Existen nombres que trascienden más allá de las propias marcas que los conciben. Se trata de denominaciones que por tradición e historia consiguen un peso específico propio y significan un agregado de valor único en cualquier catálogo de producto. Tal es el caso del nombre Vantage, presente en más de un tercio de los deportivos que Aston Martin fabricó en toda su historia.
Pero más allá de tener el copyright de la marca británica, Vantage no sólo es un icono de Aston Martin, sino que ya se convirtió en un símbolo inigualable de deportividad inglesa. Vantage, símbolo de potencia y estilo, hoy resume los más exclusivo de los deportivos ingleses, y de su exquisita historia. Esta dinastía Vantage acaba de cumplir 70 años, recorrido envidiable y desbordante de prestigio que muy pocas marcas -o nombres- de la industria pueden igualar.
La denominación Vantage apareció por primera vez en un Aston Martin en 1950, en el debut de ese año del DB2 con dicha especificación. Aquel modelo aumentaba la potencia del motor standard 2.6 de 105 CV a 125 CV, gracias al uso de carburadores más grandes y a una mayor relación de compresión. Sólo se fabricaron 250 unidades de aquel primer DB2 Vantage, actualmente una pieza de colección invaluable.
“En el stand de Earl’s Court de 1951 se exhibirán dos berlinas Aston Martin DBII, una equipada con el motor regular y otra con el motor Vantage, cuya regularidad de alta velocidad fue contundentemente demostrada en Le Mans este año y el pasado”. Así comunicaba Aston Martin aquella rutilante aparición del primer Vantage en esa Exhibición de Automóviles británica.
Una década más tarde, en 1961, aparecieron el Aston Martin DB4 y el DB4 Vantage, que se diferenciaba exteriormente por los faros y porque elevaba la potencia del motor estándar de 240 CV a 266 CV. En 1962 se lanzó el DB4 Series V Vantage, protagonista en la película “Goldfinger” de la saga de James Bond. Del DB4 Vantage con el motor opcional DB4 GT sólo se produjeron 12 unidades.
Del DB5 que apareció en 1964 se fabricaron 887 unidades, y sólo 68 fueron Vantage. Aquella versión deportiva equipaba un motor de 4 litros con dos carburadores Weber y 325 CV, 40 CV más que la berlina. Pero la rareza de aquella serie fue que incluyó versiones cabriolet: de los 123 DB5 convertibles construidos en total, sólo ocho fueron Vantage. Aún hoy, objetos de deseo prácticamente inalcanzables.
Los siguió el Aston Martin DB6 Vantage, en sus distintas versiones: Mk I y Mk II, que mantenían el motor de 4 litros y 325 CV del DB5. En 1967 apareció el DBS Vantage y en abril de 1972 del AM Vantage, que llevaba dos faros en lugar de cuatro y solo se produjeron 70 unidades. Aquel AM Vantage rompía momentáneamente con la tradición: no era el más potente de la gama, sino el que menos caballos tenía entre la oferta de Aston Martin.
Por supuesto el sendero de la máxima potencia se retomó inmediatamente, con la llegada del V8 Vantage, denominado el “primer supercoche de Gran Bretaña” y el V8 Vantage Zagato, de 380 caballos, 80 más que el V8. Aquel V8 Vantage podía superar en rendimiento a varios de los grandes súper autos de la época: Lamborghini Countach, el Ferrari 512BB o incluso el Porsche 911 Turbo.
El V8 Vantage, conocido durante todos los años de vigencia como “la joya de la corona de Aston Martin”, evolucionó constantemente hasta 1990, cuando se entregaron las últimas unidades. En la década del 90, la marca británica continuó con su ya afamada tradición deportiva y lanzó el Vantage “sobrecargado”, un deportivo grande y lujoso con motor de 550 CV que en sus diferentes versiones llegó hasta 2020.
Previamente, en 1999, había aparecido el DB7 V12 Vantage, con un motor de 420 CV desarrollado con Ford, y del que se fabricaron 2.091 unidades, la última en 2003. Ese año, se presenta en el Salón del Automóvil de Ginebra el prototipo Aston Martin AMV8 Vantage, que en 2005 se convirtió en el V8 Vantage de 380 CV (luego subió a 420 CV), del que se fabricaron unos 3.000 coches al año: esa cifra colocó al modelo como el mayor éxito de ventas en los 107 años de la marca.
En 2009, Aston Martin introdujo uno de los deportivos más icónicos y deseables de la saga Vantage: el V12, presentado en la inauguración del Centro de Diseño de la marca en su sede de Gaydon, y rápidamente exitoso por la demanda inmediata que provocó. Lo siguieron el V12 Vantage Zagato en 2012, en 2017 el Vantage de 503 CV y en 2019 el Vantage AMR, la máxima creación de la herencia Vantage. “En un mundo de taxis autónomos, Aston Martin continuará avanzando en el arte y la ciencia de la conducción de alto rendimiento”. Así la marca le dio la bienvenida a su última creación y se plantó frente a lo que viene. Por fortuna parece que la distinguida dinastía de los “deportivos de la corona” continúa.
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