtió en el primer cohete de financiación privada en entrar en órbita.
Lo curioso es que, para ese entonces, el dinero que había invertido Musk en el crecimiento experimental de sus dos compañías lo había puesto casi al borde de la bancarrota. Tuvo que requerir en esos años al sustento financiero externo que apostaron por la cosecha que prometía el empresario después de seis años de siembra, tanto en Tesla como en SpaceX. Todo, sazonado con su habilidad para fomentar negocios al límite de lo legal. Y de ese modo espantó el riesgo de tener que desprenderse de una de las dos empresas.
“Podía escoger entre SpaceX o Tesla, o dividir entre ellas el dinero que me quedaba –recuerda Musk--. Fue una decisión difícil. Si dividía el dinero, quizá cerrarían ambas. Si destinaba el dinero a una sola empresa, la probabilidad de que sobreviviera sería mayor, pero eso significaría el cierre seguro de la otra”.
Y a finales de 2008, Musk se había quedado sin dinero. Empezó a buscar financiamiento porque sus empresas perdían US$ 4 millones al mes. Con ayuda de familiares, amigos y hasta empleados de la compañía, más alguna transacción mediante (recibió dinero de la venta de Dell por relaciones familiares, ya que había sido fundada por sus primos y tenía intereses allí), reunió 20 millones de dólares. Les pidió entonces a sus inversores que duplicaran el dinero y de esa forma obtuvo los 40 millones que salvaron a su emporio incipiente.
El Falcon 9 era, en 2018, la nave espacial más potente del mundo. Fue construida principalmente a partir de tres cohetes Falcon 9, también de Space X, para impulsar la cápsula en la que se encontraba el Tesla. Luego de permanecer en la órbita de la Tierra unas horas, el vehículo comenzó su viaje de más de 400 millones de kilómetros en dirección a Marte.
Cuando puso en órbita el Roadster con un muñeco, Elon Musk usó Twitter para justificar su movida: ¿Por qué Falcon Heavy y Starman? La vida no puede ser sólo solucionar un problema tras otro. Necesitamos que haya cosas que te inspiren, que te hagan sentir contento de despertarte cada mañana y ser parte de la humanidad. Por eso es que lo hicimos. Lo hicimos por vos", argumentó, en tono poético.
El Falcon Heavy, un cohete de 70 metros de alto, podía transportar una carga de hasta 64 toneladas, el equivalente a poner en el espacio cinco ómnibus de dos pisos. Su capacidad es solo superada por la aeronave Saturno V, que operó en las misiones Apolo en la década de los años 60 y 70.
“Estimamos que el Roadster Tesla seguirá en esa órbita por cientos de millones de años”, había dicho Tesla por entonces. Sin embargo, algunos especialistas objetan tal aseveración, dado que sostienen que es probable que los materiales con los que está fabricado el auto, como los de cualquier vehículo terrestre, no soporten la radiación del espacio abierto.
“Todos los compuestos orgánicos estarán sujetos a la degradación por los diversos tipos de radiación que se encontrarán allí”, señaló a la revista Live Science el experto en química molecular William Carroll, de la Universidad de Indiana. Los primeros materiales en quedar destruidos serían los revestimientos de tela y piel, después los componentes plásticos y fibra de carbono y todo aquello que no esté hecho de metal. De acuerdo a dichos pronósticos, el Tesla Roadster ya debería tener avanzado el proceso de degradación de sus partes más endebles. Pero de eso no hay certezas.
Sí se puede saber dónde están los aventureros inanimados. Hay un sitio web especial, llamado Where is the Roadster? (¿Dónde está el Roadster?) que sigue la órbita del Tesla mediante gráficos basados en cálculos y establece la ubicación en tiempo real del deportivo eléctrico en la inmensidad del espacio. De acuerdo a esta web, el vehículo está orillando los dos mil millones de kilómetros recorridos desde que fue lanzado al espacio, viajando a una velocidad de unos 9.656 km/h.
Tampoco se sabe si el Roadster y Starman llegarán a Marte. De hecho, se cree que al haber entrado en órbita alrededor del sol, ya no será posible el deseo de Musk.
Elon Musk consiguió, con el Roadster, poner el primer auto en el espacio, aunque tal vez no pueda concretar el objetivo de amartizar. Pero el magnate avanza hacia su gran proyecto: colonizar Marte. Este mismo año, en su cuenta de Twitter reveló detalles de su plan de construir una ciudad de un millón de habitantes en dicho planeta para 2050.
Dice que espera construir mil Starships -la gigantesca y supuestamente reutilizable nave espacial que SpaceX está desarrollando en el sur de Texas- en un plazo de diez años. Y, con el paso del tiempo, pretende lanzar un promedio de tres naves por día y que el viaje a Marte esté disponible para cualquiera. "Tiene que ser para que cualquiera pueda ir si quiere, con préstamos disponibles para aquellos que no tienen dinero", escribió Musk.
Habrá que esperar 30 años para ver. Y creer. Por lo pronto, parecía increíble pensar en un auto orbitando alrededor del sol. Y ahí lo tienen a Starman paseando en su descapotable y portando orgulloso una leyenda grabada en una chapa con fondo verde, por si alguien que se cruce el auto tiene dudas sobre su procedencia la lea y sepa: “Hecho en la Tierra por Humanos”.
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