Nicholas Berkeley Mason, músico, productor, escritor. O Nick Mason, a secas, el eterno baterista de uno de los grupos de rock más importantes y taquilleros de la historia, Pink Floyd. Es el único integrante de la legendaria banda británica que estuvo presente en cada uno de sus álbumes y también el creador de algunas de las composiciones más populares, como Echoes y Time, entre otras. Pero a la par de millones y millones de copias vendidas en todo el planeta durante décadas, Mason fue moldeando también su apellido ilustre en el mundo de los autos. Sobre todo entre los coleccionistas de clásicos, rubro en el que puede darse el lujo de ostentar uno de los garajes más fantásticos del planeta. Y el más envidiable del mundo del rock.
En la localidad de Cotswolds, Inglaterra, Mason atesora en un hangar unos 50 clásicos de los más valiosos de la historia automotriz, aunque se estima que por sus manos han pasado más de 300 vehículos durante los últimos 40 años. Un Olimpo en donde el baterista tiene su propia oficina y por donde desfilan infinidad de modelos, de esos con frondoso prontuario, para su restauración y disfrute.
Fuera de la música, a Mason se lo asocia inmediatamente con uno de los clásicos más codiciados, como es la Ferrari GTO. El es uno de los propietarios más famosos de esta joya, con la que suele participar en festivales de velocidad de clásicos, como Goodwood. Y como buen amigo de varios ex pilotos, no duda en compartir el volante de su tesoro con algunos privilegiados: por ejemplo, el ex Fórmula 1 Jean Alesi y los hermanos Darío y Marino Franchitti, este último casado con su hija Holly, también piloto y habitué de los eventos automovilísticos junto a su padre y su madre, Annette, la segunda esposa de Nick. La presencia de los Mason en los festivales por supuesto siempre genera gran atracción para figuras de renombre, ex pilotos, fabricantes, coleccionistas, fanáticos. Y él no duda luego en compartirlo en su Facebook personal.
Sus mejores fotos y las imágenes más emblemáticas lo muestran con su Ferrari GTO, tal como él mismo reconoce, su auto preferido. Pero también guarda en su selecto grupo de intocables un potente Bentley 4 1/2 Litre negro que perteneció durante más de 35 años a su padre. Es, tal vez, parte de la explicación de la pasión de Mason por los autos. Antes de la Segunda Guerra, cuando él era chico, su padre, Bill, trabajaba como director de documentales y rodaba películas de automovilismo para las que utilizaba el Bentley como coche-cámara.
El creciente hobby de Nick tomó su mayor impulso luego del tremendo éxito del disco The Dark Side Of The Moon, que Pink Floyd lanzó en 1973. Desde entonces, el baterista fue concretando varios de sus sueños y no tardó en engrosar su colección de clásicos. Su pasión por las carreras también lo llevó a la pista. Mason cumplió con su sueño de pequeño: debutó en la edición 1979 de la tradicional Le Mans. Ocurrió durante el proceso creativo del álbum The Wall, y lo hizo con un Lola T297. Terminó 18º y lejos de otra figura estelar: nada menos que Paul Newman, que fue segundo con su Porsche. De todas maneras, compitió en otras cuatro ediciones, hasta 1984. Sueño más que cumplido para Nick.
“Mi primer coche de banda de pago fue un Lotus Elan. Era un coche nuevo en ese momento. Su número de matrícula era 21PF, lo que me parecía muy apropiado”, contó Mason en una entrevista para Bloomberg. En su hangar también descansa un Aston Martin rojo que fue el primer auto que pudo comprarse con el dinero ganado como baterista de Pink Floyd.
Ellos se entremezclan con una Ferrari 275 Daytona amarilla de carreras, una Bugatti T35, el modelo de los años 20 que inició la leyenda de la marca, y un Jaguar D-Type con el que compitió en varias carreras de clásicos durante los años 70 y 80. Guarda también el Lola T297 de Le Mans, una Ferrari 512S y una F50 (modelo por el 50 aniversario de la marca), y una imponente LaFerrari azul, el superdeportivo híbrido presentado en 2013 por la casa de Maranello del que solo se hicieron 499 unidades. No puede faltar en esta exquisita exhibición un Porsche 962, considerado de los modelos deportivos más exitosos de toda la historia por sus éxitos en la mítica Le Mans.
“La mecánica es sencillamente... brillante. Se pueden hacer conjeturas, probarlas y desarmarlas, pero en mi caso, generalmente tengo que pedirle a otra persona que las vuelva a armar. Luego, los pequeños ajustes que haces se convierten en cosas tangibles, como vueltas más rápidas y velocidades más altas. Estoy muy agradecido de tener esta pasión por los coches”. Lo dice Nick, coleccionista y leyenda.
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